Un vigilante jurado result¨® muerto al evitar un atraco en una sucursal del Banco Central
Luis Fernando Dom¨ªnguez Garc¨ªa, de 25 a?os de edad, vigilante jurado, result¨® muerto ayer en la sucursal del Banco Central de la calle del Marqu¨¦s de Urquijo, n¨²mero 36, cuando intent¨® evitar el atraco perpetrado por tres individuos. El vigilante consigui¨® sacar su arma y herir gravemente a uno de los atracadores, a¨²n sin identificar. Un cliente result¨® alcanzado por un disparo en una pierna, y un empleado de caja result¨® tambi¨¦n herido leve. Los otros dos asaltantes consiguieron huir en la confusi¨®n.
El atraco se llev¨® a cabo aproximadamente a las once de la ma?ana. Este peri¨®dico pudo hablar con Fernando Madera Marcos, el cajero de la sucursal, cuando, a las 14.30, sal¨ªa del servicio de urgencias del hospital Cl¨ªnico, cojeando levemente: "El atraco fue muy r¨¢pido y el tiroteo lo tengo muy confuso", afirm¨®. "Entraron dos hombres al banco, los dos de unos 30 a?os, bien vestidos, uno con chaqueta y otro con una cazadora. Uno de ellos se acerc¨® a la caja y dijo que quer¨ªa abrir una cuenta corriente. Yo le indiqu¨¦ d¨®nde ten¨ªa que hacer la gesti¨®n, y cuando iba para all¨¢ le vi que se llevaba la mano a la cintura como si buscara algo. Aquello me pareci¨® sospechoso y le hice una se?al al vigilante jurado, que se puso en guardia. Luego ya no s¨¦ m¨¢s. Empezaron a sonar disparos y no recuerdo nada con detalle. Creo haber visto c¨®mo otro de los atracadores saltaba el mostrador y cog¨ªa dinero de la caja".Las versiones de otros empleados apuntan a que primero entr¨® un solo atracador, que vio d¨®nde estaba situado el vigilante, y entonces hizo una se?a a los otros dos c¨®mplices. El vigilante jurado, alertado por el cajero, debi¨® dirigirse hacia el hombre y entonces ¨¦ste sac¨® su arma y comenz¨® a disparar. Luis Fernando Dom¨ªnguez recibi¨® un tiro en el t¨®rax, pero tuvo tiempo de disparar y herir gravemente a uno de ellos.
Los otros dos atracadores dispararon tambi¨¦n. Los empleados y clientes se arrojaron al suelo asustados, y hablan de haber o¨ªdo unos 10 o 12 disparos. Un cliente, Jos¨¦ Mart¨ªnez Pinillos, result¨® herido de un disparo en un muslo. El propio cajero result¨® tambi¨¦n con fuertes rasponazos en una pierna, aunque ¨¦l mismo afirmaba ayer que no sab¨ªa muy bien si eran producto de alg¨²n disparo que le roz¨® o de haberse enganchado la pierna en algo.
Los dos atracadores que resultaron ilesos huyeron r¨¢pidamente. Los heridos fueron trasladados inmediatamente. El vigilante, el cliente y el cajero, al hospital Cl¨ªnico, y el atracador, a la cl¨ªnica de la Concepci¨®n. Uno de los atracadores huidos se llev¨® la pistola del vigilante jurado, una Llama calibre 38 especial, mientras que el arma utilizada por el asaltante herido quedaba en el suelo y era luego recuperada por la polic¨ªa.
En el hospital Cl¨ªnico los m¨¦dicos aplicaron masajes cardiacos a Luis Fernando Dom¨ªnguez, que hab¨ªa perdido mucha sangre, pero todo fue in¨²til. Muri¨® a los pocos minutos. Dom¨ªnguez llevaba trabajando cerca de dos a?os en la empresa de seguridad Candi, SA, y seg¨²n un directivo de la misma, de apellido Rivas, era un hombre templado y con experiencia en ese tipo de trabajo. En la sucursal del Banco Central llevaba s¨®lo dos d¨ªas, supliendo las vacaciones de un compa?ero.
Una suplencia fat¨ªdica
El vigilante muerto se hab¨ªa casado hac¨ªa apenas dos meses, con Blanca Cabrero. Su cad¨¢ver fue depositado en el velatorio n¨²mero 3 del hospital' adonde llegaron su mujer, su padre y uno de sus dos hermanos. Un grupo de compa?eros de la empresa que estaban all¨ª, muy afectados, impidieron a los periodistas que hablaran con la familia. Fuertes sollozos se o¨ªan a trav¨¦s de la mampara de madera que separan los velatorios del pasillo.
. Aproximadamente a las dos de la tarde Reg¨® al hospital una mujer joven, cu?ada del fallecido. La mujer no conoc¨ªa todav¨ªa la muerte del vigilante. Pregunt¨® por ¨¦l, y un enfermero, sin ninguna delicadeza, le dijo: "Est¨¢ en el velatorio". La mujer se qued¨® un instante paralizada de estupor, rompi¨® a llorar y sali¨® corriendo hacia all¨ª.
Mientras tanto, en la quinta planta, Mart¨ªnez Pinillos estaba siendo intervenido para extraerle una bala del muslo. Aunque la herida es de consideraci¨®n, no reviste gravedad. A las 14.30 sal¨ªa del hospital el tercer herido, el cajero Fernando Madera.
Fuentes de la cl¨ªnica de la Concepci¨®n declararon, hacia las 11 de la noche, que el atracador, que hab¨ªa sido intervenido a primeras horas de la tarde, continuaba en estado grave. Hacia las 10 de la noche, un portavoz de la Jefatura Superior de Polic¨ªa asegur¨® que el delincuente todav¨ªa no hab¨ªa sido identificado.
La pol¨¦mica de los vigilantes
El tiroteo producido en el asalto a la sucursal del Banco Central reaviv¨® ayer la pol¨¦mica sobre la conveniencia de utilizar vigilantes jurados, l¨®gicamente armados, en los bancos. Las secciones sindicales del Banco Central de UGT y CNT declaraban ayer que los bancos prefer¨ªan a los vigilantes jurados porque sus servicios eran m¨¢s baratos que dotar a cada sucursal de medidas de seguridad pasiva, como arcos de detectores de metales, cristales blindados o esclusas de accesos en las entradas. "La existencia de vigilantes evita muchos atracos, que no llegan ni siquiera a intentarse. Sin embargo, cuando el atraco se produce es habitual que desemboque en tiroteos que ponen en peligro la vida de las personas, incluyendo empleados y clientes", argumentaban los sindicalistas.De hecho, la sucursal asaltada ayer hab¨ªa sufrido cinco atracos en los ¨²ltimos a?os. En los tres primeros, sin vigilantes jurados, no hubo heridos. Los dos ¨²ltimos, el de ayer y otro ocurrido hace dos a?os, han sido sangrientos. En el de hace dos a?os result¨® herido el cajero de un balazo en el cuello; aunque no muri¨®, el hombre se vio tan afectado ps¨ªquicamente que pidi¨® su traslado a las oficinas centrales y, poco despu¨¦s, la jubilaci¨®n anticipada.
El propio jefe de personal del Banco Central, Jes¨²s Basanta, que acudi¨® al lugar de los hechos, reconoci¨® que la vigilancia armada incrementaba mucho la peligrosidad de los atracos que finalmente se llevaban a cabo. Un directivo de la empresa de seguridad Candi, de apellido Rivas, reconoci¨® tambi¨¦n la mayor peligrosidad, pero destac¨® que en las sucursales con servicio de vigilantes el n¨²mero de atracos disminu¨ªa mucho con relaci¨®n a las restantes.
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