Constantes vitales
ENTRE 1929 y 1987 median 58 a?os. Los suficientes para que el sistema de econom¨ªa de mercado se haya sofisticado hasta tal punto que, en muchas ocasiones, sea irreconocible respecto al de la d¨¦cada de los a?os 30. Entonces, una ca¨ªda del 12,82% del ¨ªndice Dow Jones (que recoge la cotizaci¨®n de los principales valores industriales) supuso el inicio del crack y de la gran depresi¨®n. Ahora, un baj¨®n superior al 22% ha generado movimientos de p¨¢nico, que tras el anuncio de la Reserva Federal norteamericana y de la Casa Blanca de aplicar medidas de intervenci¨®n, han quedado reducidos a una bajada estrepitosa pero asimilable al propio sistema financiero.As¨ª, tras un lunes negro en el que Wall Street perdi¨® m¨¢s de 500 puntos, el mercado de valores neoyorkino present¨® ayer un electrocardiograma lleno de picos de sierra, dominado por una parte por el deseo de quienes intentaban volver a la normalidad, tras un severo correctivo, y el p¨¢nico psicol¨®gico de los brokers que intentaban vender a toda costa, temiendo un derrumbe todav¨ªa superior.
Otra diferencia respecto a 1929 es la casi total interrelaci¨®n de todos los mercados de valores. El efecto contagio se traslad¨® inmediatamente a otras bolsas occidentales que sufrieron el mismo dramatismo y, consiguientemente, ca¨ªdas estrepitosas en sus cotizaciones. Conviene resaltar los efectos propios de lo sucedido en Tokio, por cuanto la bolsa japonesa, a pesar de las apariencias, es la primera del mundo en cuanto a vol¨²menes de contrataci¨®n, superando a Nueva York; Tokio baj¨® ayer un 15%, lo que indica que su enfermedad no es s¨®lo un resfriado, sino que su crisis tiene la misma magnitud que la de Wall Street. Adem¨¢s de todo ello, los mecanismos reguladores han funcionado inicialmente, al menos desde un punto de vista psicol¨®gico. El anuncio del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, de que colocar¨ªa a disposici¨®n de los bancos los recursos suficientes para apoyar al sistema econ¨®mico fue seguido de una declaraci¨®n del portavoz de la Casa Blanca de que, aunque no ten¨ªa previsto tomar medidas correctivas de ajuste, estaban preparados para actuar si fuese necesario. Como colof¨®n de esta buenas intenciones, dos grandes bancos tomaban la decisi¨®n de disminuir el tipo de inter¨¦s preferencial (prime rate) en 0,50 puntos, lo que parece indicar que una de las causas del sofoc¨®n burs¨¢til se va a quedar en agua de borrajas.
Mientras tanto, las cuatro bolsas espa?oles viv¨ªan, con 24 horas de retraso, su lunes negro. Si en la primera sesi¨®n de la semana su ca¨ªda resultaba controlada, ayer las voces de los vendedores se convert¨ªan en griter¨ªo y los ¨ªndices generales experimentaban ca¨ªdas totalmente anormales; el mercado de Madrid, el m¨¢s representativo, experimentaba una bajada de casi 17 puntos. La falta de operaciones (todos quer¨ªan vender y casi nadie comprar) y la extrema abundancia de papel, indican el reconocimiento expl¨ªcito de que una gran parte de las operaciones realizadas en los ¨²ltimos tiempos tienen una base meramente especulativa y que se han realizado sin tener en cuenta la situaci¨®n objetiva de las empresas en las que se ha invertido.
No deja de ser sorprendente que esas 24 horas de retraso con que las bolsas espa?olas han seguido la tendencia de la de Nueva York, no hayan sido aprovechadas por las autoridades econ¨®micas espa?olas para insuflar p¨²blicamente la confianza en el sistema y paliar as¨ª la cat¨¢strofe de ayer. La nota del Ministerio de Econom¨ªa se produjo tarde y mal y s¨®lo podr¨¢ producir efecto a partir de la ma?ana de hoy.
Aunque los expertos de todo el mundo sigan perplejos en sus an¨¢lisis de lo sucedido -cada vez m¨¢s tienen sentido las palabras de quienes indican que los economistas s¨®lo predicen el pasado y nunca el futuro- s¨ª se pueden avanzar algunas hip¨®tesis sobre el tiempo inmediato. El severo correctivo servir¨¢ para encauzar algunas decisiones disparatadas de los especuladores; los inversionistas se tentar¨¢n los bolsillos a la hora de repetir sus aventuras, lo que puede implicar una retracci¨®n de sus decisiones. Adem¨¢s, los mercados de valores evolucionar¨¢n a partir de niveles m¨¢s bajos, lo que significa que las empresas pueden disminuir sus planes de expansi¨®n. Y todo ello conjuntamente puede provocar una recesi¨®n que algunos ya hab¨ªan vaticinando.
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