Tel¨¦fonos
Una de las verdades mejor guardadas es lo mal que funcionan los tel¨¦fonos. S¨®lo conozco un caso parecido en la no publicidad del mal: las tapas de la cafeter¨ªa del Museo Espa?ol de Arte Contempor¨¢neo, donde el censo de v¨ªctimas atra¨ªdas por el arte se cuentan diariamente por docenas.Pero respecto a los tel¨¦fonos, su desastre no s¨®lo ha quedado oculto, sino maquillado. La Telef¨®nica, probablemente por efecto de una audaz pol¨ªtica de imagen, parece haber olvidado su car¨¢cter de servicio p¨²blico para convertirse en una grandiosa abstracci¨®n industrial de punta. Ha establecido contratos con multinacionales del m¨¢s all¨¢ y gradualmente ha travestido su condici¨®n de cosa popular en un esp¨ªritu tecnol¨®gico puro. Con ello, el resultado es que lo que hoy constituye la Telef¨®nica viene a ser poca cosa en relaci¨®n con lo que est¨¢ llamada a ser. Y tambi¨¦n resulta que lo que un abonado note o crea notar respecto al funcionamiento de los aparatos ser¨¢ de poca monta notario y de menos gusto todav¨ªa decirlo.
De distintas maneras, y debido a ese espl¨¦ndido futuro que ha proclamado la propaganda de la compa?¨ªa, lo importante ya no es, por tanto, que los tel¨¦fonos marchen o no. El tel¨¦fono, como tal, ese simple aparato, es una minucia en relaci¨®n con los artefactos que producir¨¢ pronto.
Efectivamente, todo usuario tiene derecho a molestarse porque el aparato no d¨¦ la se?al al marcar o se cargue de se?ales estrafalarias; porque a menudo no se oiga bien la voz o se corte de improviso; porque tenga que hacer cola ante las escasas cabinas existentes y encuentre m¨¢s de la mitad averiadas, o porque la compa?¨ªa, adem¨¢s de no atender las reclamaciones de facturaci¨®n, divulgue un infame dise?o de helader¨ªa. El usuario tiene derecho a quejarse por estas cosas, pero la compa?¨ªa se ha procurado tal imagen de vanguardia que en la mayor¨ªa de los supuestos el cliente recibe la humillante sensaci¨®n de que es una persona de ideas vulgares y preocupaciones sin vuelo frente al arrobo electr¨®nico en que viven los dirigentes de la compa?¨ªa.
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