La confirmaci¨®n de Almod¨®var

Televisi¨®n Espa?ola sigue en su empe?o de dar a conocer al espectador perezoso, aquel que no se desplaza a la sala de cine, la filiriografia, ya notabil¨ªsima, de Pedro Almod¨®var. Recordemos que ¨¦l removi¨® el gallinero de nuestro pl¨¢cido cine con la descacharrante Pepi, Luci, Bom s'in que nadie, la verdad, se lo tomara demasiado en serio; que sigui¨® fustigando con la ecl¨¦ctica Laberinto de pasiones, y que se impuso con Entre tinieblas, como un diestro narrador de melodramas.Pues bien, ?Qu¨¦ he hecho yo para merecer esto! -hay que respetar su voluntaria y antiacad¨¦mica mezcla de interrogante y admiraci¨®n, dato sintom¨¢tico de la libertad creadora de su filme nos lo confirma como un gran cineasta, am¨¦n de un brillante soci¨®logo, puesto que su prop¨®sito plenamente cumplido, es el de exponer la vida de un ama de casa de hoy, agobiada en sus de beres. La pel¨ªcula se distorsion hacia los g¨¦neros m¨¢s diversos desde el homenaje al Hitchcock televisivo hasta la comedia costumbrista, pasando, por el melodrama cl¨¢sico. En todos y cada uno de sus m¨²ltiples registros, la mirada es cr¨ªtica, y la exploraci¨®n, rigurosa. Y no importa la tangente demasiado pronunciada pues el dardo da siempre en diana y se sigue con enorme inter¨¦s. Anotemos, faltar¨ªa m¨¢s, el atractivo de los actores, desde Maura a Forqu¨¦ y a Lampreave.