El Madrid empat¨® en el barro de C¨¢diz sin forzar el ritmo
Un partido desarrollado sobre un barrizal s¨®lo se justifica por acciones aisladas. El de ayer, jugado en un rect¨¢ngulo que m¨¢s que barro era una piscina (le plomo l¨ªquido, tuvo sentido por el gol marcado por el C¨¢diz, aunque tambi¨¦n fue noticia que Hugo S¨¢nchez fallase un penalti. Y m¨¢s que por el gol gaditano, por la jugada que lo gest¨®, en la que el salvadore?o Gonz¨¢lez volvi¨® a inventar el f¨²tbol arte. El empate deja claro que el Madrid es m¨¢s equipo porque sus individualidades son superiores a las del C¨¢diz, pero tambi¨¦n que el modesto conjunto gaditano tiene esta temporada un esquema, y sobre todo una gran dosis de pundonor. La diferencia global la pone Chendo cuando gana en velocidad y con desventaja a Andr¨¦s, y Mart¨ªn V¨¢zquez cuando se desliza entre dos defensas, pero tambi¨¦n M¨¢gico Gonz¨¢lez.Los partidos entre el C¨¢diz y el Real Madrid se van convirtiendo poco a poco en una especie de ritual circense a la romana, donde los jugadores de casa son como los cristianos prestos a ser devorados por los leones. As¨ª parece entenderlo tambi¨¦n la afici¨®n de C¨¢diz, que ya no se desespera por la derrota. Una afici¨®n que vibra enfervorizada a las pinceladas de magia de Gonz¨¢lez cuando quiebra con la puntera a Sanchis o convierte el bal¨®n en un sat¨¦lite de Hugo S¨¢nchez.
El partido tuvo de f¨²tbol lo que quiso la pesadez del campo: alg¨²n ritmo en los primeros minutos y jugadas sueltas despu¨¦s. El C¨¢diz situ¨® a tres defensas en l¨ªnea -uno pegado al mexicano-, a un hombre por delante, a cuatro en la media punta que hac¨ªan presi¨®n cuando el Madrid atacaba, y a un endeble delantero. El Madrid, por su parte, opuso a cuatro defensores y Jankovic por delante, el jugador por el que pasaban todos los balones antes de ser enviados a Michel, por la banda derecha, o Mart¨ªn V¨¢zquez por la izquierda. En esta banda se plantea un interrogante: la funci¨®n de Mu?oz P¨¦rez, completamente aislado del juego y de sus compa?eros.El campe¨®n de Liga no expuso mucho ni se esforz¨® en terminar las jugadas, probablemente por pensar m¨¢s en las lesiones que en el resultado. El gol de Hugo lleg¨® tras un saque de esquina donde tres defensas dejaron inocentemente la puerta expedita al mexicano.
Un dudoso penalti, supuestamente cometido por Cortijo, pero errado por Hugo S¨¢nchez, se convirti¨® en el revulsivo imprevisto que llevar¨ªa a C¨¢diz al empate. Empujado por su p¨²blico, el equipo local se lanz¨® a un voluntarioso ataque, generalmente bien frenado por una muy serena defensa madridista.
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