Las empresas tambi¨¦n participan en Calgary
PETER STOLER En 1928, Coca-Cola envi¨® 1.000 cajas de su bebida dulce oficial al barco que conduc¨ªa al equipo norteamericano a los Juegos Ol¨ªmpicos de Amsterdam. Probablemente pareci¨® un gran gesto por aquel entonces. Este a?o, s¨®lo por el privilegio de autonominarse bebida oficial, Coca-Cola ha pagado tres millones de d¨®lares (342 millones de pesetas). Los Juegos Ol¨ªmpicos fueron a Los ?ngeles en 1984 y aprendieron a reducir cantidades y a vender fantas¨ªas, logrando 215 millones de d¨®lares (24.510 millones de pesetas) de beneficios. Los organizadores de Calgary s¨®lo han seguido el ejemplo de Los ?ngeles.
Veintid¨®s grandes compa?¨ªas americanas y canadienses funcionan como patrocinadores oficiales, otras 26 hacen la funci¨®n de proveedores oficiales y 41 son las concesionarias oficiales, vendiendo de puerta en puerta sudaderas con el logotipo ol¨ªmpico y mu?ecas Barbie patinadoras. "Estos Juegos no s¨®lo igualar¨¢n el valor de los gastos con el de las ganancias, sino que sacar¨¢n mucho dinero en limpio", dice David Shanks, jefe de la corporaci¨®n de relaciones para el OCO 88 (Comit¨¦ de Organizaci¨®n Ol¨ªmpica).Para solucionar lo que el di rector de OCO, Frank King llam¨® "problema de financiar los Juegos sin herir a los contribuyentes", el comit¨¦ se aproxim¨® a las mayores empresas americanas y canadienses, ofreci¨¦ndoles, por dos millones de d¨®lares (228 millones de pesetas), los derechos de exclusiva para utilizar y comercializar los Juegos y obtener privilegios especiales. As¨ª pues, s¨®lo se pue de disponer de bebidas pertene cientes a Coca-Cola dentro de los escenarios de la villa atl¨¦tica. Kodak, la pel¨ªcula fotogr¨¢fica oficial, gan¨® el derecho de trabajar con el centro que est¨¢ procesando mayor n¨²mero de ejecuciones profesionales. IBM proporciona los ordenadores que los oficiales y atletas de los Juegos usan para comprobar los programas de acontecimientos.
Visa es la tarjeta de cr¨¦dito oficial de los Juegos; las tarjetas de American Express, Master Card y Diners no son aceptadas en ninguna de las oficinas de venta de entradas (aunque s¨ª sirven en los hoteles y restaurantes de Calgary). General Motors facilita los coches de los participantes, y tambi¨¦n tiene las horas preferentes para aparcar en las zonas ol¨ªmpicas.
Grandes beneficios
Las compa?¨ªas calculan que obtendr¨¢n enormes beneficios por su participaci¨®n, tanto por ventas directas como por reputaci¨®n comercial. Petro-Canada puso 35,6 millones de d¨®lares (4.056 millones de pesetas) por encima de los 4,3 millones de contribuci¨®n por patrocinio para sacar a escena Trans-Canada en el relevo de la antorcha que encendi¨® la llama ol¨ªmpica. La compa?¨ªa espera tener un 2% de subida en sus acciones en bolsa y 221 millones de d¨®lares (25.194 millones de pesetas) de beneficios anuales como resultado.
Los proveedores oficiales, que pagaron 500.000 d¨®lares (57 millones de pesetas) cada uno por la designaci¨®n, est¨¢n sacando gran partido de su contribuci¨®n. Los atletas se deleitan con comidas abastecidas por Canad¨¢ Safeway, comen pan horneado por Weston Foods y extienden sobre ¨¦l mantequilla de cacahuetes Skippy o mahonesa Hellmans de Best Foods. Duermen en colchones Sirnmons y cogen energ¨ªa con las chocolatinas Crispy Crunch, fabricadas por un subsidiariao de Weston. Cualquier fotografia encargada por el OCO ser¨¢ disparada por una c¨¢mara Canon.
Y no por ninguna otra. Al haber garantizado una exclusividad, el OCO ha mantenido su promesa con toda la ferocidad y discriminaci¨®n de un rastrillo, demandando o llevando a juicio a cualquier sospechoso que emplee mal la palabra ol¨ªmpico, o los 217 logotipos y marcas comerciales. Imponiendo una infracci¨®n por los derechos de licencia del s¨ªmbolo de los cinco aros, el OCO, sin resultado positivo, intent¨® prohibir que la revista canadiense Maclean publicase una edici¨®n especial de los Juegos. Incluso persigui¨® al Restaurante Ol¨ªmpico y a la compa?¨ªa de Taladros Ol¨ªmpica, ambos de Otawa.
Acoso a los peque?os
El ministro de la Buena Salud y el Deporte, Skatter Otto Jelinek, pidi¨® al OCO que cesara y desistiera de acosar a estas peque?as compa?¨ªas que no her¨ªan o perjudicaban los esfuerzos permitidos. El OCO est¨¢ siendo criticado por elitista en lo que se refiere a entradas y acomodaci¨®n. Est¨¢ m¨¢s interesado en dar hospedaje a personajes reales, como al rey Olav de Noruega, al rey Juan Carlos de Espa?a o al pr¨ªncipe Ra¨ªmiero de M¨®naco, que en los habitantes de la ciudad. "Espero que los Juegos obtengan de verdad beneficios y provechos", dice Reg Brown, un ranchero de las afueras de Calgary, de 44 a?os, "pero me interesar¨¢ mucho ver cu¨¢nto de ese beneficio se dedicar¨¢ a la ayuda de los atletas, como han prometido repetidamente".
Tales cr¨ªticas atormentan al OCO, que insiste en que simplemente ha intentado encontrar una manera de evitar el mar de tinta roja que Montreal afront¨® en los Juegos de 1976. Porque el OCO seguramente lograr¨¢ su objetivo, siempre que la mayor¨ªa de los patrocinadores crean que recuperar¨¢n el valor de su dinero. Si lo hacen, el matrimonio entre los Juegos Ol¨ªmpicos y la comercializ aci¨®n continuar¨¢. Los organizadores de Se¨²l ya han recogido 180 millones de d¨®lares (20.520 millones de pesetas) de casas patrocinadoras.
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