Abonados de feria y de temporada en la plaza de Madrid

El creciente n¨²mero de espectadores que acuden a las corridas de la feria de San Isidro y los grandes beneficios econ¨®micos que este serial produce a la empresa del coso, han creado la especie equ¨ªvoca e interesada de que s¨®lo es aficionado a los toros, en Madrid, el que saca o renueva abono para la feria. Sin embargo hay otros muchos madrile?os aficionados a los toros, v¨ªctimas de la discriminaci¨®n de la empresa, de los taurinos y de la propia Comunidad de Madrid -propietaria de Las Ventas- que parece ignorar su situaci¨®n.

Reserva de localidades

Un importante n¨²mero de espectadores saca el abono para la feria, acude a todas las corridas y no vuelve a Las Ventas hasta la feria siguiente. Estos espectadores gozan del derecho a renovar su abono cada a?o y de la reserva de localidades -que normalmente no utilizan- para todos los festejos de la temporada. La Comunidad defiende estos derechos, la empresa de la plaza se los reconoce y aunque estos espectadores s¨®lo satisfacen su afici¨®n en mayo, son los ¨²nicos que gozan de privilegios en Madrid.Otro importante n¨²mero de espectadores, seguramente a¨²n mayor, no quisiera perderse ninguna de las corridas o novilladas que se celebran los d¨ªas festivos a lo largo de toda la temporada, desde marzo hasta octubre. En cambio no se abonan a la feria de San Isidro por varias razones: sus disponibilidades econ¨®micas no les permiten desembolsar, de una sola vez, el cuantioso importe de casi 30 localidades; sus jornadas de trabajo, e incluso sus obligaciones familiares, les impiden ir a los toros en d¨ªas laborables. Finalmente, hay muchos aficionados que van a los toros en San Isidro y en temporada.

Los espectadores s¨®lo de temporada, como no tienen derecho a reserva de localidades, cada v¨ªspera de corrida acuden a las taquillas con la incertidumbre de si quedar¨¢n billetes adecuados a sus gustos y a sus posibilidades. Cuando el festejo es menor, no suelen tener problema; si est¨¢ rodeado de expectaci¨®n, lo m¨¢s probable es que ni siquiera puedan lograr una entrada. La situaci¨®n es discriminatoria con respecto a los privilegiados abonados de San Isidro y lo suficientemente inc¨®moda para que se convierta en disuasoria, y de esta manera d¨ªa a d¨ªa se est¨¢ matando una afici¨®n de calidad, que acaba por no acudir a la plaza.

Si la clientela de San Isidro tiene derecho a la reserva de billetes, con mayor motivo lo tiene la de temporada. Para satisfacer los intereses de cada tipo de aficionados, sin lesionar los del otro, hay que ir a la institucionalizaci¨®n de dos clases de tarjeta de abono: la de San Isidro, que dar¨ªa derecho a su renovaci¨®n en cada feria; la de temporada, que dar¨ªa derecho a. la renovaci¨®n en temporadas sucesivas. El concepto de abono tambi¨¦n habr¨ªa que diversificarlo, dadas las circunstancias: mientras, los abonados de San Isidro habr¨ªan de retirar el lote completo de billetes para la feria -como ya se viene haciendo-, los de temporada, con el pago de la entrada para los dos o tres primeros festejos de marzo adquirir¨ªan el derecho de abono (o reserva de localidades) para todo el a?o, exceptuadas las corridas de San Isidro.

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