El que manda es el gol
J. M. C., En la temporada 1955-1956, el director de programas de Radio Madrid, Tom¨¢s Aznar, plante¨® la posibilidad de hacer un programa dedicado a la jornada dominical de f¨²tbol que se emitiera los lunes. Boby Deglan¨¦ le replic¨® de inmediato: "?C¨®mo los lunes. Ser¨¢ los domingos, y en directo!". Gaspar Tato Cumming y Vicente Marco fueron encargados de poner en pr¨¢ctica la idea. As¨ª naci¨® Carrusel deportivo.
Con Carrusel deportivo se abri¨® un nuevo camino en la historia de la radiodifusi¨®n espa?ola que a¨²n en la actualidad, m¨¢s de 30 a?os despu¨¦s, no se hace m¨¢s que imitar. Tal y como afirma Vicente Marco, "es natural que as¨ª sea. En este tipo de programas de seguimiento de la jornada futbol¨ªstica, lo que manda es el gol. Hasta profesionales de la talla de Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa tuvieron que adaptarse a la dictadura del gol y olvidarse en este espacio de disquisiciones y florituras". Los avances de la t¨¦cnica han roto gran parte de las limitaciones existentes tradicionalmente.
Vicente Marco recuerda c¨®mo en los primeros tiempos "Bernab¨¦u manten¨ªa la teor¨ªa de que la radio pod¨ªa dejar vac¨ªos los estadios. Tard¨® cinco a?os en permitir la libre entrada de nuestros micr¨®fonos al campo".
El cronista Quilates retransm¨ªt¨ªa escondido en el retrete del vestuario de los jugadores del Atl¨¦tico de Madrid, en el estadio Metropolitano. Julio Rodr¨ªguez iba a Chamart¨ªn rodeado de un numeroso grupo de amigos que le rodeaban en la grada para que pudiera retransmitir a trav¨¦s del micr¨®fono que llevaba escondido en un foulard, ya que Bernab¨¦u hab¨ªa dictado entre los porteros del estadio orden de busca y captura contra ¨¦l. Pepe Bermejo y el propio Vicente Marco tuvieron que comentar partidos, incluso de la selecci¨®n, desde la terraza de uno de los edificios que rodeaba Chamart¨ªn, gracias a la colaboraci¨®n del propietario de un piso, que adem¨¢s sol¨ªa agasajarles con bebidas y comida mientras intentaban atisbar lo que ocurr¨ªa en el c¨¦sped. El trabajo sol¨ªa complicarse los d¨ªas de bruma, en los que la imaginaci¨®n deb¨ªa sustituir a la informaci¨®n.
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