Thatcher y Lawson, el presupuesto del ¨¦xito
Nunca hab¨ªa ocurrido. Cuando ya terminaba su presentaci¨®n del presupuesto para 1988-1989, el canciller del Exchequer, Nigel Lawson, tras negarse a dar fondos adicionales al Servicio Nacional de la Salud, anunci¨® que reduc¨ªa el tipo marginal del impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas del 63% al 40%. Al o¨ªr esto, la oposici¨®n arm¨® tal esc¨¢ndalo que hubo de suspenderse la sesi¨®n de la C¨¢mara de los Comunes durante 10 minutos. Luego ocurri¨® algo sin precedentes en la presentaci¨®n de un presupuesto: el presidente tuvo que expulsar a un diputado, un nacionalista escoc¨¦s por m¨¢s se?as, porque hab¨ªa gritado que ese recorte de impuestos era obsceno.Con sus gritos, los laboristas expresaban su protesta contra lo que para ellos era la ¨²ltima gota de un presupuesto conservador que favorec¨ªa descaradamente a los ricos.
Pero este presupuesto' significa mucho m¨¢s que el fin del viejo consenso igualitarista entre los tories y los laboristas: es un intento de consolidar las bases del individualismo econ¨®mico, que Margaret Thatcher ha convertido no s¨®lo en el centro de su pol¨ªtica social, sino en el centro del debate pol¨ªtico del Reino Unido.
El presupuesto lo ha presentado Lawson en una coyuntura econ¨®mica mucho m¨¢s favorable que la que vaticinaban los cr¨ªticos de la pol¨ªtica econ¨®mica de Thatcher hace dos o tres a?os. La econom¨ªa brit¨¢nica est¨¢ creciendo a una tasa del 4,2% anual, tras seis a?os con una media de crecimiento del 3% anual, algo sin precedentes en el Reino Unido desde la II Guerra Mundial. La inflaci¨®n es a¨²n un poco alta, pues, se encuentra casi al nivel de la espa?ola, con un 4% anual. Incluso la temida desindustrializaci¨®n demuestra haber sido una reestructuraci¨®n, pues el producto industrial est¨¢ creciendo a casi el 6% . anual. La cifra de paro lleva siete meses cayendo.
Equilibrio financiero
Todo esto, como bien sabemos los espa?oles, no puede ser fruto de la casualidad, sino de una pol¨ªtica estricta de equilibrio financiero y de lucha antiinflacionista. Margaret Thatcher ha tenido la suerte de contar con el petr¨®leo del mar del Norte y el acierto de no fijar topes a la negociaci¨®n salarial.
El canciller Lawson ha podido contar as¨ª con un excedente fiscal (en vez del d¨¦ficit de siempre) de 3.000 millones de libras esterlinas en el a?o fiscal 1987 1988, equivalentes a 630.000 millones de pesetas. Calcula que, despu¨¦s de las reducciones impositivas propuestas, el super¨¢vit ser¨¢ del mismo nivel el a?o que viene. "Un presupuesto equilibrado es una disciplina muy conveniente para el medio plazo, y pienso contribuir a mantenerlo", dijo Lawson, tirando as¨ª por la borda muchos a?os de keynesianismo fiscal.
Lo m¨¢s fundamental de la reforma impositiva propuesta por Lawson no fue la reducci¨®n del tipo marginal causante del esc¨¢ndalo, sino la de concentrar todos los tipos del impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas en dos: el medio, al 25%, y el marginal, al 40%. Con ello, Margaret Thatcher, a lo largo de su per¨ªodo en el Gobierno, ha reducido el marginal desde el 83% en que se le encontr¨® hasta menos de la mitad, y el medio, en siete puntos.
A cambio ha cerrado algunas de las v¨ªas de escape y ha doblado el impuesto sobre los autom¨®viles puestos a disposici¨®n de los altos empleados por las compa?¨ªas; ha aumentado el impuesto sobre las plusval¨ªas del capital al 40%, para igualarlo con el marginal del IRPF, y ha suprimido la deductibilidad de los intereses sobre pr¨¦stamos a las obras de mejora de viviendas.
Dos reformas quedan incompletas: la de separar completamente los ingresos de marido y mujer desde el punto de vista fiscal y la de elevar regularmente con la inflaci¨®n el m¨ªnimo exento. Pero incluso en esos dos puntos ha dado Lawson pasos importantes.
Filosof¨ªa individualista
M¨¢s importante que los detalles t¨¦cnicos es el esp¨ªritu que informa la reducci¨®n impositiva y las reformas racionalizadoras que la acompa?an. El aspecto primordial es el siguiente: el Gobierno de Margaret Thatcher no se ha decidido a conceder esas importantes reducciones impositivas hasta no haber obtenido un super¨¢vit en las finanzas p¨²blicas.
Es ¨¦sta una postura financiera ortodoxa muy distinta de la mantenida por Ronald Reagan en su pol¨ªtica de reducci¨®n impositiva. Para los economistas de la llamada escuela del supply side (escuela del lado de la oferta), no importa recortar los impuestos sin reducir los gastos antes o al mismo tiempo, pues la propia reducci¨®n impositiva crea un aumento de actividad que multiplica los ingresos p¨²blicos.
Es cierto que, cuando la tarifa de un impuesto es expropiatoria, no s¨®lo cunde la evasi¨®n fiscal, sino que tambi¨¦n se deprime la producci¨®n. Pero la experiencia del d¨¦ficit p¨²blico norteamericano debe ponernos en guardia frente a recetas de econom¨ªa vud¨²", como las llam¨® en alg¨²n momento el vicepresidente Bush. Tambi¨¦n puede interpretarse el alegre d¨¦ficit p¨²blico norteamericano como una manera de forzar al Congreso, sobre el que el presidente no tiene poderes.
El reciente presupuesto del Gobierno de Thatcher supone un gran paso a las costumbres fiscales experimentadas con ¨¦xito durante todo el siglo XIX: equilibrio presupuestario, impuestos reducidos, gastos esenciales. Falta a¨²n la vuelta a una moneda internacional estable, pero eso est¨¢ a¨²n m¨¢s all¨¢ incluso de las energ¨ªas de la dama de hierro.
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