Los banqueros de Carande
El 1 de septiembre de 1986 mor¨ªa Ram¨®n Carande Thovar en la localidad pacense de Almendral. Hab¨ªa nacido en Palencia el 4 de mayo de 1887. Este a?o, pues, hubiera cumplido 100 a?os. Con motivo de su centenario, la Editorial Cr¨ªtica, en colaboraci¨®n con la Junta de Castilla y Le¨®n, acaba de sacar a la luz, en una edici¨®n extraordinariamente cuidada, los tres vol¨²menes de la ya casi m¨ªtica obra de Carande: Carlos V y sus banqueros.El primer volumen de esta obra lo hab¨ªa publicado la Revista de Occidente, en 1943; el segundo, la Sociedad de Estudios y Publicaciones, en 1949, y el tercero, en la misma Sociedad de Estudios y Publicaciones, en 1967. Desde hac¨ªa ya varios a?os, la obra estaba agotada. Por tanto, el esfuerzo que ha significado su reedici¨®n es uno de los muchos servicios que los historiadores hemos de agradecer a la Editorial Cr¨ªtica y a su director, Gonzalo Pont¨®n.
Porque Carlos V y sus banqueros constituye sin duda alguna una de las obras de mayor trascendencia en el ¨¢mbito de la historia moderna espa?ola.
Es curioso -y triste al mismo tiempo- constatar que los historiadores que m¨¢s han contribuido a cambiar la historia moderna que se ense?aba en las aulas de nuestras universidades han sido perif¨¦ricos a la propia Universidad espa?ola: Antonio Dom¨ªnguez Ortiz, catedr¨¢tico de instituto por obra y gracia de los singulares criterios de quienes han controlado el sistema de las oposiciones en nuestro pa¨ªs; Julio Caro Baroja, un erudito genial que ha podido permitirse el lujo de olvidarse de las mezquindades y miserias del sistema universitario; Pierre- Vilar, un franc¨¦s con alma de catal¨¢n que en sus libros ha impuesto una exigencia te¨®rica y una preocupaci¨®n metodol¨®gica que han tenido y tienen muchos m¨¢s adeptos que nuestros ilustres profesores universitarios... Y Ram¨®n Carande, un castellano, inquieto y andariego, que proyect¨® su influencia intelectual siempre desde la distancia de su propia atipicidad. Por lo pronto, su incidencia en la Universidad se ejerce en sus a?os pr¨®ximos a la jubilaci¨®n o en plena inmersi¨®n en la supuestamente improductiva y parasitaria tercera edad.
El primer tomo de Carlos V y sus banqueros lo public¨® a los 56 a?os, 26 a?os despu¨¦s de ser catedr¨¢tico, 12 a?os despu¨¦s de haber sido rector de la Universidad de Sevilla; el segundo, a los 60 a?os; el tercero, a los 80 a?os. Puede, pues, decirse que su obra se escribi¨®, si no desde los extramuros del ¨¢mbito acad¨¦mico universitario, s¨ª desde unas coordenadas de espacio y tiempo al margen de los curricula est¨¢ndar de nuestra Universidad. Pero es que adem¨¢s su formaci¨®n era la de un jurista, disc¨ªpulo de Von Below, Finke y Eitel, en Friburgo, y muy vinculado en Espa?a a Hinojosa, Giner de los R¨ªos y Flores de Lemus.
Econom¨ªa sin n¨²meros
Carande nunca ense?¨® historia; lleg¨® a la historia, como ¨¦l advierte en el pr¨®logo de su segundo volumen, desde la econom¨ªa, y a ¨¦sta hab¨ªa llegado desde el derecho. La historia econ¨®mica que nos leg¨® es una econom¨ªa sin n¨²meros, ni gr¨¢ficos, ni grandes cuadros estad¨ªsticos. Su concepci¨®n econ¨®mica quedaba tajantemente formulada en su s¨ªntesis del r¨¦gimen espa?ol: "Un sistema determinado por la escasez, ante un haz de valoraciones de ordenaci¨®n jer¨¢rquica". La escasez y las opciones a elegir en funci¨®n de criterios jerarquizados. En esa dial¨¦ctica encerraba Carande la peripecia hist¨®rica de la Espa?a de Carlos V.
As¨ª pues, puede decirse que que don Ram¨®n escribi¨® una nueva historia de Carlos V sin ser historiador; desentra?¨® los misterios de la hacienda carolina usando un lenguaje de la historia narrativa tradicional, fue un economista que crey¨® en los hombre m¨¢s que en los n¨²meros, en los banqueros m¨¢s que en la hacienda. Carande introdujo la econom¨ªa en una historia de Espa?a que en los a?os en que public¨® los dos primeros vol¨²menes de la obra que comentamos s¨®lo sab¨ªa de apasionadas glosas a la hispanidad, de exaltaci¨®n de nuestro glorioso pasado, de est¨¦riles debates metaf¨ªsicos en torno al tan tra¨ªdo y llevado "problema de Espa?a".
Carande soslay¨® toda la literatura in¨²til respecto a la naturaleza y or¨ªgenes de la idea imperial de Carlos V; desplaz¨® a los ide¨®logos y constat¨® que quienes marcaban la pauta de la praxis -mucho m¨¢s importante que la idea- imperial fueron los banqueros. El programa pol¨ªtico de Carlos Y estuvo determinado por la evoluci¨®n de su deuda, por la relaci¨®n entre un rey deudor y unos acreedores implacables.
Con ello Carande se convirti¨® en el padre de toda la abundante historiografia posterior que ha estudiado la hacienda p¨²blica de nuestra monarqu¨ªa, con nombres como los de Modesto Ulloa, A. Dom¨ªnguez Ortiz, Henry Lapeyre, F. Ruiz Mart¨ªn y tantos otros cazadores de juros asientos, censales, los papeles donde estaban contenidos; en definitiva, las tan invocadas esencias hisp¨¢nicas. La metaf¨ªsica de los grandes designios y pronunciamientos trascendentales ha dejado paso, gracias a la obra de Carande, a la f¨ªsica de los intereses, muchos m¨¢s vulgares pero tambi¨¦n mucho m¨¢s fieles a la realidad.
La amargura del Quijote
Pero la gran aportaci¨®n de la obra de Carande, a mi juicio, ha sido la de poner de relieve el env¨¦s de la brillantez de nuestro flamante imperio, las contradicciones de la expansi¨®n, la g¨¦nesis de la amargura del Quijote. Lo dec¨ªa, en 1949, el duque de Maura en la recepci¨®n p¨²blica al ingreso de Carande en la Real Academia de la Historia: "Luego de admirar, a usanza com¨²n, ese anverso deslumbrador, (Carande) se aplic¨®, desasombrado, a examinar el oculto env¨¦s de la tapicer¨ªa joyante; y se?ala, imp¨¢vido, en sus libros, las definiciones de la trama y los artificios de la urdimbre por ¨¦l descubiertos...".
Efectivamente, don Ram¨®n levant¨® la alfombra por la que pasaba la corte del flamante emperador. Y lo que se encontr¨® fue un continuo deambular de hormigas de mayor o menor entidad, arrastrando arriba y abajo astillas del capital de Indias, empr¨¦stitos de la m¨¢s diversa procedencia, gotas de sudor del campesinado pechero castellano, sobre cuyo sufrimiento se asentaba todo el sistema.
La obra de Carande, con sus cerca de 2.000 p¨¢ginas, fue escrita en 24 a?os. El primer volumen se dedic¨® al examen de la realidad econ¨®mica de la corona de Castilla, al repaso de toda la problem¨¢tica estructural de la econom¨ªa castellana, desde la poblaci¨®n al comercio o la industria.
El segundo volumen sirve para explicar todo el complejo r¨¦gimen administrativo de la hacienda real, penetrando en la tipolog¨ªa de sus gastos y sobre todo de sus ingresos.
Si los dos primeros vol¨²menes configuraban una visi¨®n sincr¨®nica de la econom¨ªa castellana en el siglo XVI, el tercero nos trae una imagen diacr¨®nica del largo tiempo del reinado. de Carlos V, que se fragmenta en situaciones coyunturales, bautizadas expresivamente como a?os de aprendizaje (1520-1532), a?os culminantes (1533-1542), a?os de incertidumbre (1543-1551) -y a?os aflictivos (1551-1556). Del primero al tercer volumen parece contemplarse la propia trayectoria de Carande desde la econom¨ªa a la historia.
La edici¨®n que Cr¨ªtica ha hecho de los tres vol¨²menes de Carlos V y sus banqueros cuenta con un emotivo pr¨®logo de Bernardo V¨ªctor Carande, hijo de don Ram¨®n, un pr¨®logo en el que se pone en evidencia el trauma que signific¨® la guerra civil para Carande. A los 52 a?os, en 1939, don Ram¨®n constataba amargamente que toda su investigaci¨®n, en miles de fichas acumuladas, sobre los Trast¨¢mara, hab¨ªa sido reducida a cenizas. Su esposa escrib¨ªa a su madre: "S¨®lo una gran fuerza de voluntad y resignaci¨®n pueden consolar...".
La fuerza de voluntad de Carande era de hierro. Y el testimonio fue esta obra magistral: Carlos V y sus banqueros, en la que empez¨® a trabajar desde abril de 1939. S¨®lo el hombre -don Ram¨®n- superaba al maestro-historiador que fue Carande.
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