El acuerdo con la Uni¨®n Sovi¨¦tica permite a Reagan recuperarse del desastre del 'Irangate'
Ronald Reagan, hace s¨®lo unas semanas pr¨¢cticamente desahuciado por el esc¨¢ndalo del Irangate y destinado a un triste e inoperante final de su presidencia, se sit¨²a sorprendentemente de nuevo en la cresta de la ola gracias al anuncio de la firma, este oto?o, del primer acuerdo de destrucci¨®n de armas de la historia nuclear. "Eran propuestas nuestras que la URSS ha aceptado, y no ceder¨¦ en luchar por mejorar el comportamiento de los sovi¨¦ticos en los conflictos regionales y en derechos humanos", dijo ayer el presidente por radio a sus conciudadanos. "No sacrificar¨¦ el programa de defensa espacial", a?adi¨®. La Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI), conocida como guerra de las galaxias, es uno de los principales puntos de fricci¨®n entre ambas superpotencias.
Los norteamericanos, que olvidan pronto, volver¨¢n a arropar a su presidente ante su tercera cumbre con Gorbachov. La dura batalla de pol¨ªtica interna que Reagan est¨¢ librando por la nominaci¨®n del juez del Tribunal Supremo Richard Bork tambi¨¦n puede verse beneficiada. La ratificaci¨®n del tratado por el Senado coincidir¨¢ con las primarias presidenciales. Y ya se habla de tina posible cuarta cumbre, para la que Reagan viajar¨ªa a Mosc¨², con objeto de pactar una reducci¨®n de los misiles estrat¨¦gicos (de largo alcance).Aunque quedan importantes problemas por resolver entre las superpotencias -el principal es la suerte de la SDI-, este presidente de origen irland¨¦s con suerte, cuyo pasatiempo favorito es contar chistes antisovi¨¦ticos, ha vuelto a sorprender a los 76 a?os a los observadores, que le consideraban condenado a languidecer impotente esperando a las elecciones de noviembre de 1988.
Reagan, dej¨¢ndose aconsejar por su esposa, Nancy, y por un grupo de asesores pragm¨¢ticos, entre los que destacan el secretario de Estado, George Shultz, y su jefe de gabinete, Howard Baker, ha sido capaz de hacer aceptar a Mosc¨² un tratado ventajoso para EE UU aparentemente sin concesiones. "No sacrificar¨¦ el programa de defensa espacial", afirm¨® ayer el presidente en su alocuci¨®n radiof¨®nica semanal.
Lo que m¨¢s ha sorprendido a los negociadores norteamericanos han sido los indicios de una nueva flexibilidad sovi¨¦tica sobre el sistema de defensa espacial, que aceptar¨ªa la investigaci¨®n y algunas pruebas, negociadas previamente, de sus componentes en el espacio. Probablemente porque son conscientes de que Reagan no lo abandonar¨¢. "Es un mal programa", dijo el ministro de Exteriores de la URSS, Edvard Shevardnadze, "pero probablemente es imposible persuadir a la Administraci¨®n norteamericana de ello. Por tanto, insistimos en una opci¨®n m¨ªnima". El Pent¨¢gono, que ha esperado al Rnal de las negociaciones de Washington, anunci¨® el s¨¢bado una aceleraci¨®n de la investigazi¨®n y las pruebas de la guerra de las galaxias horas despu¨¦s de que el Senado votara en sentido contrario.
Discrepancias de Kissinger
Pocas voces se han elevado a¨²n contra el acuerdo, pero s¨ª, parad¨®jicamente, una significativa, la de Henry Kissinger, uno de los padres de la pol¨ªtica de distensi¨®n. El ex secretario de Estado considera "peligroso" el tratado para destruir los misiles de corto y medio alcance en Europa y cree que provocar¨¢ la desvinculaci¨®n del compromiso de defensa de EE UU del Viejo Continente, ibandonado a una inferioridad en armas convencionales frente al Pacto de Varsovia.
Ronald Reagan, a falta de unos detalles sobre verificaci¨®n y plazos de desmantelamiento, puede firmar con Mijail Gorbachov -en Washington se habla le la semana del 15 al 21 de noviembre- el primer acuerdo importante de control de armas desde el SALT 2, rubricado en Viena en 1979 por Jimmy Carter y Leonid Breznev. Si es ratificado por el Senado, como parece probable, ser¨ªa el primero desde hace 15 a?os, en plena distensi¨®n, cuya atm¨®sfera vuelve a revivirse tras las negociaciones de esta semana entre George Shultz Edvard Shevardnadze.
El jefe de la diplomacia de la URSS ha hablado del "comienzo de una nueva fase en las relaciones" entre los dos poderes rivales, y Shultz, de que "Ias cosas han cambiado enormemente". Dos s¨ªmbolos de esta nueva atm¨®sfera de mayor confianza y de compromiso: Shevardnadze pidi¨® inmediatamente perd¨®n por el tiroteo contra un sargento norteamericano por soldados sovi¨¦ticos en Alemania Oriental, y se ha establecido un mecanismo de contacto permanente en Mosc¨² para resolver problemas de derechos humanos.
La combinaci¨®n de un Gorbachov necesitado de un respiro internacional para dedicarse a reanimar un sistema moribundo y un Reagan pragm¨¢tico capaz de abandonar su dogmatismo en beneficio de un ¨¦xito de pol¨ªtica exterior que restaure su brillo perdido en los ¨²ltimos 16 meses que le quedan en la Casa Blanca han logrado un resultado por el que pocos apostaban.
Hace s¨®lo unos meses se daba por descontado que Gorbachov cejaba en sus esfuerzos por negociar con esta Administraci¨®n y preferir¨ªa esperar al nuevo presidente. Pero, convencido de que las haza?as de los North, Casey y Poindexter no se cobraban el cad¨¢ver pol¨ªtico de Reagan, ha preferido pactar con ¨¦l. Si el presidente, tan ultraconservador, Iogra la ratificaci¨®n del tratado sobre los euromisiles, se crea una din¨¢mica de reducci¨®n de armas que forzosamente deber¨¢ proseguir el siguiente inquilino de la Casa Blanca, sea dem¨®crata o republicano.
En una segunda fase se puede poner coto al SDI, bloqueando eventuales avances tecnol¨®gicos de EE UU a cambio de una reducci¨®n del 50% de los arsenales de cohetes intercontinentales basados en tierra, que tanto preocupan a los norteamericanos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Declaraciones prensa
- Edvard Shevardnadze
- Guerra fr¨ªa
- Caso Ir¨¢n-Contra
- Tratado SALT
- Espacio a¨¦reo
- Escudo antimisiles
- Ronald Reagan
- ISD
- Tr¨¢fico armas
- URSS
- Seguridad a¨¦rea
- Ej¨¦rcito aire
- Orden p¨²blico
- Pol¨ªtica defensa
- Seguridad ciudadana
- Tratados desarme
- Fuerzas armadas
- Bloques pol¨ªticos
- Armas nucleares
- Bloques internacionales
- Estados Unidos
- Delitos orden p¨²blico
- Armamento
- Partidos pol¨ªticos