'Jet-lag'
Si David Baxter Nayes hubiera llegado en tren, en vez de viajar en avi¨®n desde Estados Unidos a Madrid, la noche del 3 de marzo no hubiera estrangulado a la prostituta Rufina L¨®pez, a quien a continuaci¨®n realiz¨® un fino trabajo seccion¨¢ndole el cl¨ªtoris, raj¨¢ndole el abdomen y reban¨¢ndole los pezones. A esta alentadora conclusi¨®n -sobre todo para Renfe- puede conducir el dictamen del fiscal relacionado con el caso, pues dice que, adem¨¢s de la ingesti¨®n de alcohol, "el cansancio del viaje y el cambio de horario" estrecharon la conciencia del caballero y facilitaron que su voluntad fuera "impulsivamente dirigida por sus instintos s¨¢dicos y agresivos".He visto hacer cosas raras por culpa del jet-lag -devorar el contenido de varias neveras por culpa del insomnio, perder la verticalidad-, pero hasta este momento no se me hab¨ªa ocurrido incluir semejante trastorno en la gu¨ªa general de los horrores. Ni, por supuesto, en la de atenuantes. Pero hay fiscales que reflexionan por usted y por m¨ª.
?Ser¨¢ posible que entre esos hombres de aspecto inofensivo que viajan en los aviones se encuentren peligrosos descuartizadores prestos a actuar tras haber tenido un mal encuentro con la Biodramina? Claro que David Baxter Noyes era -es a¨²n, que una sepa- empleado modelo de la McDonnell Douglas y hab¨ªa venido a Espa?a en relaci¨®n con la venta a nuestro pa¨ªs de aviones F-18. A un tipo as¨ª de respetable -no importa que entre sus efectos personales llevara material sado-maso que no serv¨ªa precisamente para jugar al scrabble- forzosamente tiene que haberle favorecido el destino con alg¨²n que otro atenuante, aunque sea cogido por los pelos.
En cuanto a Rufina, dada su extracci¨®n social y la vida que llevaba, es l¨®gico que no tuviera las mismas luces que el fiscal y no pudiera prever cu¨¢n peligrosa puede ser la clientela volante. De haberlo sabido, hubiera puesto en su puerta el siguiente letrero: "Psic¨®pata asesino, ven en tren". A Rufina le faltaban horas de vuelo. Y ahora ya no puede volar en absoluto.
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