Socialismo de 'puente a¨¦reo'
La apuesta por el federalismo ha puesto a prueba las relaciones entre el PSC y el PSOE
El vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, estuvo a punto de mancharse con el caf¨¦ con leche cuando, en pleno mes de agosto, un d¨ªa, desayunando, se enter¨® por la Prensa de que Josep Maria Sala, secretario de Organizaci¨®n del PSC, hab¨ªa anunciado que su partido abonaba la formaci¨®n de un Estado federal. Poco despu¨¦s, Guerra le dir¨ªa a un diputado socialista: "Estos catalanes se descuelgan con una bomba as¨ª sin planificar nada, y, luego, todos a correr". Sala hizo las declaraciones a una agencia y la flojedad informativa de agosto sobredimension¨® un tema ya de por s¨ª importante.
Luego empez¨® una lluvia de declaraciones contra la propuesta federalista del socialismo catal¨¢n. El socialista vasco Ricardo Garc¨ªa Damborenea ech¨® en cara la inoportunidad de "resucitar las viejas teor¨ªas de Pi i Margall"; el ex presidente del Congreso Gregor¨ªo Peces Barba desautoriz¨® la idea porque "el federalismo comporta en el fondo la existencia de unos Estados soberanos que se unen para constituir un Estado m¨¢s unitario", mientras Txiki Benegas, secretario de Organizaci¨®n del PSOE, advirti¨® que "nadie debe tener la tentaci¨®n de romper el gran consenso nacional que hizo posible la Constituci¨®n".Las declaraciones de Benegas inclu¨ªan una matizaci¨®n: 'Tos socialistas catalanes no propugnan un Estado federal, sino la federalizaci¨®n del Estado", para aproximar el Estado de las autonom¨ªas a las formas del Estado federal. Semanas m¨¢s tarde, los redactores de la ponencia marco del PSOE, a instancias de Guerra, recogieron la esencia de esta propuesta federalista al incluir una referencia a "abrir un debate serio y profundo acerca de la evoluci¨®n del Estado de las autonom¨ªas en los pr¨®ximos 20 a?os sin que signifique cambiar la Constituc¨ª¨®n".
En las dos semanas que van de la tormenta de declaraciones a la calma provocada por la inclusi¨®n de un apunte de la propuesta en la ponencia marco, hubo toda suerte de acciones de "reblandecimiento" del asunto -la palabra ha sido utilizada por varios dirigentes catalanes-, que demuestran las particulares relaciones que todav¨ªa mantienen el PSC y el PSOE.
Por un lado, el ministro de Defensa, Narc¨ªs Serra, lim¨® asperezas con el entorno del presidente Felipe Gonz¨¢lez; los hermanos Clotas -Hig¨ªni es redactor de la ponencia marco del congreso del PSOE y Salvador es el ¨²nico catal¨¢n en la ejecutiva del partido- hicieron una labor tan pedag¨®gica como desdramatizadora de la propuesta; y el primer secretario del PSC, Raimon Obiols -tras una larga conversaci¨®n con Benegas-, supo exponer con habilidad ante el Comit¨¦ Federal del PSOE que en la ponencia del congreso "faltaban puntas de diamante" y que el avance hacia el federalismo dentro del marco de la Constituci¨®n, en un momento en que ha acabado la primera fase de la organizaci¨®n del Estado, podr¨ªa abrir un horizonte nuevo.
Obiols ten¨ªa un s¨®lido argumento para apoyar su tesis, una frase de Felipe Gonz¨¢lez del a?o 1980: "El proceso auton¨®mico, como cualquier proceso que tiene dimensi¨®n hist¨®rica, cabe considerarlo con tranquilidad y perspectiva hist¨®rica. Tengo la perspectiva del a?o 2000 para la culminaci¨®n de este proceso que nos llevar¨ªa a las puertas de una estructura federal del Estado". Guerra decidi¨® recoger una frase del primer secretario de los socialistas catalanes para la ponencia y nadie replic¨®. 0, por decirlo en lenguaje guerrista, nadie se movi¨® de la foto.
Unos y otros
Gente pr¨®xima al vicepresidente del Gobierno le ha hecho ver luego que hab¨ªa actuado sabiamente al incorporar el debate federalista. Entre otras razones, sus colaboradores le han dado ¨¦sta: "Una idea que pone tan nerviosos a Miquel Roca y a Jordi Pujol no debe ser mala".?C¨®mo son hoy las relaciones entre el PSC y el PSOE? Narc¨ªs Serra las califica de "muy buenas, aunque algo especiales". El portavoz socialista en el Parlament, Llu¨ªs Armet, las define como "de mutuo respeto, pero fluidas". Josep Marla Sala es expl¨ªcito al se?alar que "estas relaciones han sido mejores cuando, en momentos como el presente, en Madrid han necesitado poner un ¨¦nfasis de progreso en la pol¨ªtica socialista".
Entre los socialistas catalanes se recuerda que el PSOE es un partido federal, pero que el. PSC es un partido con entidad propia, seg¨²n lo define el protocolo de unidad socialista. Los dirigentes del PSOE opinan que los dirigentes catalanes son "respetables, pero extra?os". Entre los elementos de esta extra?eza figura el hecho de que "vienen poco por Madrid".
El respeto mutuo parece mantenerse. Queda ya lejana la mano de Guerra colocando un gobernador en Tarragona, en 1982, diferente al propuesto por el PSC, o su decisi¨®n de retocar la colocaci¨®n de un par de nombres en la lista de aquellas elecciones legislativas. Una propuesta del PSC para las elecciones europeas, permitiendo a los partidos de las diferentes comunidades presentar una especie de listas propias que no eran tales, fue recogida por el Gobierno y valorada como una "sabia tercera v¨ªa de los compa?eros catalanes".
A quien se considera menos extra?o en el aparato del PSOE es a Narc¨ªs Serra, uno de los hombres de confianza de Felipe Gonz¨¢lez y respetado en el partido. El papel de Obiols ha tenido distinta cotizaci¨®n seg¨²n los momentos: la derrota electoral en las auton¨®micas de 1984 le dej¨® durante un tiempo en situaci¨®n de debilidad, pero en Ferraz (sede del PSOE) se valoran su sinceridad y su manera de abordar directamente los problemas. "No intenta vender transatl¨¢nticos cuando se le llama desde Madrid", se comenta en el PSOE.
En cambio, las relaciones de Felipe Gonz¨¢lez con Pasqual Maragall son ahora casi inexistentes, desde unas declaraciones -que el PSOE considera "poco afortunadas"- en las que el alcalde de Barcelona hablaba de la existencia de ministros quemados en el Gobierno. Un miembro del consistorio barcelon¨¦s manifest¨® a este peri¨®dico que "Serra estuvo varias semanas intentando convencer a la c¨²pula socialista de que no hab¨ªa tenido nada que ver con aquellas declaraciones", y precis¨® que hay quien opina que, "a lo peor, el actual ministro de Defensa perdi¨® puntos en su opci¨®n a sustituir a Carlos Solchaga por aquella pol¨¦mica".
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