Debate posauton¨®mico
EL ESCASO inter¨¦s suscitado en la opini¨®n p¨²blica por el debate sobre las autonom¨ªas celebrado en el Senado es todo un s¨ªntoma de que la que fuera cuesti¨®n estelar de las discusiones constitucionales y objeto de apasionadas pol¨¦micas entre los partidos hasta hace poco ha pasado a un relativo segundo t¨¦rmino en las preocupaciones de los ciudadanos. Una encuesta realizada por el Gobierno vasco en Euskadi -donde seguramente el inter¨¦s por la autonom¨ªa es muy superior a la media nacional- indicaba que asuntos como el desarrollo auton¨®mico o la eventual integraci¨®n de Navarra, en la comunidad vasca, centrales ambos en la pol¨¦mica entre partidos, ocupaban un muy modesto lugar entre las preocupaciones de los ciudadanos, muy por debajo de cuestiones como el paro, la crisis econ¨®mica, la droga, la violencia terrorista o la inseguridad.El tono de estos d¨ªas en el Senado indica que la discusi¨®n sobre las autonom¨ªas ha abandonado el terreno de la b¨²squeda de las identidades y las esencias para desplazarse paulatinamente al de la pol¨ªtica y la administraci¨®n. La integraci¨®n en las Comunidades Europeas ha tenido, psicol¨®gicamente, un efecto relativizador de las pasiones que anta?o despertaba cualquier controversia auton¨®mica; por otra parte, el asentamiento del modelo auton¨®mico consagrado por la Constituci¨®n, y su aceptaci¨®n por todas las fuerzas parlamentarias -incluyendo las que durante a?os propusieron la reforma del t¨ªtulo VIII, como AP- resta dramatismo a las divergencias. Ya no es habitual que cada discusi¨®n implique la puesta en cuesti¨®n del modelo mismo o la amenaza de romper la baraja.
Pero si el criterio es la eficacia, el acento ha de ser puesto antes en la cooperaci¨®n que en el conflicto. Por ello resulta significativo que varias de las mociones aprobadas en el pleno del mi¨¦rcoles, y orientadas a reforzar los mecanismos de coordinaci¨®n entre las distintas administraciones, lo hayan sido a propuesta de los principales grupos nacionalistas. As¨ª, a propuesta de los catalanes se aprob¨® estudiar modificaciones en el reglamento del Senado para adaptarlo a su vocaci¨®n de instituci¨®n de representaci¨®n territorial. La iniciativa bien puede considerarse una prueba de madurez pol¨ªtica. A propuesta del Partido Nacionalista Vasco se aprob¨® instar al Gobierno a reforzar los mecanismos de informaci¨®n y consulta previa ante proyectos legislativos que puedan incidir en el desarrollo estatutario. El partido del Gobierno, por su parte, se adelant¨® a presentar varias propuestas, que prosperaron, en orden a promover acuerdos consensuados sobre cuestiones pendientes o que han sido motivo de discrepancia.
Sobre la posibilidad de ampliar los ¨¢mbitos competenciales de las comunidades que accedieron a la autonom¨ªa por el art¨ªculo 143, ahora que van a cumplirse cinco a?os desde la aprobaci¨®n de sus estatutos -plazo establecido por la Constituci¨®n para eventuales reformas de los mismos-, el ministro Almunia consider¨® deseable un equilibrio entre las aspiraciones de algunas comunidades en esa direcci¨®n y la garant¨ªa de funcionalidad en la articulaci¨®n conjunta de las administraciones p¨²blicas. El ministro ofreci¨® la v¨ªa prevista en el art¨ªculo 150.2 de la Constituci¨®n,por la que el Estado "podr¨¢ transferir o delegar facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegaci¨®n". Esa v¨ªa permite al Gobierno conservar la iniciativa y establecer los ritmos del proceso. Quiz¨¢ nos encontremos ante un excesivo recelo por parte del Gobierno, pero no deja de sorprender que en determinados ¨¢mbitos siga consider¨¢ndose sin¨®nimos nivel m¨¢ximo y nivel ¨®ptimo de competencias. La experiencia desmiente esa equivalencia en numerosos casos. Cuando algunas comunidades tienen problemas para asumir todas las competencias que permiten sus estatutos es absurdo pretender que sus techos competenciales sean m¨¢s elevados.
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