El toro adulterado

ENVIADO ESPECIALSe hace dif¨ªcil creer que los toros lidiados ayer en Zaragoza estuvieran ¨ªntegros. Al comportamiento normal, tras su salida por toriles, deven¨ªan menguadas fuerzas que a la tercera carrera les abocaba a paradas asfixiantes. Sin embargo, para el p¨²blico de esta plaza da igual que el toro salga ¨ªntegro o adulterado. Todo debe ser divertimento y alegr¨ªa aunque tenga que sacrificarse la integridad del animal en beneficio de cuatro taurinos que tambi¨¦n en Zaragoza gozan de total impunidad.

Cualquier parecido entre una verdadera corrida de toros y la verbena de ayer en el coso ma?o, ser¨ªa inimaginable. El inexistente tercio de varas, los invisibles quites, la nulidad de las banderillas y por ¨²ltimo la faena de muleta pod¨ªan ser los matices taurinos que campean por Zaragoza, que ayer vio a Espartaco, ante dos inv¨¢lidos, como al ¨ªdolo indiscutible.

Ojitos para el torero ten¨ªa el respetable y la figura del momento venga a deleitarles: unas veces trasteando por la cara al parado primero y otras con el derrengado quinto instrumentando el derechazo-ayudado-de pecho, toro al suelo y el "mecachis" qu¨¦ pena, gesticulaba el diestro.

A Joselito le tocaron dos inv¨¢lidos tambi¨¦n y si con el primero no escuch¨® los selectos acordes de la banda de m¨²sica, fue el respetable quien le tarare¨® el Marcial, eres el m¨¢s grande. Complacido, el diestro tiraba derechazos por aqu¨ª y por all¨¢; pocos tomaba el toro, pues no se ten¨ªa en pie. Con el sexto tan s¨®lo le dijeron adi¨®s y bastante hicieron, pues no se puede estar m¨¢s vulgar.

Torea poco Ra¨²l Aranda, por eso toreando a su primero se pas¨® de tiempo y ofreciendo naturales y pases de pecho, escuch¨® un aviso. Con el derrengado cuarto cumpli¨®.