El declive del imperio Brando

Tras Rebeli¨®n a bordo, que en su momento no goz¨® del ¨¦xito comercial que se esperaba, y antes de rodar Dos seductores, Marlon Brando interpret¨® Su excelencia el embajador, que tampoco supuso, ni art¨ªstica ni comercialmente, nada del otro jueves. En realidad, pues, estamos contemplando el per¨ªodo de una cierta decadencia del actor, de un s¨ªmbolo generacional que si se sosten¨ªa en pie, que lo hac¨ªa, no era tanto por los papeles que le ca¨ªan en suerte, de muy poco peso espec¨ªfico, cuanto por su irresistible magnetismo, esa presencia animal a la que en cine muy pocos llegan. De acuerdo que esa etapa cuenta con una interpretaci¨®n fundamental de Brando, La jaur¨ªa humana, de Arthur Penn, pero el resto de t¨ªtulos que la sustentan est¨¢n muy por debajo de lo exigible, conformando una decadencia de la que ya no saldr¨ªa hasta bien entrados los setenta, cuando con El padrino y El ¨²ltimo tango en Par¨ªs volver¨ªa el actor a situarse m¨¢s all¨¢ del bien y del mal, en el olimpo de los dioses.As¨ª las cosas, hay que reconocer, por tanto, que Su excelencia el embajador es un filme de discretos atractivos, largo y bastante aburrido. La Puesta en escena del muy mediocre George Englund contribuy¨® a hacer de esta pel¨ªcula una obra francamente olvidable.

Su excelencia el embajador se emite hoy, a las 22.25, por TVE1.