El compromiso de Electra
El imponente tema de Agamen¨®n, en la tonalidad de re menor -la misma que la del inicio del Don Giovanni mozartiano con la que la Elektra de Strauss, mantiene no pocas afinidades-, reson¨® amenazador en el Th¨¦?tre Royal de la Monnaie de Bruselas poco despu¨¦s de las ocho de la noche. Fue el aviso de la venganza que Electra deb¨ªa consumar dos horas m¨¢s tarde, ineludible destino marcado por la tragedia cl¨¢sica a la que la hero¨ªna se viene sometiendo desde la noche griega de los tiempos.En la versi¨®n Strauss / Hofmansthal el mito se carga sin embargo de modernidad, dando brillante entrada a la psicolog¨ªa freudiana. Electra es el centro ¨²nico sobre el que gira la obra hasta el punto de que es perfectamente leg¨ªtimo considerar a los dem¨¢s personajes como pura emanaci¨®n de sus atroces obsesiones. Libretista y compositor recalcaron este aspecto, no dejando que la protagonista abandonara la escena durante toda la obra y dedic¨¢ndole cuatro intenciones de ¨®rdago. Resultado: uno de los papeles m¨¢s dif¨ªciles de toda la historia de la ¨®pera, que las sopranos nunca abordan hasta entradas en la madurez interpretativa.
Elektra
De Richard Strauss sobre un libreto de Hugo von Hofmannsthal. Principales int¨¦rpretes: Gwyneth Jones, Eva Randova, Lisbeth Balslev, Jean van Ree y Victor Braun. Direcci¨®n esc¨¦nica: N¨²ria Espert. Decorados: Ezio Frigerio. Vestuario: Franca Squarciapirio. lluminaci¨®n: Bruno Boyer. Orchestre Symphonique de la Monnaie dirigida por Hans Zender. Teatro de la Monnaie, Bruselas, 15 de marzo.
A Dame Gwyneth Jones la decisi¨®n le ha costado algo m¨¢s de 20 a?os: debut¨® en Z¨²rich en 1962 y no fue hasta el 83, despu¨¦s de haber hecho la Brunilda en el Anillo de Boulez / Ch¨¦rau de Bayreuth, que se decidi¨® a ser Electra, "la Brunilda straussiana" como justamente ha sido calificada. La seriedad del compromiso queda puesta de manifiesto por los datos. En cuanto a los resultados, s¨®lo pueden apreciarse en directo: baste decir que consigue no descomponer nunca la l¨ªnea vocal, pese a la descomunal fuerza f¨ªsica que el personaje precisa.
Seg¨²n N¨²ria Espert, en un primer momento cost¨® mucho que la soprano se integrara en la concepci¨®n global del montaje. Acostumbrada quiz¨¢ a versiones m¨¢s extravertidas, no deb¨ªa resultarle f¨¢cil concebir una Electra que, ni siquiera cuando danza, se abandona al frenes¨ª. El mejor logro de la direcci¨®n esc¨¦nica posiblemente haya sido ¨¦se: conseguir que los cantantes sintieran a los personajes desde dentro, es decir a partir de las sugerencias de una m¨²sica que no por compacta llega a ser brutal.
Eva Randova, que debutaba como Clitemnestra, hizo una interpretaci¨®n magn¨ªfica. De nuevo tuvo a su lado una direcci¨®n inteligente que, coloc¨¢ndola en una silla de ruedas -?s¨ªmbolo del poder corrupto?-, le evit¨® in¨²tiles desplazamientos, permitiendo la absoluta concentraci¨®n en la dif¨ªcil parte musical. Lisbeth BaIslev, en el papel mucho m¨¢s l¨ªrico de Crisotomis, sufri¨® a veces para superar a la orquesta, pero en definitiva tambi¨¦n eso qued¨® integrado en un papel que es el de la d¨¦bil de la historia. Por su parte, el director musical Hans Zender cuadr¨® con firmeza los tiempos, obteniendo muy buenos resultados de una orquesta de primer nivel. El montaje de Espert / Frigerio mereci¨® la ovaci¨®n que le fue dedicada. La ambientaci¨®n de la obra en la Il Guerra Mundial -tan actual en estos d¨ªas conmemorativos de la Anschluss- qued¨® ampliamente justificada en el deseo de dar credibilidad a los violentos sentimientos escenificados, y as¨ª lo entendi¨® el p¨²blico. Una menci¨®n especial¨ªsima merece la iluminaci¨®n, realizada por Bruno Boyer, que asisti¨® a la m¨²sica con una precisi¨®n y sensibilidad pocas veces vista sobre un escenario oper¨ªstico.
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