El grito quedo de un artista
Andrei Mijalkov Konchalovski -hermano mayor del realizador Nikita Mijalkov-, descendiente de una familia de artistas, es hombre de gran sensibilidad y vasta cultura, hecho que se evidencia en su cine realizado desde 1984 en Estados Unidos.Su partida a la industria norteamericana podr¨ªa,colocarse en paralelo a la actitud de uno de los coprotagonistas de Ansias de vivir, un virtuoso violinista que abandona Europa y las salas de concierto para interpretar en Las. Vegas, noche tras noche, El vuelo del moscard¨®n, y disfrutar de un extraordinario contrato.
Andrei Konchalovski, que pens¨® primero en ser m¨²sico, tras diplomarse en el Instituto Cinematogr¨¢fico de Mosc¨², fue compa?ero del genial Tarkovski y, como ¨¦l, fue acusado de alejarse de la ortodoxia.
Ansia de vivir
Director: Andrei Konchalovski. Gui¨®n: Tom Kempinski, Jeremy Lipp, Andrei Konchalovski, basado en la pieza teatral de Tom Kempinski. Fotograf¨ªa: Alex Tbompson. Producci¨®n: Golan Globus. Estados Unidos, 1986. Int¨¦rpretes: Julie Andrews, Alan Bates, Max von Sydow, Rupert Everett, Margaret Couternay, Sigfrid, Steiner, Catryn Harrison. Salas de estreno en Madrid: Amaya y Tivoli.
Antes de abandonar la Uni¨®n Sovi¨¦tica dej¨® dos magn¨ªficos ejemplos de su capacidad de cineasta: T¨ªo Vania -espl¨¦ndida adaptaci¨®n filmica de Chejov- y Siberiada, una hermosa visi¨®n ¨¦pica de Siberia.
En Ansias de vivir nos narra la tragedia de una genial concertista de viol¨ªn aquejada de esclerosis, cuya par¨¢lisis progresiva la apartar¨¢ de los escenarios. A los problemas profesionales, el olor de la muerte y los bandazos afectivos se sumar¨¢n para cambiar la trayectoria de la concertista, cuya reflexi¨®n interior en las ¨²ltimas secuencias mantiene un equilibrio inestable entre lo rid¨ªculo y lo sublime, sin olvidarse de homenajear al ¨¢rbol de Tarkovski.
Ruina profesional
La colaboraci¨®n de Konchalovski en el gui¨®n denota una cierta preocupaci¨®n por la ruina profesional, y est¨¢ impregnado de un cierto aroma de Chejov y un aire algo viciado de Bergman. Tambi¨¦n se constata con mayor claridad la sensibilidad y primorosa minuciosidad del realizador, que con facilidad consigue impregnar de valor dram¨¢tico los objetos y apresa las miradas de sus actores, imponi¨¦ndoles el gesto matizado, aunque luego todos no sean capaces de realizarlo.Por el contrario, el simb¨®lico trapero, el psicoanalista enamorado y la pirueta sentimental final no elevan la bondad de esta historia, donde aparece el tufillo desagradable del melodrama sensiblero.
Despu¨¦s de sus otras dos obras americanas, Los amantes de Mar¨ªa y Runaway train, Ansias de vivir nos recuerda el peligro que acecha al catador de belleza que acaba encontr¨¢ndola en todas partes, hecho que parece que empieza a ser preocupante en la trayectoria americana de Konchalovski.
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