El paso del tiempo en vez del tiempo de El Paso
Aunque el t¨ªtulo completo de la convocatoria lo deja claro y, complementariamente, los responsables de la Fundaci¨®n Juan March se encargan de remacharlo en el pr¨®logo del cat¨¢logo editado al efecto, resulta dif¨ªcil evitar el equ¨ªvoco. Para no contribuir a ello, comencemos por aclarar no s¨®lo los t¨¦rminos de la convocatoria, sino, lo que es m¨¢s importante, su contenido. En primer lugar, se trata de reconstruir la historia del movimiento art¨ªstico El Paso, fundado en Madrid el a?o 1957 y disuelto en 1960, adoptando como punto de vista la trayectoria posterior de sus miembros.Dada la relevancia hist¨®rica que tuvo El Paso y su huella legendaria en el seno de la vanguardia espa?ola posterior, el punto de vista elegido en la presente exposici¨®n podr¨ªa dar la impresi¨®n de no carecer a prior? de justificaci¨®n, aunque, dadas las circunstancias que presidieron la historia del grupo como tal, el muy diferente talante y calidad art¨ªsticos de sus componentes y la propia evoluci¨®n del arte espa?ol entre finales de los a?os cincuenta y la actualidad, conviertan a la postre esa justificaci¨®n inicial en una simple curiosidad carente de poder aleccionador.
El Paso despu¨¦s de El Paso en la Colecci¨®n de Juan March
Fundaci¨®n Juan March. Castell¨®, 77. Madrid, del 22 de enero al 16 de marzo de 1988.
Quiero decir que en el caso concreto de El Paso, a diferencia de otros movimientos de vanguardia, lo verdaderamente relevante es el an¨¢lisis de su aportaci¨®n en el momento en que se produjo y no el de la evoluci¨®n de la obra de sus componentes. Ese seguimiento indiscriminado de quienes en un determinado momento decidieron, no formal, sino art¨ªsticamente, separarse no aporta otra cosa que lo obvio: la constataci¨®n de unas trayectorias art¨ªsticamente divergentes.
Problemas pr¨¢cticos
Los movimientos de vanguardia, conviene tambi¨¦n aclararlo, son muchas veces agrupaciones estrat¨¦gicas que se aglutinan m¨¢s en funci¨®n de problemas pr¨¢cticos (obtener e intercambiar informaci¨®n, promover exposiciones y, en fin, realizar todo tipo de actividades que sirvan de plataforma de lanzamiento a los miembros que lo componen).que propiamente estil¨ªsticos, aunque en un principio todos traten de adoptar una tendencia como su bandera de combate.En el caso de El Paso esa tendencia fue vagamente la del informalismo o, m¨¢s concretamente, la del expresionismo abstracto, que, por otra parte, fue la que result¨® m¨¢s adecuada para resolver la dicotom¨ªa existente en el arte espa?ol contempor¨¢neo entre tradici¨®n. y vanguardia -vamos: entre las se?as de identidad hist¨®ricas y el lenguaje cosmopolita-, sin lo cual resultaba imposible expresarse con convicci¨®n y, por tanto, crear un arte nacional -con personalidad propiafiable allende nuestras fronteras, cuesti¨®n siempre importante, pero mucho m¨¢s en la Espa?a aislada de la posguerra.
Interrogarse retrospectivamente desde hoy en qu¨¦ contexto, de qu¨¦ manera, hasta qu¨¦ punto y por qu¨¦ hicieron lo que hicieron los miembros de El Paso cuando El Paso existi¨® como tal es la verdadera cuesti¨®n interesante, lo hist¨®ricamente revelador, y sobre todo, a pesar de las exposiciones previamente montadas con este prop¨®sito y las monografias publicadas al respecto, aquello que a¨²n puede hacemos reflexionar con provecho sobre el hecho en s¨ª y su proyecci¨®n ulterior como tal hecho, m¨¢xime cuando lo que ya s¨ª sabemos es que, al margen de la desigual calidad de sus componentes, no existi¨® una total cohesi¨®n estil¨ªstica precisa entre ellos.
El planteamiento de la muestr¨¢ parte, pues, de un error de enfoque que, sumado a la restricci¨®n de tener que proveerse s¨®lo con las obras que han ido a parar a los fondos de la Fundaci¨®n Juan March, genera, no obstante, ese evitable equ¨ªvoco al principio denunciado: el de anunciar con t¨¦rminos enga?osamente historicistas lo que no es m¨¢s que una antol¨®gica sobre un conjunto de artistas espa?oles contempor¨¢neos cuyo principal nexo de uni¨®n est¨¢ aqu¨ª reducido a la categor¨ªa de an¨¦cdota.
De tal manera que, en definitiva, como reflexi¨®n hist¨®rica ¨²til sobre El Paso, sobran en esta exposici¨®n todas las obras posteriores a 1960, pero, por si fuera poco, no pocos de los artistas aqu¨ª reunidos est¨¢n ¨²nicamente representados con piezas cronol¨®gicamente tard¨ªas, con lo que falta hasta el elemento referencial b¨¢sico para verificar adecuadamente la trayectoria presuntamente objeto del an¨¢lisis.
Nos encontramos, nunca mejor dicho, ante un traspi¨¦s o un mal paso sobre El Paso: una equivocaci¨®n entre el tiempo de El Paso con el paso del tiempo.
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