La invencible Mafia italiana
Sicilia exige radicales medidas de Estado contra los pistoleros

Otra vez la Mafia sobre el tapete. Otra vez muertos, funerales de Estado, miedo, l¨¢grimas, promesas de los pol¨ªticos, disputas acaloradas. Otra vez manifestaciones por las calles de Palermo contra la piovra. Otra vez el gran escritor siciliano Leonardo Sciascia, que, contra corriente, afirma que "Palermo no tiene remedio"; que pide, atray¨¦ndose la impopularidad, una polic¨ªa 10 veces m¨¢s fuerte. Y que lanza un desaf¨ªo: ?quiere la gente que se acabe con la Mafia?
Hay una sola soluci¨®n, escribe Sciascia: "Que nadie vote por los partidos que han estado de alg¨²n modo comprometidos con la Mafia". Y para que todos entiendan, puntualiza: "Por ejemplo, que se vote s¨®lo a los verdes y a los radicales", dando a entender que ninguno de los partidos tradicionales de gobierno y de oposici¨®n tienen las manos limpias.Mientras tanto, el alcalde democristiano de Palermo, Leoluca Orlando, considerado el primer alcalde de aquella ciudad no cacareado de los ¨²ltimos tiempos, llega a Roma con el presidente de la regi¨®n, Rino Nicolosi, y juntos gritan su desesperaci¨®n y su rabia, primero en Palazzo Chiggi, ante el presidente del Gobierno, Giovanni Goria, y despu¨¦s ante el presidente de la Rep¨²blica, Francesco Cossiga. "Solos no podemos ya hacer nada contra la Mafia", exclaman, confesando su impotencia. Y a?aden: "O el problema de Sicilia se considera nacional o no tiene arreglo".
Y piden que se resucite la Comisi¨®n anti-Mafia del Parlamento, pera- con nuevos poderes, por ejemplo que se pueda detener inmediatamente a los testigos reticentes. Piden una polic¨ªa mejor preparada; piden que llegue a Palermo gente no siciliana, para que no pueda estar comprometida. Piden que Hacienda pueda tener mayor libertad en investigar los capitales sospechosos.
Pero cuando se trata de tomar decisiones, todo cambia. Por ejemplo, el Consejo Superior de la Magistratura se ha dividido en el nombrarr¨²ento del nuevo jefe del juzgado de Palermo. El gran candidato de la opini¨®n p¨²blica era Giovarmi Falcone, el magistrado casi m¨ªtico, el alma del max?proceso contra la Mafia que se acaba de concluir, el que ha vivido estos a?os blindado, con una escolta de 14 agentes y con cristales anti-bala hasta en el ba?o de su casa. Indiscutidamente, el m¨¢s preparado en la criminalidad maflosa.
Sn embargo, el ¨®rgano supremo de la magistratura ha preferido elegir para dirigir el juzgado de Palermo a Antonino Meli, cuyo ¨²nico m¨¦rito frente a Falcone era su mayor veteran¨ªa en el escalaf¨®n: tiene 68 a?os de edad. La votaci¨®n fue dur¨ªsima: perdi¨® Falcone por 10 votos contra 14.
El ex alcalde asesinado, Giuseppe Insalaco, democristiano, acusado de connivencia con la Mafia, despu¨¦s arrepentido y colaborador de la polic¨ªa, ha dejado una maleta llena de confesiones escritas de pu?o y letra. Y ya se sabe que alguien ha hecho y robado fotocopias de todo. La Mafia sab¨ªa cuando lo asesin¨®, que Insalaco era un vendido.
Los j¨®venes piden en la calle que la anterior Comisi¨®n parlamentaria anti-Mafia haga p¨²blicos los cientos de fichas secretas sobre enjuagues de administradores y pol¨ªticos con la Mafia. El alcalde de Palermo ha dicho en Roma que de nada sirve buscar a los ¨²ltimos asesinos si antes no se hace justicia con los anteriores. En Palermo han ca¨ªdo bajo el plomo pol¨ªticos, carabineros y magistrados ilustres.
El problema es que la red de la Mafia es hoy anch¨ªsima. Est¨¢ tejida de droga, armas, secuestros, chantajes pol¨ªticos, violencias, silencios criminales, compromisos de Estado. Querer resolver el problema supondr¨ªa un cambio a fondo de la misma pol¨ªtica nacional. Casi una nueva Rep¨²blica.
El padrino
La Mafia, o por lo menos la costumbre mafiosa, est¨¢ ya arraigada en los pliegues m¨¢s profundos de la psicolog¨ªa italiana. Sin padrino no se hace nada. Sin un amigo, ni se lleva el coche al taller. Y menos se ingresa en un hospital o se consigue trabajo en un peri¨®dico. La gente no se f¨ªa de la ley, no cree en los derechos de ciudadano. Hay siempre que hacer un rodeo para llegar a donde podr¨ªa y deber¨ªa irse en l¨ªnea recta.La Mafia, una especie de suplencia del Estado italiano, juega con todas las incertidumbres, las ausencias, los errores, los retrasos y los pecados de la Administraci¨®n p¨²blica, de la burocracia eterna, de la no transparencia de una pol¨ªtica sin recambio desde hace 40 a?os. Pero el cambio no se har¨¢ por generaci¨®n espont¨¢nea. En un pa¨ªs democr¨¢tico, a la clase pol¨ªtica se la puede cambiar con el simple voto de los ciudadanos. Todo lo dem¨¢s se quedar¨¢ siempre en l¨¢grimas de cocodrilo.
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