?Hacia la privatizacion de la sanidad?
La sociedad vive un intenso debate sobre la sanidad p¨²blica. La crisis del sector sanitario est¨¢ siendo aprovechada por algunos para, en opini¨®n del autor, favorecer las bases que permitan la privatizaci¨®n del sector sanitario p¨²blico.
Si un m¨¦rito han tenido los pasados conflictos en los hospitales, ¨¦ste ha sido, sin lugar a dudas, el sacar a la sanidad del olvido en que se ten¨ªa por la opini¨®n p¨²blica. As¨ª, los problemas que desde antiguo se arrastraban han salido a la luz y ha aparecido una conciencia de que la sanidad tiene importantes problemas que precisan de una urgente soluci¨®n y que las las autoridades sanitarias, asta el momento presente, no han sabido o querido darles salida. Es obvio que querer solucionar de golpe todas las cuestiones que quienes trabajamos en el sector venimos denunciando desde hace m¨¢s de siete a?os, resulta de todo punto imposible, pero tambi¨¦n que se echa en falta un plan coherente y elaborado que permita atisbar una soluci¨®n a las cuestiones concretas.En esta coyuntura, numerosos sectores est¨¢n ya apostando por la privatizaci¨®n del sector sanitario. Incluso alguna comunidad aut¨®noma, como Catalu?a, posee un plan para la concertaci¨®n de la asistencia sanitaria de un sector de la poblaci¨®n con aseguradoras privadas, claro est¨¢ que pagada con los fondos de la Seguridad Social. El traspaso global que va a hacerse en 1988 de los presupuestos dedicados a atenci¨®n sanitaria, sin especificar los cap¨ªtulos de distribuci¨®n, favorece este tipo de alternativas, que cuentan con numerosos partidarios en las propias filas del PSOE.
Hay una estrategia convergente que, de manera objetiva, avanza en el mismo sentido. Me refiero a aquella que denuncia los problemas reales que tienen los hospitales p¨²blicos sin, a la vez, se?alar que, con todo, se trata del dispositivo asistencial de mayor calidad del pa¨ªs.
Coincide tambi¨¦n el planteamiento contra la dedicaci¨®n exclusiva a los facultativos que trabajan en el sector p¨²blico, pues es conocido que la mayor¨ªa de quienes trabajan en el sector privado lo hacen tambi¨¦n en el p¨²blico, con lo que la remuneraci¨®n en la medicina privada es considerada como un sobresueldo, lo que permite abaratar los costes, y en ocasiones se produce una situaci¨®n de competencia desleal y de parasitaci¨®n de lo p¨²blico por lo privado. Que estos hechos no sean la norma no les quita su importancia, y es preciso recordar que nada menos que el anterior presidente de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial ha sido recientemente encontrado culpable de uno de ellos.
Delimitar
Es por eso que es preciso delimitar los profesionales que trabajan en el sector p¨²blico de quienes tengan inter¨¦s de hacerlo en lo privado, a fin de eliminar esta contradicci¨®n que vive quien atiende al mismo grupo de pacientes, en t¨¦rminos generales, en uno y otro sector y conseguir que los profesionales est¨¦n exclusivamente interesados en el buen funcionamiento de la empresa que les paga, es decir, la sanidad p¨²blica.
Un tercer factor que no hay que olvidar es el deterioro que producen estos conflictos en la funcionalidad de los hospitales y que aumenta progresivamente al prolongarse una situaci¨®n de crispaci¨®n continua. Resulta dif¨ªcil ahora responsabilizar de todas las deficiencias a la Administraci¨®n, cuando, por ejemplo, en Madrid, y durante la ¨²ltima huelga, no se ingresaron 4.500 enfermos programados ni se realizaron 50.000 consultas externas, pasando la lista de espera de tres a cuatro meses como promedio. Es obvio que muchos de estos enfermos acudieron a resolver sus problemas en la medicina privada. Tambi¨¦n que la sociedad est¨¢ cansada de una conflictividad sanitaria permanente y que se est¨¢ creando una imagen de un sector p¨²blico ineficaz e ingobernable, que es el paso previo para su privatizaci¨®n.
Es de justicia se?alar que desde la Administraci¨®n se se lo han puesto muy f¨¢cil a quienes desean demostrar la ineficacia e ineficiencia del sector p¨²blico. Se han congelado los presupuestos, se ha postergado la inaplazable reforma de la atenci¨®n primaria, se ha actuado con autoritarismo e improvisaci¨®n, e incluso se ha sido incapaz de explicar aquellas cuestiones en que se planteaban alternativas razonables. El incremento de los presupuestos sanitarios que se prev¨¦ para el pr¨®ximo a?o llega con retraso, pero para que sea eficaz precisa que se solventen estas cuestiones y, sobre todo, que se tengan planes coherentes y que sea capaz de hacerlos Regar a los profesionales y a los ciudadanos.
El binomio sanidad p¨²blica medicina privada plantea pocos problemas en el plano te¨®rico. En los pa¨ªses en que funciona un sistema liberalizado, como Estados Unidos, el gasto en porcentaje respecto al producto interior bruto supera el 11%, y sus niveles de salud, seg¨²n los indicadores estimados por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, est¨¢n incluso por debajo de Espa?a. Eso s¨ª, no existen listas de espera porque nadie espera ser atendido por el hospital de Houston si carece del dinero suficiente para pagar la cuenta, como poco o nada esperan los m¨¢s de 20 millones de norteamericanos (chicanos y negros en su mayor¨ªa, naturalmente que carecen de derecho a asistencia sanitaria. Se trata de un pa¨ªs donde la asistencia sanitaria es un producto que se compra y se vende en el mercado, no un servicio p¨²blico.
Precisamente porque pensamos que la salud no es una mercanc¨ªa, sino un derecho inalienable de los ciudadanos, defendemos que la salud y, por tanto, la asistencia sanitaria, y las labores de prevenci¨®n de la enfermedad y la promoci¨®n de la salud deben de plantearse como un servicio p¨²blico al alcance de todos los ciudadanos, protegiendo m¨¢s a los m¨¢s desprotegidos y marginados de la sociedad y, naturalmente, dejando que acudan al sector privado quienes as¨ª lo deseen, pero no porque se vean impelidos al mismo por la falta de calidad del sector p¨²blico.
En estas circunstancias, un nuevo conflicto en los hospitales no s¨®lo servir¨ªa para deteriorar a¨²n m¨¢s su funcionamiento, sino que, sobre todo, favorecer¨ªa la creaci¨®n de un china social que permitiera la privatizaci¨®n del sistema sanitario, lo que ir¨ªa en detrimento, no s¨®lo de los derechos de los ciudadanos, sino de los intereses de la mayor¨ªa de los profesionales sanitarios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.