Aplausos para una absoluci¨®n
El p¨²blico acogi¨® con j¨²bilo la decisi¨®n del tribunal que juzg¨® a tres m¨¦dicos franceses acusados de homicidio
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El proceso de los anestesistas de Poitiers, acusados de homicidio en diversos grados, termin¨® el jueves, al filo de la medianoche, con un veredicto de absoluci¨®n que arranc¨® los aplausos de una sala de audiencias abarrotada de p¨²blico. Conclu¨ªa as¨ª un proceso donde se han unido la carga emocional que produjo la sospechosa muerte de una paciente y la sorpresa propiciada por el doctor Alain Milhaud: sus experimentos con un cobaya humano fueron utilizados por la defensa para probar que la intoxicaci¨®n que sufri¨® la v¨ªctima no se refleja en la piel, por lo que los m¨¦dicos no pudieron apercibirse de ella.
El doctor Bakari Diallo, de origen africano, estaba acusado de violencias y maquinaciones con resultado de muerte; el doctor D¨¦nis Archambeau, de complicidad, y el doctor Pierre M¨¦riel, el catedr¨¢tico y jefe de anestesistas, de homicidio involuntario como resultado de una actuaci¨®n negligente. El fiscal solicitaba la pena m¨¢xima de 15 a?os de prisi¨®n, y para el tercero, la aplicaci¨®n de todos los atenuantes. La presunci¨®n contra los anestesistas part¨ªa de dos posibilidades: o administraron al paciente una anestesia envenenada para desacreditar a su jefe; o incurrieron en negligencia al no darse. cuenta de que el enfermo estaba recibiendo gas t¨®xico.La reacci¨®n de los tres acusados, al conocer la sentencia, permiti¨® al p¨²blico contemplar una teatral y dram¨¢tica ca¨ªda de m¨¢scaras: Bakari Diallo, fr¨ªo, inteligente y distante durante todo el proceso, digna representaci¨®n de la entereza de un jefe tribal africano, llor¨® al o¨ªr al veredicto. El dubitativo, contradictorio y psicol¨®gicamente d¨¦bil mandar¨ªn universitario Pierre M¨¦riel escuch¨® imperturbable la sentencia. El todav¨ªa m¨¢s d¨¦bil D¨¦nis Archambeau, que ha lucido figura de progre y de boy-scout, incapaz de matar a una mosca, defensor de los derechos humanos, se cubri¨® el rostro para esconder su sonrisa.
El veredicto de Poitiers, justificado por la ausencia de pruebas sobre la responsabilidad de la muerte de Nicole Berneron, acaecida en octubre de 1984, en un quir¨®fano del hospital regional universitario, cuenta como injustos perdedores a los familiares de la v¨ªctima, que prorrumpieron en sollozos y gritos de indignaci¨®n.
La absoluci¨®n de los tres m¨¦dicos permite que la acalorada opini¨®n p¨²blica francesa se sienta aliviada ante la visi¨®n de un error judicial evitado, pero no despeja ni el terror m¨¦dico que ha difundido entre las gentes este caso ni la certeza de que entre los tres absueltos se halla el culpable o de un sabotaje o de una negligencia grave maquillada posteriormente como sabotaje.
A mitad del juicio, la realizaci¨®n de un experimento m¨¦dico con un joven en coma irreversible, precisamente para comprobar los efectos de la inhalaci¨®n de gas anestesiante, desencaden¨® una violenta pol¨¦mica y conmocion¨® a la opini¨®n p¨²blica. Un ¨²ltimo detalle desgraciado proporcion¨® el final amargo a este caso plagado de amargas circunstancias: La muerte de uno de los periodistas que cubr¨ªa las sesiones, arrollado por un coche cuando iba a entrevistar a Diallo y Archambeau al salir de la c¨¢rcel.
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