La oposici¨®n rechaza el plan de Noriega para dejar el poder
La oposici¨®n paname?a agrupada en torno a la Cruzada Civilista rechaz¨® una oferta del general Manuel Antonio Noriega, jefe d¨¦ las Fuerzas de Defensa y hombre fuerte de Panam¨¢, para negociar su futuro abandono del cargo en el marco de un pacto general sobre la crisis que vive el pa¨ªs. Ese intento se vio obstaculizado por la gesti¨®n desarrollada los ¨²ltimos d¨ªas de la pasada semana en Panam¨¢ por dos altos funcionarios norteamericanos, a los que Noriega contest¨® que no dejar¨ªa el poder antes de agosto y que en ning¨²n caso aceptar¨ªa un exilio en el extranjero.
El general Noriega est¨¢. consiguiendo ganar un tiempo precioso mientras consolida su posici¨®n al frente de las Fuerzas de Defensa, donde est¨¢ realizando una importante purga tras el intento de golpe de Estado del pasado mi¨¦rcoles, m¨¢s importante de la que se pens¨® en un principio y que ha supuesto el relevo de un centenar de oficiales, entre ellos todos los mandos de la polic¨ªa.El pasado fin de semana, la opositora Cruzada Civilista dio su no definitivo a la oferta de negociaci¨®n de Noriega. La convocatoria de una huelga general a partir de hoy es la mejor prueba de la actitud de la oposici¨®n, convencida de que la presi¨®n econ¨®mica ejercida por el Gobierno de Estados Unidos acabar¨¢ con el mandato de Noriega en pocos d¨ªas m¨¢s.
La oferta del general fue presentada el jueves a trav¨¦s del nuncio del Vaticano, el obispo espa?ol Sebasti¨¢n Laboa. Un emisario de Noriega se puso en contato ese mismo d¨ªa con el presidente de la Cruzada Civilista, Aurelio Barria, quien exigi¨® que todas las gestiones de aproximaci¨®n a su organizaci¨®n se hiciesen a trav¨¦s del nuncio.
El ernisario ofreci¨® entonces a Laboa un plan de cinco puntos en el que se inclu¨ªa la b¨²squeda de una soluci¨®n paname?a, la democratizaci¨®n del pa¨ªs, la retirada del Ej¨¦rcito a sus cuarteles y la fijaci¨®n de una fecha para el retiro de Noriega.
Para comprobar la veracidad de esta oferta, el nuncio se puso en contacto con el propio Noriega, quien le confirm¨® el ofrecimiento y le pidi¨® que tratase de convencer a la Cruzada.
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La seguridad ciudadana en Panam¨¢, en manos del Ej¨¦rcito tras la depuraci¨®n de todos los mandos de la polic¨ªa
Viene de la primera p¨¢ginaEl jueves por la noche lleg¨® a Panam¨¢ el responsable de Centroam¨¦rica en el Departamento de Estado norteamericano, William Walker, acompa?ado de uno de sus ayudantes. Con. objeto de no interferir en esa gesti¨®n, la Cruzada Civilista opt¨® por no aceptar la propuesta de Noriega. Entre el jueves y el s¨¢bado pasados, el general llam¨® dos veces por tel¨¦fono al nuncio vaticano para saber si ten¨ªa una respuesta de la oposici¨®n. Pero la contestaci¨®n del obispo Laboa fue siempre negativa.
De acuerdo con fuentes diplom¨¢ticas, la misi¨®n de la delegaci¨®n norteamericana no lleg¨®, sin embargo, a ser una negociaci¨®n. "Era un plan, una imposici¨®n, en la que no cab¨ªan alternativas", asegura una fuente cercana a los hechos. Seg¨²n esta. versi¨®n, Estados Unidos propuse, la salida de Noriega a Espada o Francia, con la garant¨ªa de que los tribunales norteamericanos, no pedir¨ªan su extradici¨®n. El general repl¨ªc¨® con su disposici¨®n a dejar el poder "no antes del mes de agosto pr¨®ximo", y en el marco de . una soluci¨®n paname?a". Los emisarios norteamericanos contestaron que tra¨ªan instrucciones de resolver el conflicto "en 48 horas", no en el mes de agosto.
En ning¨²n momento, seg¨²n distiritas fuentes, se intent¨® un acercamiento ni se buscaron terceras opciones. Medios muy cercanos al general aseguran que se ha llegado a una situaci¨®n en la que Noriega s¨®lo va a aceptar negociaciones pol¨ªticas. "Si hubiera querido negociar sobre su. dinero o su vida, ya lo habr¨ªa hecho hace tiempo", asegur¨® un oficial de las Fuerzas de Defensa. "Hay dos cosas por las que no va a pasar", a?adi¨® esa fuente, "abandonar Panam¨¢ y rendirse a las presiones de Estados Unidos".
La, oposici¨®n est¨¢, sin embargo, Convencida de que todas las maniobras de Noriega piara ganar tiempo se estrellar¨¢n esta semana. con la evidencia de la protesta popular por la ruina econ¨®mica que se cierne sobre el pa¨ªs. Algunos empleados p¨²blicos tienen ya que cobrar esta semana su segunda quincena, con el hambre y la desesperaci¨®n acumulada de la primera quincena no pagada. La soluci¨®n m¨¢gica para conseguir d¨®lares todav¨ªa no ha sido encontrada por el Gobierno, y todo anuncia d¨ªas de disturbios callejeros y fuerte presi¨®n popular.
D¨ªas dif¨ªciles para que Noriega pueda cumplir tranquilo la misi¨®n que m¨¢s le preocupa en estos momentos: la reconstrucci¨®n del Ej¨¦rcito. Destacadas fuentes militares han reconocido que el golpe del mi¨¦rcoles fue de mucho mayor alcance que lo que se pens¨¦ en un principio. Al menos cien oficiales han sido depurados como consecuencia del levantamiento, entre ellos todos los mandos de la polic¨ªa, que ha tenido que quedarse en sus cuarteles por la falta de jefes. La seguridad en las calles ha quedado en manos de los soldados del Batall¨®n 2.000, hasta tanto Noriega concluya su nuevo organigrama de las Fuerzas de Defensa, presumiblemente integrado, seg¨²n las fuentes consultadas, por hombres de mayor fidelidad pero de menor nivel profesional.
El fracaso de la gesti¨®n de los emisarios norteamericanos podr¨ªa, en opini¨®n de fuentes diplom¨¢ticas, hacer reconsiderar a la oposici¨®n, para la que Noriega sigue dejando las puertas abiertas. Un portavoz anunci¨® ayer en la televisi¨®n de las Fuerzas de Defensa que "el camino sigue abierto para soluciones que consulten todos los intereses paname?os, pero se ir¨¢n con las manos vac¨ªas quienes traen soluciones personales que no solucionan nada".
Algunos observadores apuntan que la "soluci¨®n paname?a" a la que se refiere Noriega podr¨ªa suponer la negociaci¨®n con el anciano Arnulfo Arias, el verdadero l¨ªder popular de este pa¨ªs, a quien el Ej¨¦rcito priv¨® del triunfo que obtuvo en las elecciones presidenciales en 1984. Esa soluci¨®n supondr¨ªa dejar fuera al ex presidente Eric Arturo Delvalle y a la Cruzada Civilista y asestar una verdadera pu?alada en la espalda de Estados Unidos, que contribuy¨® con su silencio a legitimar el Gobierno surgido de las fraudulentas elecciones de 1984. Arias firm¨®, sorprendentemente, junto al resto de la oposici¨®n, el pacto por un Gobierno de reconciliaci¨®n nacional, pero despu¨¦s nunca se ha manifestado ni ha participado en acciones a favor de la Cruzada Civilista o de Delvalle.
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