Guitarras para no dormir

Los grupos suecos surgidos esta d¨¦cada tienen una curiosa aceptaci¨®n en ciertos c¨ªrculos de audici¨®n espa?oles. The Sinners, que ya actuaron aqu¨ª hace poco menos de un a?o; Watermelon Men o The Nomads han entrado con sus discos en nuestro mercado por la v¨ªa de la importaci¨®n con la intensidad suficiente como para llenar alg¨²n recinto rockero.The Nomads, un quinteto de j¨®venes nada convencionales, enmelenados y decididos, defienden con su actitud la necesidad de rock and roll sin ataduras, primitivo y salvaje como en sus albores, y parecen luchar porque no se adormezca.

Tocan con nervio, a lo bestia, sus guitarras siempre protagonistas con influencia clara de aquel rock libre y rebelde de la escena brit¨¢nica de los sesenta.

Lo que importa de The Nomads es su postura art¨ªstica, ese desgaste en¨¦rgico que prueban en las fases sin voz, com¨²n denominador de todo el repertorio, en el que no siempre las canciones son acertadas. Es su actitud vital m¨¢s que musical -?qu¨¦ es el rock sino un comportamiento?-, sus modos animales, cuanto menos racionales mejor, los que afectan directamente al degustador de sus decibelios a toda pastilla. Tienen pocas ideas musicales, quiz¨¢ porque no desean poseerlas, sino desarrollarlas en libre albedr¨ªo, seg¨²n las impresiones que aprendieron de sus padres rockeros -The Kinks, por ejemplo-, y porque no hay premeditaci¨®n en su actuaci¨®n. Ni siquiera meditaci¨®n.