Los Juegos Mediterr¨¢neos se han convertido en una cita de inter¨¦s pol¨ªtico
Los Juegos Mediterr¨¢neos se inician hoy en la localidad de Latakia (Siria). La d¨¦cima cita de los pa¨ªses ribere?os, que se extender¨¢ hasta la clausura el d¨ªa 25, se presenta, a¨²n m¨¢s esta vez, con un inter¨¦s pol¨ªtico mucho mayor que el bajo deportivo.
Las diferencias de calidad entre los pa¨ªses europeos y los africanos o asi¨¢ticos han ido en aumento, y para los primeros ni siquiera compensa como prueba de preparaci¨®n para sus atletas promesas. Si las representaciones son numerosas, s¨®lo es por el cumplido diplom¨¢tico debido al anfitri¨®n y al resto de pa¨ªses ¨¢rabes.Espa?a, hace a?os, cuando se iniciaron los Juegos Mediterr¨¢neos, que ahora llegan a su d¨¦cima edici¨®n, ten¨ªa incluso unas magn¨ªficas referencias para participar. En 1951 (Alejandr¨ªa Barcelona (1955), Beirut (1959 N¨¢poles (1963), T¨²nez (1967) Esmirna (1971), Francia, Italia Yugoslavia, especialmente, era potencias ante las que una medalla val¨ªa su peso en oro.
Pero con el paso del tiempo tal vez a partir de Argel, en 1975 o de Split, en 1979, se not¨® ya el desinter¨¦s por una competici¨®n que llega tarde en la temporada que no va a ofrecer precisamente un premio importante por gana a rivales mediocres. El ¨²ltimo ejemplo de Casablanca, en 1983 fue ya evidente. Laura Mu?o gimnasta de nivel aceptable, pero no grandioso, fue proclamada la reina. En Latakia puede volver a suceder lo mismo, pero ser¨¢ nuevamente enga?oso en un mundo del deporte donde la valoraci¨®n se hace, realmente, en campeonatos del mundo o europeos de cada especialidad, y en los Juegos Ol¨ªmpicos. Y Laura Mu?oz es muy dificil que roce una medalla en ellos.
Falta de motivaci¨®n
Buena prueba de esta falta de motivaci¨®n es el esfuerzo que han debido hacer federaciones como las de baloncesto o atletismo para reclutar jugadores y atletas. En el primero se ha salido del paso con un equipo de promesas (algunas de 25 a?os cumplidos), y en el segundo, repescando a los que no fueron a los Mundiales de Roma, junto a alguno de los participantes all¨ª que no han tenido una temporada especialmente sobrecargada. Jos¨¦ Alonso Valero, Carlos Sala y Abel Ant¨®n son las puntas de lanza, pero todos con el cartel para una ocasi¨®n de segunda categor¨ªa. En balonmano, otro deporte con buen nivel en Espa?a, va el equipo j¨²nior.Con ello, el problema curioso que se plantea en los Juegos Mediterr¨¢neos es que, al final, las medallas, si se ganan, aunque sean muchas, estar¨¢n devaluadas, y si no se logran, el fracaso ser¨¢ mayor. No es s¨®lo el dilema de Espa?a, sino tambi¨¦n de pa¨ªses, importantes, como Italia y Francia.
Los Juegos Mediterr¨¢neos, aunque sea apenas sin contrarios, se suelen reducir ya a la atracci¨®n que convocan figuras aisladas, algunas obligadas a participar, como puede ser el caso del marroqu¨ª Said Auita.
Otro ejemplo de la politizaci¨®n de los Juegos Mediterr¨¢neos, pero unido a su nivel deportivo, es la participaci¨®n excepcional de Albania, aunque no sea miembro del comit¨¦ internacional de los mismos. Pa¨ªs aislado hasta hace poco tiempo, incluso en deportes, encuentra en una competici¨®n de nivel discreto la mejor apertura para foguearse.
La pol¨ªtica volvi¨® a presidir hasta la votaci¨®n del mi¨¦rcoles para elegir la nueva sede en 1991. La teor¨ªa es favorecer al m¨¢s d¨¦bil, porque es el ¨²nico que como anfitri¨®n puede provocar inter¨¦s local. Grecia gan¨® por 32 votos a 26 a la regi¨®n francesa de Languedoc-Rousillon, que aspiraba tambi¨¦n a la organizaci¨®n. Para compensar a los franceses se eligi¨® a Claude Collard como presidente del comit¨¦ ejecutivo.
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