Leslie Manigat se presenta como"el presidente de todos los haitianos
El presidente electo de Hait¨ª, el centrista Leslie-Fran?ois Manigat, dirigi¨® ayer un mensaje televisado a todos sus compatriotas en el que se present¨® como "el presidente de todos los haitianos sin distinciones". Aislado de las principales fuerzas pol¨ªticas, organizaciones sociales y las iglesias cat¨®lica y protestante; elegido en unos comicios dominados por el abstencionismo y el fraude generalizado, Manigat tiene como ¨²nico, pero decisivo, apoyo a las fuerzas armadas.
Seg¨²n los resultados oficiales de las elecciones del pasado d¨ªa 17, acudi¨® a las urnas el 35% del electorado -cifra contestada por los observadores y la oposici¨®n que consideran que votaron menos del 20%-, y Manigat cosech¨® el 50,29% de los sufragios.Sus rivales pol¨ªticos le acusan de ser el candidato de los militares, de que se convertir¨¢ en una marioneta en sus manos. Han denunciado que los soldados de algunos cuarteles fueron llevados en camiones a los colegios electorales para votarle. Si se cumplen todos los plazos previstos por el actual r¨¦gimen c¨ªvico-militar, ocupar¨¢ la jefatura del Estado el 7 de febrero pr¨®ximo.
En cualquier caso, Manigat deber¨¢ contar con el autonombramiento de quienes ocupar¨¢n la jefatura y la subjefatura de las fuerzas armadas durante tres de los cuatro a?os de su mandato: el teniente general Henry Namphy y el mayor general Williams Regala. "No veo una soluci¨®n viable en Hait¨ª sin los militares, y menos a¨²n en contra de ellos", declaraba Manigat la v¨ªspera de las elecciones a los enviados de El PA?S y La Vanguardia.
Cuando se le pregunta si aceptar¨ªa la soluci¨®n paname?a -un poder civil maniatado por los militares-, Manigat sonr¨ªe y se?ala que prefiere la soluci¨®n Venezuela, que conoci¨® bien durante su forzada estancia de nueve a?os en este pa¨ªs: que los militares vuelvan a los cuarteles.
"Lo importante", a?adi¨®, "es la democratizaci¨®n del Ej¨¦rcito, su modernizaci¨®n para que se dedique a la tarea que le es propia, la defensa del territorio nacional, y para ponerlo al servicio del desarrollo de la naci¨®n".
Manigat, de 57 a?os de edad, profesor universitario licenciado en Letras y en Ciencias Pol¨ªticas en Par¨ªs, considera que el futuro que espera a Hait¨ª no es nada f¨¢cil. Su mandato, am¨¦n de las limitaciones militares, tendr¨¢ el condicionante de que su partido, la Agrupaci¨®n de Dem¨®cratas Nacionales y Progresistas, no est¨¢ bien estructurado. Con una Constituci¨®n que ha cambiado el sistema presidencialista dominante desde la independencia de Hait¨ª, en 1804, por otro mixto que da mayor peso al Congreso, Manigat se enfrentar¨¢ a una mayor¨ªa parlamentaria, que estar¨¢, presumiblemente, en manos de independientes, etiqueta que en numerosos casos oculta a duvalieristas puros.
Con su tono de voz, habitualmente alto, insiste en que la soluci¨®n est¨¢ en la reconciliaci¨®n nacional, en el di¨¢logo con todas las fuerzas pol¨ªticas.
A pesar de sus 23 a?os de exilio y de que s¨®lo asumi¨® la direcci¨®n de varios departamentos del Ministerio de Asuntos Exteriores durante los dos primeros a?os de mandato de Frangois Duvalier, Manigat no se ha liberado de que sus enemigos le coloquen el calificativo de macoutista. Desde sectores imparciales se le atribuyen ambiciones pol¨ªticas desmedidas. Todos le reconocen una gran inteligencia.
Padre de siete hijos, est¨¢ casado en segundas nupcias con Mirlande Hipolite, una antigua alumna suya que se ha convertido en su principal colaboradora. En una conferencia de prensa durante la campa?a electoral de noviembre, una periodista pregunt¨® a Manigat que qu¨¦ pintaba su esposa all¨ª. El candidato respondi¨® que Mirlande Hipolite estaba presente en calidad de responsable de las relaciones exteriores y con la Prensa de su partido y como candidata al Senado.
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