El uso de drogas y la justicia
En el ¨¢mbito del II Congreso Mundial Vasco, se ha desarrollado en San Sebasti¨¢n, del 3 al 11 de septiembre, un congreso sobre la drogodependencia. Se han tratado aspectos farmacol¨®gicos, preventivos, terap¨¦uticos, asistenciales, jur¨ªdico-penales, los relativos al impacto de los medios de comunicaci¨®n sobre la opini¨®n p¨²blica y las pol¨ªticas actuales de control de drogas.
En lo que ata?e especialmente a los dos ¨²ltimos aspectos, los trabajos de San Sebasti¨¢n constituyen una contribuci¨®n innovadora, y es de esperar que el eco de este congreso pueda llegar al resto de Europa. Ello podr¨¢ contribuir a romper esquemas y h¨¢bitos mentales que son la base de un c¨ªrculo vicioso en el que el problema actual de la droga corre el riesgo de permanecer encerrado y con escasas posibilidades de soluci¨®n. Bajo este punto de vista, diversos trabajos han llamado la atenci¨®n en San Sebasti¨¢n sobre los efectos negativos o costes sociales que produce la actual pol¨ªtica de penalizaci¨®n del uso de ciertas drogas.La prohibici¨®n del tr¨¢fico y consumo de algunas drogas introduce en su venta una variable de perversi¨®n que las convierte en una mercanc¨ªa que procura incalculables beneficios a los grandes productores y traficantes. En el mercado negro que se crea de este modo se introduce una red internacional del crimen organizado que puede alcanzar posiciones muy elevadas tanto en lo que respecta al poder econ¨®mico como al pol¨ªtico, e influir y corromper el sistema de los poderes leg¨ªtimos de los Estados. Tambi¨¦n resultan negativos los efectos de la acci¨®n de la justicia penal sobre los consumidores. Los altos precios que alcanzan estos productos en el mercado negro obligan, adem¨¢s, a muchos consumidores a participar en el peque?o tr¨¢fico para poder pagarse la dosis de la sustancia que necesitan. A la dependencia de esta ¨²ltima se agrega, en su caso, la otra -no menos peligrosa- de la cadena del tr¨¢fico ilegal, de la cual se convierten en los ¨²ltimos peones, los m¨¢s explotados y los m¨¢s reprimidos. El estigma social del que son objeto determina que se margine a una parte de drogodependientes y se forme una subcultura en la que los excluidos buscan rec¨ªprocamente un sost¨¦n.
Tambi¨¦n los perjuicios a la salud, a veces tr¨¢gicos, que padecen los drogodependientes son en buena medida efecto de la mala calidad de las sustancias asimiladas, carentes de control sanitario porque su uso est¨¢ prohibido, por las dificultades de una dosis adecuada debido al porcentaje variable de la sustancia psic¨®tropa en relaci¨®n con los aditivos arbitrarios, y a menudo tambi¨¦n por las condiciones precarias de vida.
De acuerdo con algunos estudios presentados en San Sebasti¨¢n, tambi¨¦n resultan negativos los efectos de la intervenci¨®n del sistema penal sobre la acci¨®n de los otros sistemas de control implicados en el problema. El marco punitivo en el que est¨¢ pr¨¢cticamente inserta la acci¨®n terap¨¦utico-asistencial, de acuerdo con las legislaciones actualmente vigentes en Europa, impide poner en pr¨¢ctica los principios y m¨¦todos m¨¢s avanzados para el tratamiento y reinserci¨®n social de los drogodependientes, y con frecuencia act¨²a en sentido opuesto.
La intervenci¨®n o no del sistema penal no parece tener una influencia significativa sobre la oferta y demanda de la droga. A pesar de las espectaculares acciones de las polic¨ªas de todo el mundo, de las que la Prensa informa diariamente, los sistemas oficiales revelan que la acci¨®n conjunta de las polic¨ªas nacionales e internacionales logra sacar del mercado no m¨¢s del 5% al 10% del volumen de los productos ilegales.
La atenci¨®n que el congreso ha dedicado al papel de los medios de comunicaci¨®n en el problema de la toxicodependencia est¨¢ bien justificada por el hecho de que, como los estudios en la materia lo han demostrado, los medios de comunicaci¨®n hoy presentan una imagen parcial y deformada del propio problema, en la que el aspecto m¨¦dico-social predomina sobre el criminal. Con ello, los medios de comunicaci¨®n contribuyen a perpetuar un estereotipo del drogadicto y una actitud del p¨²blico que favorece la actual pol¨ªtica de penalizaci¨®n.
En buena parte, contribuye a que resulte dif¨ªcil el cambio en la pol¨ªtica de control de drogas la internacionalizaci¨®n de los actuales m¨¦todos represivos a trav¨¦s de tratados (la Single Convention de 1961, las sucesivas y las que est¨¢n actualmente en preparaci¨®n). Esto introduce en el tratamiento del problema ciertos automatismos y una intransparencia que hacen dif¨ªcil para cualquier Estado buscar y encontrar nuevos m¨¦todos, y es necesario sobre todo poner fantas¨ªa e innovaci¨®n al servicio de una manera m¨¢s adecuada de concebir y afrontar los graves problemas causados por todas las drogas peligrosas, comprendidas el alcohol y el tabaco, que provocan efectos mucho m¨¢s graves (cuantitativamente) que las drogas prohibidas.
Despenalizaci¨®n
Tal vez hoy despenalizar es a¨²n un concepto impopular, pero del cual se ha hablado seriamente en San Sebasti¨¢n. Los expertos y los estudiosos favorables a un cambio de las actuales pol¨ªticas antidroga est¨¢n muy lejos de sostener que discriminar signifique falta de control y de reglas.
Significa, en cambio, s¨®lo eliminar en parte la intervenci¨®n de un sistema de control con escasa eficacia y graves efectos negativos y dar mayor amplitud y recursos a sistemas como el informativo-educativo y el terap¨¦utico-asistencial. Normas administrativas de control apoyadas por sanciones apropiadas y razonables ser¨ªan de todos modos necesarias en el caso de una despenalizaci¨®n.
Se trata, entre otras cosas, del control de la calidad de las sustancias, de la prohibici¨®n de suministr¨¢rselas a menores y toxicodependientes, de prohibir la publicidad (extensiva a todas las drogas peligrosas, incluso las hoy permitidas); se trata, por ¨²ltimo, del control administrativo y fiscal de la actividad productiva y comercial relacionada con las drogas para impedir la formaci¨®n de grandes concentraciones monopolizadoras y de nuevas formas de introducci¨®n del crimen organizado en este sector.
es profesor de Filosof¨ªa y Sociolog¨ªa del Derecho en la universidad de Saarland (RFA). Dirige la revista Dei Delitti e delle Pene (N¨¢poles), que trata temas de sociolog¨ªa jur¨ªdico-penal y de criminolog¨ªa.
Traducci¨®n: C. Scavino.
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