El toro fumado
B. Cubero / Buend¨ªa, Espl¨¢, Mendes, OlivaENVIADO ESPECIALLa pregunta es: ?Un toro come hierba o se la fuma? La pregunta no es balad¨ª. La pregunta se hace en virtud del comportamiento de los toros en el ruedo de Bilbao, en otras plazas, ayer, anteayer, desde que empez¨® la temporada, la anterior, a?os atr¨¢s.
Los toros de la ganader¨ªa de Ben¨ªtez Cubero fueron todos flojos, salvo los dos primeros, no es que se cayeran (aunque se ca¨ªan); es que perd¨ªan el sentido de la orientaci¨®n, las ganas de vivir y hasta el oremus.
Los toros de Ben¨ªtez Cubero eran unos ejemplares de irreprochable trap¨ªo, es decir, que no hac¨ªan sospechar su claudicaci¨®n perniciosa en cuanto plantaran la pezu?a sobre el negro redondel bilba¨ªno.
Toros de Ben¨ªtez Cubero, de gran trap¨ªo, inv¨¢lidos
Luis Francisco Espl¨¢: pinchazo hondo (silencio); pinchazo, estocada ca¨ªda y descabello (ovaci¨®n y salida a los medios). V¨ªctor Mendes: estocada (silencio); dos pinchazos y bajonazo (silencio). Emilio Oliva: bajonazo (oreja); bajonazo (ovaci¨®n y saludos). Un toro desmochado de Andr¨¦s Ramos para el rejoneador Javier Buend¨ªa (silencio). Plaza de Bilbao, 21 de agosto. Sexta corrida de feria.
Menos a¨²n hac¨ªa sospechar que la corrida saldr¨ªa as¨ª de loca cuando los dos primeros soportaron lidia plena y el segundo un puyazo trasero que le horad¨® un boquete como el cr¨¢ter del Teide. Los restantes, curioso contraste, fueron de mal en peor y el ¨²ltimo ya lleg¨® a suscitar un esc¨¢ndalo porque rodaba continuamente por la arena.
Tercios simulados
Los tercios de varas se simularon, y el presidente se hac¨ªa el serio, para lo cual no cambiaba el tercio hasta que el animalito hubiera acudido tres veces al caballo.
La seriedad que el presidente no aparenta para el reconocimiento de las reses, para las orejas, para los avisos, la suple sin embargo en los tercios de varas que no existen. Es gracios¨ªsimo el presidente de la plaza de Bilbao. Pero al p¨²blico no debe hacerle tanta gracia pues ayer lo despidi¨® con un broncazo formidable.
Sal¨ªan los toros veloc¨ªsimos y codiciosos, que parec¨ªa se iban a comer el mundo, y a los dos minutos de reloj -dos- ya eran otros: los fumados.
Lo mismo sucedi¨® la tarde anterior con los Buend¨ªa y as¨ª sucede siempre. Cualquiera puede hacer la prueba, excepto el presidente, que no usa reloj.
Tambi¨¦n como sucede siempre, el toro desmochado de rejones no se ca¨ªa, ni estaba fumado, ni nada. El rejoneador lo banderille¨® sin brillantez.
M¨¢s tarde ocup¨® la palestra bilba¨ªna el diestro Luis Francisco Espl¨¢ y lo hizo mejor y m¨¢s r¨¢pido, sin necesidad de caballo. Espl¨¢ tuvo una tarde torer¨ªsima, lidiadora, inspirada, lo mismo en la brega con el capote que en las faenas de muleta, en las que emple¨® suertes variadas para someter las inciertas embestidas. Por supuesto que tambi¨¦n en banderillas: ofreci¨® tercios interesant¨ªsimos por la facilidad y majeza con que paraba o corr¨ªa, a los toros, haciendo gala de un asombroso conocimiento de sus querencias.
Mendes banderille¨® con eficacia y la incierta condici¨®n de sus toros le oblig¨® a abreviar. Oliva recibi¨® al tercero con largas cambiadas, empez¨® la faena de rodillas con un afarolado, de rodillas la termin¨® tambi¨¦n y, entre medias, dio pases acelerados, pues el toro se le quedaba en la suerte. El sexto estaba mas fumado que ninguno y el joven matador s¨®lo pudo aprovechar un segundo en que no se ca¨ªa, para pegarle un bajonazo. Se ignora si es legal pegarle bajonazos al toro que fuma o son de aplicaci¨®n otros correctivos menos severos.
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