El regreso del viejo melodrama

Todos eran mis hjos se estren¨® en Nueva York en 1947; en Espa?a se dio en teatro de c¨¢mara, se represent¨® luego en 1963, se vio en pel¨ªcula y en televisi¨®n.Es una obra que se mantiene a lo largo del tiempo. Puede que el ambiente de posguerra en que se desarrolla, con la principal tesis puesta en el enfrentamiento entre la nobleza y el sacrifico de los combatientes con los logreros de la retaguardia y aumentada porque los buenos son los hijos de los malos, pueda sobrevivir gracias a unas virtudes melodram¨¢ticas, que en esta direcci¨®n de ?ngel Garc¨ªa Moreno, sobre la versi¨®n realizada en esta ocasi¨®n por Enrique Llovet, se acent¨²an. .

La ideolog¨ªa de antiguo testamento de Arthur Miller y la preocupaci¨®n de los dramaturgos norteamericanos de la epoca por la herencia de la tragedia griega son demasiado duras para hoy, con sus vengadores implacables y su moral r¨ªgida.

Podr¨ªa ser que la revoluci¨®n juvenil que comenz¨® en Estados Unidos -y en Europa- poco despu¨¦s procediera de un desencanto general por lo no ganado, que llega hasta nuestros d¨ªas en forma de abulia, desesperanza, escapadas y contemplaci¨®n impotente del negocio sucio.

Otras cosas que no traspasan su fecha: la longitud, la reiteraci¨®n de frases y situaciones, la sintaxis de la imagen que ha evolucionado tanto en 40 a?os y que produce una impaciencia en el espectador.

Actores

Dirigidos para el melodrama, los actores responden a ¨¦l con sus gestos y su tono, dentro de que sobresalen en su oficio, naturalmente, int¨¦rpretes de la categor¨ªa de Berta Riaza o de Agust¨ªn Gonz¨¢lez, con los que vive la tensi¨®n Juan Meseguer y sostiene la suya Eva Garc¨ªa, aunque no se pueda decir lo mismo de un reparto extenso.