Unidad de acci¨®n, dinamismo y optimismo
En este art¨ªculo, el ex secretario general de CC OO, y ahora presidente de la Confederaci¨®n, propone una unidad de acci¨®n permanente, y no coyuntural, entre los sindicatos de clase y democr¨¢ticos.
Las elecciones sindicales celebradas a finales de 1986 iban a tener gran importancia para la unidad de acci¨®n sindical y la propia situaci¨®n pol¨ªtica.El Gobierno de la c¨²pula dirigente del PSOE, basado en unos 60.000-70.000 cuadros tecn¨®cratas bien pagados, aliados t¨¢citamente a los grandes medios financieros y especuladores de dentro y de fuera, que practicaba una pol¨ªtica econ¨®mica neoliberal, a lo Thatcher, antisocial necesitaba que el sindicato de su familia constituyera una base social fuertemente hegemonista, dependiente y d¨®cil. Necesitaba en el plano sindical lo que hab¨ªa conseguido en el plano pol¨ªtico. Sin ello, durar los "20 a?os de gobierno" a lo PRI mexicano a que aspiraban no ser¨ªa posible.
La victoria de CC OO en las grandes empresas y en el n¨²mero de votos total (a pesar de los 4.144 millones del patrimonio hist¨®rico dados a UGT ocho d¨ªas antes y de la normativa electoral que reduc¨ªa la proporcionalidad y representatividad de las grandes empresas) hizo fracasar la extensi¨®n de sus planes hegemonistas. A este fracaso contribu¨ªa tambi¨¦n una toma de conciencia d e importantes sectores de base y dirigentes de su central hermana, y la obsesi¨®n, casi provocaci¨®n, del ministro de Econom¨ªa, y del gran capital, al rechazar sistem¨¢ticamente cualquier aumento salarial superior al 5%.
Y se desarrollaron grandes luchas de los trabajadores en vez de la docilidad esperada. La mayor unidad de acci¨®n CC OO-UGT de los ¨²ltimos a?os, con m¨¢s de 80 millones de horas de huelga, al romper los topes salariales, permiti¨® alcanzar subidas medias de un 6,8% sin que se dispararan los precios. Y la direcci¨®n de UGT tom¨® sus distancias con respecto al Gobierno.
Ante la negativa del Gobierno de negociar los Presupuestos de 1988 en la parte que nos afecta a los trabajadores, la respuesta no tard¨® en llegar. Si lo que pretend¨ªa era que les di¨¦ramos a ellos y a la gran patronal un aval a su pol¨ªtica antisocial, la respuesta de CC OO y UGT fue clara: no firmar¨ªamos nada por arriba que fuera un visto bueno, tampoco desmovilizar¨ªamos a los trabajadores. Negociar¨ªamos los convenios empresa por empresa. Acuerdos concretos, parciales, para cambiar la pol¨ªtica econ¨®mica patrono-gubernamental.
El congreso de CC OO
El congreso m¨¢s transparente y democr¨¢tico de todos los hechos hasta ahora, a base de la representaci¨®n proporcional integral, con cerca de un 50% de los delegados y delegadas elegidos directamente adem¨¢s en los centros de trabajo.
Los medios de comunicaci¨®n pudieron observar sin trabas las reuniones; todo se hizo con luz y taqu¨ªgrafos. Amplios debates, a veces ¨¢speros, y mayor¨ªas en torno al 75% para las elecciones a los ¨®rganos dirigentes; mayor¨ªas y minor¨ªas enriquecieron las ponencias. La cl¨¢sica vieja responsabilidad de la secretar¨ªa general fue asumida por un joven, y la nueva presidencia pasar¨¢ a un viejo militante obrero, todo con naturalidad.
Unos y otros, como siempre en CC OO, bajo la direcci¨®n colectiva y la participaci¨®n y control de sus militantes, tendremos como un deber y un honor servir honestamente, con sencillez y esp¨ªritu de sacrificio, los intereses de los asalariados/ as en los pr¨®ximos a?os. Un sindicalismo de nuevo tipo, las CC OO, fortalecidas en sus formas y en su fondo, en sus principios creadores, salen de estos ¨²ltimos a?os dif¨ªciles en olor de santidad y entran en un nuevo mandato en olor de multitud, dispuestas a hacer frente a las nuevas dificultades que nos esperan con presi¨®n y con negociaci¨®n-alternativas.
Reforzados por la nueva victoria en las elecciones del ¨¢rea p¨²blica, tendremos que reexaminar lo que debe ser el fin de una etapa sindical y el comienzo de otra. A los 12 a?os de iniciada la transici¨®n y despu¨¦s de las elecciones sindicales de 1986 y 1987, lo que por parte de nuestros principales competidores en el sindicalismo de clase y democr¨¢tico, los compa?eros de UGT -tambi¨¦n de nosotros hasta 1980-, fue el objetivo fundamental, el hegemonismo, ha fracasado, y debe dejar paso a una unidad de acci¨®n permanente, no circunstancial o accidental, a partir de la nueva correlaci¨®n de fuerzas m¨¢s estabilizada.
Una nueva etapa debe comenzar cuando adem¨¢s ambos, desde diferentes concepciones y caminos, hemos llegado a las siguientes conclusiones: que los grandes acuerdos est¨¢n agotados o fracasados; que adem¨¢s favorecen los objetivos finales del sistema y perjudican las movilizaciones y alternativas de los trabajadores; que los sindicatos de clase y democr¨¢ticos deben ser independientes de los patronos p¨²blicos o privados, independientes de todos los Gobiernos y partidos. No se trata de un apoliticismo de v¨ªa estrecha, sino de situarnos cada uno en su sitio; algunos militamos en los PP obreros; debemos juzgarlos por lo que hagan, pero no negar su papel.
Debemos ver claro tambi¨¦n que, dirigidos por ciertos grupos elitistas, reducidos sectores corporativo-olig¨¢rquico-profesionales, apoyados por los sectores m¨¢s reaccionarios, tratan de poner en pie en nuestro pa¨ªs un nuevo amarillismo, bas¨¢ndose en nuestras insuficiencias con respecto a ciertos t¨¦cnicos superiores y medios, y separan a los trabajadores y dividen el conjunto de nuestra clase.
Cuando todo se mueve en nuestro pa¨ªs y en el mundo en la v¨ªa de la paz y el progreso, pero tambi¨¦n de la crisis, el paro y el hambre, m¨¢s que nunca es necesaria la unidad de acci¨®n de los sindicatos de clase.
Despu¨¦s del cese de las hostilidades entre nosotros, despu¨¦s del fracaso de los intentos de hegemonismo de unos sobre otros, y con el desarrollo de la independencia sobre empresarios, Gobiernos y partidos; despu¨¦s de cierto renacimiento por otro lado de un elitismo-corporativo-olig¨¢rquico profesional, te?ido de amarillismo reaccionario, ha llegado la hora de examinar la nueva situaci¨®n y sacar las conclusiones adecuadas.
Ha llegado la hora de considerar que los grandes sindicatos de clase y democr¨¢ticos, debemos pensar que la unidad de acci¨®n m¨¢s permanente en torno a los tres o cuatro grandes objetivos comunes es vital en esta nueva etapa.
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