"Cada vez vuelvo m¨¢s a los mitos de la infancia", dice el ¨²ltimo premio Nadal
Juan Jos¨¦ Saer, un argentino hijo de sirios, publica 'La ocasi¨®n'

Juan Jos¨¦ Saer se r¨ªe y la risa le come el rostro. Casi desconocido en Espa?a donde public¨® algunas obras en los a?os setenta que pasaron inadvertidas, espera que La ocasi¨®n, novela con la que obtuvo el ¨²ltimo Premio Nadal, convocado por la editorial Destino, le sirva de trampol¨ªn para aumentar su cota de lectores. "Cada vez vuelvo m¨¢s a los mitos de la infancia", dice Saer, que asegura no saberlo todo de sus personajes. El fil¨®sofo Jos¨¦ Ferrater Mora (Barcelona, 1912), con su novela El juego de la verdad, qued¨® finalista del mismo premio.
Hijo de sirios que emigraron a Argentina huyendo de los turcos, Saer naci¨® en Serodino, provincia argentina de Santa Fe, en 1937. Tiene una cara de ¨¢rabe criado en la pampa y es dif¨ªcil ganarse su enemistad. Nunca vivi¨® en Buenos Aires. Aunque tiene acento, no es muy intenso. Se sorprende de las cosas como si el ni?o que lleva dentro no se le hubiera muerto en absoluto. Reconoce que le marc¨® su infancia en medio de la pampa. Leyendo La ocasi¨®n es f¨¢cil adivinarlo: la tierra est¨¢ muy s¨®lida bajo los pies, y el paisaje es masticable.En su casa hab¨ªa un solo libro, pero le da pudor contarlo, como si su padre perdiera con ello. "Era un libro en ¨¢rabe. Un libro ¨¢rabe en la pampa". Pero su padre construy¨® una librer¨ªa con sus manos y llev¨® a la familia a Santa Fe para que los hijos se educaran.
Empez¨® a leer muy pronto y a escribir a los 13 a?os. Dice que siempre quiso ser escritor. Cuando lleg¨® a adulto pens¨® que quer¨ªa escribir para integrarse en una comunidad a trav¨¦s de la lengua, y para ser querido. Ahora apunta que para vivir vidas que de otro modo no es posible vivir: "Escribo porque escribir es una forma de vida mucho m¨¢s intensa que la vida misma".
"Silbando bajito"
Saer se conmueve con los peque?os misterios de cada d¨ªa, de estar en Madrid, de hablar con un desconocido, de hablar incluso. "No he perdido la capacidad de fascinarme. Los ni?os lo saben todo, s¨®lo preguntan para verificar". Le interrumpen para que dedique su libro, y observa: "La dedicatoria es un g¨¦nero dif¨ªcil". Dice las cosas como poni¨¦ndolas en cuarentena, sobre todo las m¨¢s arduas, como si demostrara que no hay que tomarse a uno mismo en serio. Eso hace que sea casi imposible enemistarse con ¨¦l.De Santa Fe, donde daba clases de cine en una m¨ªtica escuela, en la universidad de Litoral, se fue a Par¨ªs. Ten¨ªa confianza con sus alumnos de la escuela de cine. Se cas¨® con una mujer hermosa -"?Y a qui¨¦n no?", dice cuando se le pregunta por su pasi¨®n por las mujeres hermosas-, hija de un hacendado que no parec¨ªa muy orgulloso del yerno escritor. Cuando volvi¨® de los funerales, cuentan que coment¨® a sus alumnos: "Mi suegro y yo hemos pasado a mejor vida". Se r¨ªe cuando le recuerdan la frase que hab¨ªa olvidado. "A veces, los otros recuerdan mejor que uno mismo".
Se fue a Par¨ªs por seis meses y se qued¨® 20 a?os. "Silbando bajito", asegura, que es como decir: "Fue a por tabaco y tard¨® 20 a?os en volver". Relata que se fue detr¨¢s de una bailarina. O tal vez porque hab¨ªa carreras de caballos todos los d¨ªas. A ¨¦l le gusta jugar.
Sentido del humor y sabidur¨ªa provinciana. En Par¨ªs, adonde lleg¨® un mes y medio despu¨¦s de mayo del 68 -"desgraciadamente", se?ala-, padeci¨® nostalgia hasta que descubri¨® que la distancia le permit¨ªa escribir historias ambientadas en Argentina con una luz distinta.
Le gusta perderse en los garitos y los asados argentinos. Le gusta m¨¢s leer que escribir: "Hay mucho m¨¢s goce en la lectura que en la escritura. Escribir es siempre m¨¢s doloroso que leer. Los libros me cambian, me modifican, alteran mi vida, mi sistema de pensamiento, mi sensibilidad, mis emociones. Nunca he estado en Dubl¨ªn, porque prefiero imaginarlo desde Joyce. El ri?¨®n que com¨ªa Leopold Bloom [el protagonista del Ulises, en el primer cap¨ªtulo] es el mejor ri?¨®n. El ri?¨®n de la literatura es el mejor de todos, porque los otros est¨¢n demasiado cocidos".
Dice del t¨ªtulo de su novela que ocasi¨®n es tambi¨¦n acontecimiento. "En toda mi narrativa el acontecimiento es algo problem¨¢tico". Cree que sus personajes son de una determinada manera, pero no est¨¢ seguro, "porque tienen vida propia". En La ocasi¨®n, revela su autor, hay ecos de Kierkegaard, el fil¨®sofo n¨®rdico. "Para ¨¦l, la ocasi¨®n es la opci¨®n de la salvaci¨®n o de la perdici¨®n. Hay una frase honda en Kierkergaard, 'la noticia del d¨ªa comienza la eternidad'. Hace alusi¨®n a la muerte de Cristo. Esa noticia, la muerte de Cristo, no es s¨®lo un hecho policial, inicia la eternidad. Yo, que no soy creyente -me basta con esta vida-, creo que en cada acontecimiento, por peque?o que sea, se inicia la eternidad, hay un encadenamiento de acontecimientos".
-?Cree en el destino?
-Ahora creo en la editorial Destino.
Y Juan Jos¨¦ Saer, hijo de sirios nacido en la pampa, se r¨ªe con una risa que le come la cara.
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