Vida y ficci¨®n
Se resiste uno a recordar la palabra Pirandello porque se ve por todas partes que director y autor creen que no es eso, sino otra forma de vanguardia, otra manera m¨¢s actual de mezclar vida y ficci¨®n, o ni siquiera de eso: de hacer reconocer que no hay ni fronteras entre ellas. "Hablar a estas alturas (?se sigue haciendo!) de realidad y ficci¨®n, o vida y apariencia, o sueflo y verdad como si fueran dos viejos conocidos o un par de amigas que se completan a maravilla resulta repugnante", escribe el autor ?lvaro del Amo. Uno desea no ser repugnante, y por tanto duda de ver bien lo que ve o entender lo que entiende. En el escenario hay un director y un guionista que traman un gui¨®n; los personajes evocados aparecen en escena en forma de parodia -como las parodias de siempre, con sus exageraciones, su hablar amanerado, su afectaci¨®n rid¨ªcula- del melodrama; van mezcl¨¢ndose poco a poco con director y guionista, y tambi¨¦n con sus vidas privadas -sus compa?eras, el beb¨¦ que nace en la casa del guionista-, que comparecen en forma de comedia -no parod¨ªstica m¨¢s que como insinuaci¨®n, como acentuaci¨®n del lugar com¨²n-; finalmente no se sabe lo que en la supuesta Pel¨ªcula es ficci¨®n o esrealidad, ni siquiera si es repugnante no saberlo o creer que se sabe; o no aceptar que ambas cosas, y todos los otros pares, son lo mismo. Entonces no hay quien reprima la palabra pirandellismo para encontrarse en terreno conocido ni quien evite recordar el teatro dentro del teatro (ahora el cine dentro del teatro, como ya se viene viendo con frecuencia en esta temporada).
Motor
De ?lvaro del Amo. Int¨¦rpretes: Manuel de Blas, Jorge de Juan, Emilio Guti¨¦rrez Caba, Lola Mateo, Amaia Lasa, Miguel Z¨²?iga, Jeannine Mestre, Carlos Moreno, Nieves Romero, Cristina de Torres, Daniel Uribe, Macho Mart¨ªnez. Escenograf¨ªa y vestuario: Luis Mendo y Bernardo Fuster. Direcci¨®n: Guillermo Heras. Teatro Mar¨ªa Guerrero (Centro Dram¨¢tico Nacional), 14 de enero.
Suavidad
Dentro de ese terreno conocido se admira con qu¨¦ suavidad y con qu¨¦ iron¨ªa lo ha escrito ?lvaro del Amo, y c¨®mo son de afinadas sus reflexiones sobrela escritura y la representaci¨®n, y c¨®mo de burlones sus mon¨®logos -el del beb¨¦- y de graciosas sus parodias. Y c¨®mo Guillermo Heras acierta al dirigir a sus actores, tan bien repartidos; a marcar esa doble, o triple, o m¨²ltiple personalidad, ese juego en el que las palabras se suspenden tenuemente o vuelven sobre s¨ª mismas cuando han de desmenuzar el t¨®pico; c¨®mo lo hacen actores como Emilio Guti¨¦rrez Caba, Jeannine Mestre o Manuel de Blas; y se puede seguir citando a Lola Maleo, a Amaia Lasa.Y por qu¨¦ el decorado como el technicolor, y las luces, y la neutralidad de los objetos... Estamos en un mundo conocido: el escritor, ?lvaro del Amo, expone su cultura, su autobiograf¨ªa -en el grado que quiere o con las cifras que le convienen-, sus largas reflexiones de ensayista y cr¨ªtico de cine sobre la materia de laScci¨®n y la sintaxis de la expresi¨®n. Lo hace cuidadosamente bien, con una literatura donde por todas partes desborda el, escepticismo, la inseguridad, la iron¨ªa; un cierto patetismo elegante y fr¨ªo.
El todo dura hora y cuarto, es grato de ver y hace gracia; los actores, el autor y el director y sus colaboradores se asomaron a recibir buenos aplausos. Mientras, all¨¢ en el fondo, se o¨ªa un solo, ¨²nico, silbido de protesta.
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