Voltaje mental

He le¨ªdo, al principio at¨®nico y luego gramaticalmente desplomado de risa, la carta de ese personaje de opereta, aunque sintom¨¢ticamente real, que es el se?or Gil, presidente del Club Atl¨¦tico de Madrid. Le anticipo que yo en particular no estoy de acuerdo con la l¨ªnea editorial de su peri¨®dico ni tampoco con muchos de sus colaboradores, porque considero que ellos y usted pecan de modernismo seudoprogresista, de centralismo en la interpretaci¨®n de los sucesos del Estado y de un escondido, aunque real, conservadurismo en la l¨ªnea pol¨ªtica (l¨¦ase socialdemocracia); sin embargo, soy un asiduo y hasta fiel lector de sus trabajos porque estimo que la base del progreso humano, entendido ¨¦ste en la l¨ªnea del mejor humanismo renacentista, reside en el cultivo equilibrado del cuerpo y del alma (dispense esta concepci¨®n dualista). Encuentro que la lectura de su peri¨®dico obliga, aun en la discrepancia, a elevar el voltaje mental, lo cual es recomendable para todo el mundo, incluido el se?or Gil.Este hombre, adem¨¢s de practicar con m¨¢s rigor la sintaxis, deber¨ªa dedicarse m¨¢s exclusivamente a sus negocios y presidencias, labores para las que se halla bien dotado, a la vista est¨¢, procurando machacar poco a sus asalariados y dejarnos a los dem¨¢s seguir gozando, en el desacuerdo, de este "panfleto".-

Lanciego,