Argentina, una elecci¨®n . madura y de futuro
Cuando ¨¦ramos j¨®venes, los argentinos de mi generaci¨®n ve¨ªamos Espa?a como un pa¨ªs en ruinas, debati¨¦ndose entre las consecuencias de la guerra y signado por el odio y el dolor de las luchas inconclusas. No era para menos: la viv¨ªamos as¨ª a trav¨¦s del relato de nuestros parientes emigrados que llegaban al pa¨ªs escapando de las secuelas de la destrucci¨®n. Hoy, mis hijos crecen conviviendo con la imagen de la Espa?a democr¨¢tica, desarrollada; escuchando a sus cantantes, leyendo a sus poetas, viendo las pel¨ªculas de los realizadores de esta Espa?a del reencuentro y el futuro.De la misma manera, los espa?oles que nos conocieron a trav¨¦s de la propaganda de la dictadura militar o de algunos que debieron exiliarse perseguidos por los grupos fascistas que se enquistaron en la ¨²ltima etapa del anterior Gobierno constitucional, luego de la muerte del general Juan Per¨®n, mantienen viva la imagen del peronismo del caos, la leyenda negra autoritaria o antidemocr¨¢tica.
Una nueva realidad
En Argentina sabemos que esa imagen es cosa del pasado, que son cada vez m¨¢s los que ven claramente una nueva realidad signada por lo que signific¨® el fen¨®meno de la renovaci¨®n peronista. El justicialismo es hoy este partido que se impuso el pasado domingo 6 de septiembre en comicios claros y limpios, apoyado por el pueblo argentino en la esperanza de una vida mejor. El pueblo cambi¨® hacia nosotros porque nosotros nos hab¨ªamos cambiado primero a nosotros mismos.
Es el justicialismo que democratiz¨® sus estructuras realizando elecciones internas partidarias en todos los distritos del pa¨ªs, que puede mostrar con orgullo a sus dirigentes elegidos con m¨¦todos transparentes y democr¨¢ticos.
Es tambi¨¦n el peronismo que no dud¨® en salir a la calle en Semana Santa para apoyar al Gobierno constitucional y que se convirti¨® en corresponsable de la garant¨ªa de continuidad de la democracia. Nuestros mejores hombres compartieron el balc¨®n de la casa del Gobierno con el presidente Ra¨²l Alfons¨ªn para frenar el intento de los sublevados de Campo de Mayo. ?sa fue la muestra contundente de que nuestra apuesta fundamental es por la libertad, la justicia y la vida.
El pueblo vot¨® el 6 de septiembre respaldando esa actitud, apoyando de la manera m¨¢s leg¨ªtima (a trav¨¦s del voto popular) el proceso que hab¨ªamos iniciado en 1983, cuando acordamos renovar el peronismo para poder mantener vivas sus banderas hist¨®ricas de justicia social, soberan¨ªa pol¨ªtica e independencia econ¨®mica.
Hubo tambi¨¦n, sin duda, un voto de castigo y de advertencia para el radicalismo gobernante. De castigo, por las promesas incumplidas, por la larga lista de enunciados que hab¨ªa realizado durante sus campa?as electorales y que en la pr¨¢ctica se vieron reducidos al incumplimiento y a una mera convocatoria a la resignaci¨®n, como si en Argentina faltasen voluntad y recursos para vivir mejor. Como si no tuvi¨¦semos derecho a ser felices.
El radicalismo prometi¨® abrir una puerta a la vida en 1983. Desde entonces sobrevino la profundizaci¨®n de la crisis econ¨®mica y el agravamiento del endeudamiento externo. Bajaron los salarios reales de los trabajadores, cay¨® la inversi¨®n, se cerraron fuentes de trabajo, s¨¦ conden¨® a los jubilados a un salario de miseria. Es cierto, como lo se?ala el presidente Alfons¨ªn reiteradamente, que la situaci¨®n internacional nos es desfavorable. La ca¨ªda de los precios internacionales de nuestros principales productos y el proteccionismo impuesto por los pa¨ªses desarrollados nos ahogan en un marco de dificultades.
Pero es cierto tambi¨¦n que hace falta decisi¨®n pol¨ªtica para encarar esta situaci¨®n, para poner a la naci¨®n de pie y -en el marco de la integraci¨®n y la solidaridad latinoamericana- tomar decisiones conjuntas que nos permitan salir de esta crisis. Creemos que podemos hacerlo porque sabemos que no siempre hemos hecho todo bien pero que hemos demostrado siempre una voluntad de cambio.
Muchos de nosotros somos tributarios de un justicialismo que, aun con sus errores, pudo decir en Argentina que hab¨ªa llegado el momento de acabar con la indignidad, con la opresi¨®n de los trabajadores; el que hace ya 40 a?os concibi¨® la real industrializaci¨®n, el que demostr¨® que Argentina pod¨ªa hacer algo m¨¢s que vender trigo.
Fuimos los ni?os de aquel pa¨ªs que apost¨® a ser grande, que crey¨® en el proyecto de no ser una naci¨®n resignada solamente a lo posible. Hoy somos -con nuestras grandezas y nuestras miserias, nuestras glorias y peque?eces- los continuadores de esa vocaci¨®n de crecer, de construir un espacio en el que podamos gozar de la dignidad de ser personas.
Juntos, pueblo y dirigentes, nos asociamos en esta nueva esperanza, en esta voluntad transformadora que se plasm¨® en las urnas el 6 de septiembre. Porque, para nosotros, democracia, producci¨®n y justicia son una tr¨ªada inseparable: no nos basta con tener la libertad de la democracia si nuestros hombres no tienen trabajo y salarios dignos. Por eso, cuando construimos libertad, construimos tambi¨¦n riqueza y justicia.
Que no se entienda, sin embargo, que los peronistas descubrimos la democracia en los ¨²ltimos a?os. Las tres veces que llegamos al Gobierno lo hicimos a trav¨¦s de elecciones; todos nuestros Gobiernos fueron derrocados por dictaduras militares, nuestros militantes y dirigentes fueron perseguidos, torturados, encarcelados o asesinados. Conocemos m¨¢s que nadie el valor de la vida en paz y libertad. Por eso queremos que el presidente Alfons¨ªn gobierne hasta 1989, cumpliendo con el mandato que el pueblo le dio. Y vamos a defender su investidura: seremos los primeros en estar nuevamente a su lado frente a quienes quieran sembrar dudas sobre la credibilidad del sistema.
Solamente en democracia podremos desarrollar nuestro pa¨ªs. Solamente en democracia podremos incentivar las relaciones con los Gobiernos de las naciones hermanas de Am¨¦rica y Europa para caminar juntos hacia un futuro mejor.
Y sabemos que el pueblo nunca se equivoca. No lo hizo en 1983, cuando sufrimos la derrota por nuestros desaciertos. No lo ha hecho en 1987, cuando nos dio la victoria como una nueva apuesta a la esperanza y una evaluaci¨®n negativa de un Gobierno que prometi¨® mucho y cumpli¨® poco. Argentina ha dado un paso hacia adelante. Hizo realidad el pluralismo democr¨¢tico. Ahora la responsabilidad es de todos; nuestra obligaci¨®n es cumplir con la parte que nos toca.
es presidente del Partido Justicialista de la Capital Federal y diputado nacional.
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