Presente y futuro del socialismo en Europa
En el 31? Congreso del PSOE se debaten problemas que no s¨®lo son importantes para Espa?a, sino tambi¨¦n para toda Europa. La cuesti¨®n es si la "hegemon¨ªa cultural" (Antonio Gramcsi) de los socialistas espa?oles ser¨¢ el punto de arranque de una nueva fase de liderazgo ideol¨®gico de la izquierda en Europa o si se producir¨¢ la divisi¨®n de la izquierda espa?ola y la consiguiente toma del poder de las fuerzas conservadoras en el ¨²ltimo pa¨ªs europeo grande con r¨¦gimen socialista.No cabe duda que en un momento en que Margaret Thatcher gobierna en el Reino Unido, Jacques Chirac en Francia y Helmut Kohl en la Rep¨²blica Federal de Alemania, la mayor¨ªa del PSOE en Espa?a es algo excepcional. Sin duda este hecho se debe a unas circunstancias espa?olas especiales, como por ejemplo la implicaci¨®n de los conservadores espa?oles en el r¨¦gimen de Franco. Pero tambi¨¦n es debido a que los socialistas espa?oles no se dejaron arrebatar (a diferencia, por ejemplo, de los socialdem¨®cratas alemanes) por la ofensiva de los neoconservadores conceptos como progreso, modernidad y futuro. Por lo que todav¨ªa luchan Neil kinnock (con sus ayudantes Gerald Kaufinann y Bryan Gould) en el Reino Unido, Michel Rocard en Francia, Win¨ª Kok en Holanda y un ala progresista en trance de formaci¨®n del SPD en Alemania -una visi¨®n realista de la democracia social basada en una cooperaci¨®n antagonista con la econom¨ªa- ha sido hasta ahora la idea fundamental (no siempre seguida) del proyecto socialista espa?ol. ?Seguir¨¢ si¨¦ndola?
Europa se encuentra por dos razones en una fase de transici¨®n decisiva. En los pr¨®ximos 15 o 20 a?os se decidir¨¢ si este viejo continente podr¨¢ competira la larga con Estados Unidos, Jap¨®n y los cuatro peque?os tigres asi¨¢ticos (Singapur, Taiwan, Hong-Kong, Corea del Sur). S¨®lo hay dos soluciones: o los europeos se unen, o sus pa¨ªses se convertir¨¢n en atractivos objetivos tur¨ªsticos de pueblos no europeos: conscientes de s¨ª n-i?smos, cargados de cultura e insigni.ficantes.Desaf¨ªoEl desaf¨ªo a que tiene que enfrentarse Europa (y la izquierda europea) tiene dos aspectos: uno de pol¨ªtica exterior y otro econ¨®mico. En ambos campos urgen ideas nuevas.
En pol¨ªtica exterior nos encontramos en una fase comparable a la de finales de los a?os sesenta: la estrategia actual de la OTAN (esta vez la estrategia de la flexible response) se ha vuelto inveros¨ªmil. Nadie supone ya que Estados Unidos emplear¨ªa armas nucleares en un estadio relativamente temprano de un posible conflicto militar, s¨®lo lo supone el establishment de la OTAN como si no hubiese pasado nada. A eso se a?ade el apren-¨²ante programa de desarme de Gorbachov (surgido de las dificultades econ¨®micas). La cuesti¨®n es si los europeos permitir¨¢n que las dos superpotencias lleguen a un acuerdo pasando por encima de ellos (y sin muchas consultas) o si lograr¨¢n desarrollar una iniciativa com¨²n. La soluci¨®n para los europeos ser¨ªa crear un puntal propio europeo en la OTAN e inducir al desarme a los sovi¨¦ticos a trav¨¦s de ofertas de desarme concretas. Las opcionesofensivas deber¨ªan sustitu¨ªrse por opciones claramente defensivas bajo el lema de la supremac¨ªa defensiva rec¨ªproca. Esto requerir¨ªa, no obstante, que los Gobiernos europeos dejasen de depender de la ayuda de ambas superpotencias y se pusiesen de acuerdo sobre iniciativas de desarme propias.
M¨¢s importante todav¨ªa que el desaf¨ªo exterior es el desaf¨ªo econ¨®mico. El mundo se encuentra al principio de una grave recesi¨®n. Al mismo tiempo, el desarrollo tecnol¨®gico impone un gran salto desde la sociedad industrial a la sociedad infortica. La nueva t¨¦cnica de informaci¨®n y comunicaci¨®n, la nueva t¨¦cnica de producci¨®n (por ejemplo los sistemas de fabricaci¨®n flexibles, los robots industriales) o la t¨¦cnica de los procesos biol¨®gicos (por ejemplo la tecnolog¨ªa gen¨¦tica o el trata miento org¨¢nico de residuos) exigen la transformaci¨®n radical de un importante sector de nuestra realidad laboral. Citemos un solo ejemplo: el mercado mundial de la t¨¦cnica de informaci¨®n y comunicaci¨®n se habr¨¢ multiplicado por dos (partiendo de 400.000 millones de d¨®lares en 1985) hacia mediados de los a?os noventa. Hoy la t¨¦cnica de la informaci¨®n y de la comunicaci¨®n es ya en todo el mundo una de las ramas m¨¢s importantes de la econom¨ªa, comparable por su tama?o y sus beneficios con la industria del autom¨®vil y del acero. Se calcula que en el a?o 2000 esta rama de la econom¨ªa ocupar¨¢ el segundo puesto de todos los sectores de la industria. ?Tendr¨¢ Europa la fuerza para convertirse en una potencia en este campo o se quedar¨¢ atr¨¢s? Para contestar a esta pregunta es tambi¨¦n decisivo saber qu¨¦ pasos da o deja de dar Espa?a en el camino que conduce a la econom¨ªa inform¨¢tica transnacional.
Estado social
Se trata de los semiconductores y los chips microelectr¨®nicos, de la tecnolog¨ªa de informaci¨®n moderna; es decir del software y del desarrollo conjunto de la elaboraci¨®n de datos, de la comunicaci¨®n y telecomunicaci¨®n. El estado social europeo s¨®lo puede perdurar si los europeos definen correctamente las tareas del futuro en estos campos. ?Lo lograr¨¢n?
Esto no s¨®lo requiere ingenieros h¨¢biles y empresarios capaces; requiere tambi¨¦n un proyecto pol¨ªtico. Las redes de telecomunicaci¨®n que rodean el globo terr¨¢queo son la m¨¢quina m¨¢s grande que haya construido jam¨¢s la humanidad. ?Lograr¨¢ la izquierda europea programar esta m¨¢quina de acuerdo con los intereses de la mayor¨ªa de los pueblos, es decir, de acuerdo con los intereses del bien com¨²n, o se privatizar¨¢ todo? Asistirnos al nacimiento de una cultura de medios global. ?Se conservar¨¢n en ella las tradiciones espirituales de la vieja Europa o embotar¨¢n en el futuro series de televisi¨®n norteamericanas como Denver y Dallas los cerebros de los trabajadores europeos? En todo caso es imaginable que se produzca una incre¨ªble explosi¨®n del conocimiento. ?Procurar¨¢n los europeos que beneficie a amplios sectores de la poblaci¨®n, o permitir¨¢n que unos pocos sepan cada vez m¨¢s y la mayor¨ªa cada vez menos? ?Depender los europeos de los bancos de datos norteamericanos, de capacidades a menudo superiores, o crear¨¢n los suyos propios?
Son preguntas abiertas y su respuesta decidir¨¢ lo que ser¨¢ de Europa y del socialismo democr¨¢tico que desarrollaron hace muchas d¨¦cadas hombres como August Bebel, Jean Jaures o Pablo Iglesias.
En Espa?a chocan de manera distinta que en Francia y en Alemania tres estratos sociales muy distintos: una sociedad campesina casi preproletaria, una sociedad del bienestar y consumista altamente industrializada que se desarrolla r¨¢pidamente y una sociedad minoritaria elitista de especialistas que ya vive en la era de la microelectr¨®nica. En el Reino Unido, en Francia y en Alemania esta tercera sociedad minoritaria es ampliamente conservadora: s¨®lo pocos ingenieros y empresarios, s¨®lo algunos de los nuevos independientes pertenecen a la izquierda. La f¨®rmula de ¨¦xito de Gonz¨¢lez y del PSOE consiste en que poseen una clara mayor¨ªa en esa sociedad minoritaria creadora de opini¨®n. La tarea es doble: por un lado la izquierda debe aprovechar el talento especializado de estas personas; por otro lado tiene que exigir de los especialistas que tomen en serio los conflictos sociales en las antiguas zonas industriales y en las viejas estructuras industriales y apoyen una modernizaci¨®n social y una innovaci¨®n dirigida socialmente. Quien quiera cumplir estas dos tareas tendr¨¢ que caminar sobre la cuerda floja. Podr¨¢ caer por ambos lados y abajo habr¨¢ muchos que s¨®lo est¨¢n esperando a que el acr¨®bata tropiece con sus propios pies. Est¨¢ por ver c¨®mo terminar¨¢ el n¨²mero de la cuerda floja.
Peter Glotz es secretario del Partido Socialdem¨®crata Alem¨¢n (SPD). Traductor: Anton Dieterich
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