Bares, ?qu¨¦ lugares!

La pel¨ªcula El¨ªgeme, de Alan Rudolph, padre espiritual de la modernidad, entra por los ojos, una de las principales bazas de su ¨¦xito. Su est¨¦tica, en una l¨ªnea que de alguna manera enlaza con la de Corazonada, de Coppola, se apoya en la noci¨®n del dise?o, de los colores nocturnos, las luces de ne¨®n y el new lock de esos bares musicales de los ochenta que, como el que centra la acci¨®n del filme, el Eve's, re¨²nen todas las noches una pintoresca fauna humana ¨¢vida de comunicaci¨®n y sensaciones.Pero El¨ªgeme entra tambi¨¦n por los o¨ªdos, porque mientras un saxo desgarrado y la voz de Teddy Pendergrass puntean y comentan las historias cruzadas de estos desheredados de la noche, nuestra percepci¨®n sintoniza con el inaprehensible arte de la m¨²sica. Ah¨ª la pel¨ªcula es como un cruce entre el cine de Eric Rohmer y el de Jacques Demy.