Antijud¨ªos
Despu¨¦s de leer los art¨ªculos claramente antijud¨ªos del periodista judeo argentino Jacobo Timerman y de la periodista espa?ola Maruja Torres, quiero ayudar, siPasa a la p¨¢gina siguiente
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es posible, a la reflexi¨®n desapasionada del controvertido y actual¨ªsimo tema de la relaci¨®n israelo-palestina. Las limitaciones de espacio de una carta impiden desarrollar este argumento, que en lo esencial es as¨ª: el Estado de Israel representa el inequ¨ªvoco esfuerzo de un pueblo, admirable por m¨¢s de un concepto, hist¨®ricamente programado e inevitable, por normalizar su situaci¨®n, su condici¨®nerrante, el espacio de la palabra mesi¨¢nica, el desarraigo secular, la custodia estable del libro. Para los sobrevivientes de la persecuci¨®n m¨¢s despiadada que el hombre nunca haya realizado, en una permanente sangr¨ªa de siglos, la eterna condici¨®n de indefenso ya no era soportable. Israel fue la morada de esa convicci¨®n y el sentido ¨²ltimo de una supervivencia casi milagrosa. El regreso a Si¨®n, el esfuerzo incre¨ªble que hicieron por florecer un desierto, la tenacidad en la construcci¨®n de un Estado definitivo fueron expresi¨®n misma de esa necesidad. La ambici¨®n era a la vez trascendente y m¨®dica: anhelaban solamente la condici¨®n de ser hombres entre los hombres. No otra cosa, pese a los profetas trasnochados, los pol¨ªticos venales o los rabinos del Gran Israel. La enorme mayor¨ªa quer¨ªa (y quiere) un lugar de convivencia en que los padres jud¨ªos pudieran ofrecer a sus hijos un espacio donde se hospedara la esperanza de un futuro no incierto. ?Qu¨¦ tiene de extraordinario o de intoxicante (Timerman dixit) que ese pueblo, ese Estado, como todos los pueblos y Estados del mundo, prefieran vencer a sus enemigos antes de verse nuevamente oprimidos y dispersados otra vez por la tierra? ?Qu¨¦ tiene de desaforado imponer una ocupaci¨®n de tierras y la censura a ser expulsados de la suya y vueltos a censurar como tantas veces en la historia? ?Qu¨¦ tiene, Maruja, de insoportable, esta decisi¨®n de vivir a toda cosa? ?Por qu¨¦ fantas¨ªa local, absurda, de negaci¨®n de la realidad, disparatada, podr¨ªa exigirse que s¨®lo ellos entre todos los hombres y despu¨¦s de la historia demoniaca que padecieron, no deber¨ªan defender con u?as y dientes su propia y al fin recuperada tierra, su refugio en la oscuridad de los siglos?... ?ste es el punto de partida para toda discusi¨®n posterior realista sobre los dos pueblos, el jud¨ªo y el palestino, ambos, con justiciero ¨¦nfasis, necesitados de un espacio soberano para vivir y morir. Termino: las estad¨ªsticas de Timerman son de una falsedad garrafal, y la m¨¢s grave es no reconocer que m¨¢s de la mitad del pueblo israel¨ª quiere la paz con los ¨¢rabes y reconoce a los palestinos el derecho a su propio Estado.-
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