La tarde torera de Morenito de Maracay
Desde que se abri¨® de capa en el tercer Cobaleda de la tarde estuvo torer¨ªsimo Morenito de Maracay y fue una sopresa grat¨ªsima, pues de este diestro, ya muy conocido de la afici¨®n madrile?a, pod¨ªan esperarse alardes de diversa ¨ªndole, pero torer¨ªa, menos. No hab¨ªa precedentes terminates para ello. El precedente terminante, sin embargo, a partir de ahora, ser¨¢ ayer, su tarde torera, la mejor que haya cuajado el ruedo de Las Ventas.El capote de Morenito fue un aleteo continuo de arte, principalmente en las chicuelinas ce?idas, garbosas, suaves que instrument¨® a sus dos toros; en las revoleras, en las largas, en las medias ver¨®nicas. La media ver¨®nica rodilla en tierra que dio al sexto tuvo us¨ªa: parec¨ªa reproducci¨®n de las estampas de principio de siglo, y a¨²n mejor¨® el clasicismo del bello daguerrotipo pues, recogido el capote una mano, prendi¨® en sus bambas al toro, lo corri¨® templ¨¢ndolo por el di¨¢metro del ruedo y lo dej¨® en suerte frente al caballo.
Cobaleda / N ime?o, J
A. Espl¨¢, Morenito de MaracayCinco toros de Manuel S¨¢nchez Cobaleda y quinto, sobrero de Terrubias: con trap¨ªo, manejables, flojos. Nime?o II tres pinchazos bajos, otro en el brazuelo y estocada trasera baja (silencio); estocada corta baja (silencio). Juan Antonio Espl¨¢: estocada corta y dos descabellos (algunas palmas); pinchazo y estocada ladeada (silencio). Morenito de Maracay: buena estocada (oreja); estoconazo (oreja y petici¨®n de otra). Sali¨® a hombros por la puerta grande. Plaza de las Ventas, 2 de agosto.
El p¨²blico de Madrid se puso en pie entonces y ovacion¨® al torero con la misma fuerza y la misma emoci¨®n que en pasados fastos a maestros consumados. Pues el p¨²blico de Madrid no tiene prejuicios, ni gu¨ªan paisanajes, y lo mismo le canta glorias a un veterano del foro que a un venezolano de color, si interpretan el toreo con arreglo a los m¨¢s puros c¨¢nones de la tauromaquia.
Torer¨ªa
Qu¨¦ transfusi¨®n de torer¨ªa le haya hecho ¨²ltimamente a Morenito de Maracay su apoderado, Luis ?lvarez, constituye un misterio. El hecho cierto es que Morenito la llevaba ayer en la masa de la sangre y le rezumaba en los lances dichos, pero tambi¨¦n en la brega, en la lidia perfecta que dio a sus toros. Por supuesto tambi¨¦n en los pares de banderillas, de los cuales dos al quiebro fueron sencillamente sensacionales. Y en el toreo de muleta, mucho m¨¢s cuando ejecutaba el natural que el redondo; mucho m¨¢s a¨²n en los pases de pecho, en los cambios de mano, en las trincherillas, en los desplantes.Alguna nubecilla deb¨ªa tener la luminosa tarde torera de Morenito de Maracay -nada es perfecto-, y fue la escasa construcci¨®n de sus faenas, consecuencia de un barroquismo innato en el diestro, que moderar¨¢ en cuanto su apoderado le haga la segunda transfusi¨®n. Se trata de su propensi¨®n a torear sin unidad, por todo el ruedo; a ponerse retador en mitad de las tandas, apabullando al toro brazos en alto, como si fuera el coco. Al verle as¨ª de farruco, los toros se llevan unos sustos de muerte. De cualquier forma Morenito iba ayer a por todas, inclu¨ªda la hora de la verdad o suerte suprema, y la consum¨® manejando brillantemente la bella tizona de acero toledano, con la que fulmin¨® a los Cobaleda por el hoyo de las agujas, marcando limpia, pausada, honradamente los tiempos del volapie.
Los Cobaleda fueron una preciosidad, paradigma del toro de lidia, que no requiere arrobas, sino el trap¨ªo inconfundible del ejemplar serio y bien rematado, empezando por las bien desarrolladas y astifinas defensas. Casi todos se dejaron torear.
Juan Antonio Espl¨¢, que se alivi¨® en banderillas y prendi¨® baj¨ªsimos los pares, con la muleta marc¨® alg¨²n apunte de su buena clase pero no se decidi¨® a fajarse con los toros. Otro tanto le ocurri¨® a Nime?o Il (m¨¢s seguro en banderillas, en cambio) s¨®lo que ni siquiera marc¨® apuntes de buena clase. El ejemplo de Morenito no les vali¨® tampoco. Es una pena, pero parec¨ªan de la cuadrilla: tan poca ambici¨®n demostraron Espl¨¢ y Nime?o, tan seguro, artista y torero estuvo el diestro venezolano de color.
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