Caleidoscopio sonoro
Resulta tremendamente agradable la sensaci¨®n de contemplar a un grupo que sobre un escenario disfruta de su trabajo, de su m¨²sica y de las reacciones de su p¨²blico.El pasado s¨¢bado los neoyorquinos Fleshtones dieron una lecci¨®n de profesionalidad bien entendida, superando, a base de energ¨ªa y ganas de gustar, un sonido mediocre y el no tener editados en nuestro pa¨ªs ninguno de sus cuatro elep¨¦s.
Su sonido, tanto en vivo como en disco, es como un caleidoscopio, previsible aunque sorprendente.
En ¨¦l se funden m¨¢gicamente ritmos que van desde el soul m¨¢s brillante a la m¨¢s ¨¢cida psicodelia, lanzando continuas y descaradas invitaciones al baile.
El t¨¢ndem Zaremba-Streng, cantante-guitarrista, es la columna sobre la que descansa el resto de la banda, de una banda obsesionada por contactar con el p¨²blico. Una coreograf¨ªa muy personal, tan poco ortodoxa como divertida y eficaz, as¨ª lo demuestra.
Concierto del grupo Fleshtones
S¨¢bado 3 de octubre. Sala Astoria. Una hora y 35 minutos de duraci¨®n. Actuaci¨®n previa de 30 minutos del grupo Macana. Fleshtones: Peter Zaremba (voz solista, arm¨®nica y teclados). Keith Streng (guitarra y voces). Bill Milhizer (bater¨ªa). Paul Warren (bajo y coros) y Gordon Spaeth (saxo y arm¨®nicas).
Musicalmente los momentos m¨¢s brillantes llegaron conlos temas viejos, como The world has changed o el inconfundible Roman gods, y en la versi¨®n de Keith Streng del tema Way down south, una demoledora canci¨®n escrita por Zaremba para Full Time Men, una banda paralela a la de los Fleshtones y REM.
Puro ritmo, en resumen definiendo las intenciones de un grupo tan veterano como fresco. Dos virtudes dif¨ªciles de poseer y, sobre todo, de combinar y mantener, en el manido mundo del rock.
Babelia
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