Turqu¨ªa: un refer¨¦ndum para la normalizaci¨®n
Los votantes turcos tienen en su mano la posibilidad de acabar con uno de los ¨²ltimos vestigios del golpe del 12 de septiembre de 1980. El pr¨®ximo 6 de septiembre, est¨¢n llamados a pronunciarse en refer¨¦ndum sobre el levantamiento o no de un art¨ªculo provisional de la Constituci¨®n de 1982 que proh¨ªbe participar hasta 1992 en la pol¨ªtica activa a los dirigentes de los partidos anteriores a la intervenci¨®n militar. Turqu¨ªa hace tiempo que dej¨® de ser una dictadura, pero est¨¢ lejos de ser una democracia plena. Cada d¨ªa que pasa, se conquista una parcelita m¨¢s de libertad, superando incluso los l¨ªmites de una legislaci¨®n en la que es a¨²n muy visible la tutela militar. Pero las libertades sindical, de prensa y pol¨ªtica no est¨¢n totalmente garantizadas, y el dossier turco sobre derechos humanos resulta a¨²n estremecedor, aunque mejore.
En el camino hacia la normalizaci¨®n, el refer¨¦ndum es un paso clave. Lo que est¨¢ en juego es que los principales exponentes de la situaci¨®n que forz¨® a los militares a tomar el poder por tercera vez en 20 a?os puedan presidir abiertamente partidos pol¨ªticos y, eventualmente, ser de nuevo primeros ministros.
En la lista de los proscritos hay dos nombres ilustres: el socialdem¨®crata Bulent Ecevit, de 62 a?os, y el conservador Suleim¨¢n Demirel, de 63. Este ¨²ltimo era jefe de Gobierno el d¨ªa del golpe. Ecevit lo fue antes. Ambos estuvieron en el poder en los a?os finales de la d¨¦cada de los setenta, cuando Turqu¨ªa era casi ingobernable y el terrorismo de izquierda, de derecha e isl¨¢mico convirtieron el pa¨ªs en un campo de batalla.
El primer ministro, Turgut Ozal, de 59 a?os, sabe que Demirel -l¨ªder aut¨¦ntico, aunque no oficial, del conservador Partido de la Recta V¨ªa (PRV)- ser¨ªa un rival de peso en la disputa del espacio de derecha, donde, seg¨²n todos los indicios, est¨¢n actualmente la mayor¨ªa de los votos. Su Partido de la Madre Patria (PMP), una especie de UCD a la turca cuyo principal aglutinante es el propio Ozal, puede tener dificultades para seguir en el poder si el sult¨¢n entra en liza.
El camino de la izquierda
Por la izquierda, el peligro parece menor, porque Ecevit, sumido en una particular lucha por recuperar las ra¨ªces populares de la socialdemocracia turca, no est¨¢ dispuesto a hacer posible una alternativa de izquierdas para la que s¨®lo hay un camino: la uni¨®n de su Partido de Izquierda Democr¨¢tica (que ahora le administra su esposa, Rashan) con el Partido Populista Socialdem¨®crata, que preside Erdal Inonu, de 61 a?os, hijo de Ismet Inonu, compa?ero inseparable del padre de los turcos, Mustaf¨¢ Kemal. Da la impresi¨®n de que Ozal cumple con convocar el refer¨¦ndum y que ahora quiere que triunfe el no. No lo pide claramente, pero es el mensaje que vende cuando recuerda que las proscripciones figuran en una ley fundamental que vot¨® m¨¢s del 90% de la poblaci¨®n. Se cuida de decir que la consulta se celebr¨® bajo estado de sitio y con prohibici¨®n estricta de defender el no.
El primer ministro pone en el escaparate la nueva Turqu¨ªa, la pacificada y desarrollista (que no desarrollada), la de la televisi¨®n en color, la de la liberalizaci¨®n econ¨®mica y la candidatura a la Comunidad Europea. Y Demirel le opone la Turqu¨ªa de siempre y se esfuerza es demostrar que Ozal ha construido una Turqu¨ªa de los capitalistas en la que el hombre de la calle vive cada d¨ªa peor, azotado por el desempleo y la inflaci¨®n. Ambos, en el fondo, venden lo mismo. Por eso quieren parecer distintos.
Ozal tiene la televisi¨®n a su servicio. Demirel y Ecevit est¨¢n excluidos porque siguen fuera de la ley. Inonu predica el s¨ª con una falta de entusiasmo que se explica por sus diferencias con Ecevit. En tales circunstancias, el triunfo del s¨ª no es tan seguro como pudiera pensarse, aunque sea lo m¨¢s probable. El 6 de septiembre se vota tambi¨¦n hacia adelante, hacia las pr¨®ximas legislativas, que pueden estar muy cerca.
?Y el Ej¨¦rcito? El presidente, el general Kenan Evren, cabeza del golpe de 1980, no se ha opuesto al refer¨¦ndum. Y los otros hombres de uniforme, con algunos matices, se mantienen al margen. Un s¨ªntoma de que, una vez m¨¢s, han decidido dejar que los pol¨ªticos administren un pa¨ªs que consideran su propiedad privada. Siempre pueden volver a tomar riendas.
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