Los di¨¢logos de Ruiz Miguel
H. Pl¨¢ / Ruiz Miguel, T. Campuzano, CancelaRuiz Miguel estaba anunciado ayer en Colmenar, pero no tore¨®: se dedic¨® a dialogar con todo el mundo. Empez¨® por el presidente, Juan Lamarca, al no concederle ¨¦ste los cambios en el primer tercio despu¨¦s de un solo puyazo. Ruiz Miguel se enfad¨® con ostentosos gestos, respondidos m¨¢s sobriamente por Lamarca. El diestro dialog¨®, o abronc¨® a sus peones y picadores en cuanto cometieron las m¨¢s m¨ªnima pifia.La dial¨¦ctica del gaditano aumentaba cuando la dirig¨ªa al p¨²blico, con sus miradas lastimeras que tanto prodiga. Intentaba justificar la imposibilidad de hacer algo con sus toros, lo que el p¨²blico no se cre¨ªa, respondi¨¦ndole con mayor inquina al espada. Porque los toros de Hern¨¢ndez Pl¨¢, con unas arboladuras enormes, carec¨ªan de casta y presentaban problemas, pero no eran imposibles. Qu¨¦ diferentes a aquel legendario Capit¨¢n que asombr¨® en Las Ventas en 1979. Sus hermanos de ayer, no eran, en bravura, ni cabos furrieles reenganchados.
Toros de Hem¨¢ndez Pl¨¢ bien presentados, cornalones y astifinos, mansos
Ruiz Miguel: pitos; bronca. Tom¨¢s Campuzano: ovaci¨®n; oreja. Luis Cancela: vuelta con protestas; silencio.Plaza de Colmenar, 29 de agosto. Primera corrida de feria.
Tanto dialog¨® Ruiz Miguel que se olvid¨® de torear y lidiar adecuadamente y como correspond¨ªa a sus dif¨ªciles enemigos. El cuarto, negro bragao meano, ten¨ªa toda la estampa de l¨¢mina antigua: enmorrillado, con el corpach¨®n de caja ancha y con unos pitones que rasgaban las nubecillas que enmara?aban el bello cielo serrano. No s¨®lo Ruiz Miguel no tore¨® sino que tambi¨¦n se dej¨® a las puertas del pueblo su eterno pundonor y profesionalidad. Ya se sabe que el mejor maestro echa un borr¨®n.
Tom¨¢s Campuzano, con el segundo, abufalado y playero, tampoco se dedic¨® a sus di¨¢logos y sonrisas dirigidas al cotarro. Le lidi¨® con prontitud y acab¨® echando el bofe. En el otro, negro entrepelao, ya se vi¨® al Tom¨¢s Campuzano simp¨¢tico, bullidor, que torea despegado y ventajista. A¨²n as¨ª lig¨® un par de redondos, lentos y con la cadenciosidad del temple. Despu¨¦s se volc¨® en la estocada y obtuvo el ¨²nico trofeo. En ¨¦ste toro destac¨® Ricardo Rey, subalterno de Cancela, en dos oportunos quites en banderillas.
Y si dos veteranos y expertos toreros como Ruiz Miguel y Tom¨¢s Campuzano sudaron y se las vieron fatal para acabar con sus enemigos, ?qu¨¦ no iba a ocurrir con el poco placeado Luis Cancela?. No obstante, el colmerane?o anduvo aseado con el tercero, apuntando alg¨²n detalle de clase en ver¨®nicas y pases de pecho. Al ¨²ltimo lo lidiaron fatal y el modesto Cancela nada pudo hacer.
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