"Bel¨¦n no est¨¢ para fiestas", asegura el alcalde palestino
"Esta localidad no est¨¢ para fiestas, pero creo que no habr¨¢ incidentes durante la celebraci¨®n de los actos religiosos de Nochebuena", declar¨® ayer a EL PA?S El¨ªas Freij, en su despacho de la alcald¨ªa de Bel¨¦n. "La gente est¨¢ triste y muy enfadada", dice, "porque muchos j¨®venes palestinos han muerto violentamente o han sido heridos o golpeados. Por eso he suspendido la funci¨®n navide?a del Ayuntamiento".
La emisora oficial israel¨ª inform¨® ayer de una sensible disminuci¨®n del n¨²mero de enfrentamientos entre palestinos y soldados israel¨ªes en los territorios ocupados.Desde la ventana del despacho de Freij se ven los muros y campanarios de la bas¨ªlica de la Natividad, el recinto que, seg¨²n la tradici¨®n, custodia el pesebre donde naci¨® Jesucristo. Paneles de madera cubren las paredes de la estancia, cuyos objetos m¨¢s destacados son la Enciclopedia Brit¨¢nica y la bandera de la localidad: blanca, con una rama verde de olivo que enmarca una estreIla de Bel¨¦n amarilla.
El¨ªas Freij, de 68 a?os, casado, padre de seis hijos, es un palestino de religi¨®n cristiana greco-ortodoxa. Su familia reside aqu¨ª desde hace m¨¢s de 500 a?os. "Como cristiano", dice, "estoy desolado al ver c¨®mo estos d¨ªas se pisotea el mensaje de Bel¨¦n, el deseo de paz en la tierra a los hombres de buena voluntad". Freij, alcalde desde 1972 de la localidad natal de Jesucristo, un hombre considerado moderado y projordano, responsabiliza de la situaci¨®n a "la continuidad de la ocupaci¨®n militar israel¨ª, la voluntad israel¨ª de anexionarse estos territorios ¨¢rabes y el rechazo israel¨ª a una Conferencia Internacional de Paz para Oriente Pr¨®ximo".
En Bel¨¦n hac¨ªa ayer un d¨ªa lluvioso y glacial. La mitad de los comercios estaban cerrados. En las calles hab¨ªa m¨¢s soldados israel¨ªes preparados para la guerra que peregrinos o habitantes. La tropa ocupaba todas las alturas de la plaza principal de la localidad, las de la comisar¨ªa de polic¨ªa israel¨ª, la bas¨ªlica de la Natividad, la mezquita, el Ayuntamiento y el hotel Al Andalus. Sus cascos, metralletas y radiotel¨¦fonos de campa?a contrastaban con el desarme de los guardias municipales ¨¢rabes. Un gigantesco pino con bombillas de colores y algunos gallardetes de papel recordaban que es Navidad.
Ni un peque?o Pap¨¢ Noel
En el cercano campamento de refugiados de Diesha, que inauguraba ayer toque de queda, no hab¨ªa ni un peque?o Pap¨¢ Noel. Los soldados israel¨ªes patrullaban entre chabolas, por calles de tierra, sonriendo a las mujeres vestidas a la usanza tradicional que les increpaban, a los ni?os que les miraban con odio y a los hombres con kesie sobre burritos que les evitaban. El campamento estaba cercado por una alambrada de 15 metros de alto y sus salidas hab¨ªan sido cerradas con murallas de bidones met¨¢licos.Bel¨¦n est¨¢ a pocos kil¨®metros de Jerusal¨¦n y cuenta con 40.000 habitantes, todos palestinos, de los que la mitad son musulmanes y los otros cristianos cat¨®licos o greco-ortodoxos, seg¨²n explicaciones del alcalde, un hombre tripudo, de ancho rostro de campesino, con un bigotito casi invisible. "En Nochebuena solemos recibir unos 10.000 visitantes, pero este a?o supongo que ser¨¢n muchos menos. En todo caso, yo ir¨¦ a recibir al patriarca latino de Jerusal¨¦n, y, creo, la misa del gallo se celebrar¨¢ sin problemas".
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