Respuesta al segundo S¨¢daba
Por comunes que vayan siendo en esta ¨¦poca tachada de individualista, las manifestaciones de solidaridad tribal nunca dejan de resultar conmovedoras. De las tres cartas publicadas en apoyo de Javier S¨¢daba a ra¨ªz de mi art¨ªculo Silencio por minutos, una viene de su hermano, otra de un amigo al que se llev¨® a Madrid para que hiciera la carrera de filosof¨ªa en su facultad (era el que elogiaba a S¨¢daba por "desdramatizar la guerra", como si lo mejor que pudiera hacerse con las guerras fuera quitarles importancia) y al que firma la tercera no le conozco, pero pudiera ser una prima segunda con seud¨®nimo. De las dos primeras nada hay que decir, porque nada dec¨ªan, pero el hermano merece respuesta. Como no me gusta molestar a la familia por minucias personales, le contestar¨¦ yo mismo.Contrasta en la carta de Fernando S¨¢daba la exuberancia de manifestaciones fisiol¨®gicas -repugnancia, v¨®mitos, etc¨¦tera..., que indican un dif¨ªcil embarazo- con el retraimiento de las funciones llamadas intelectuales: no lee peri¨®dicos, habla muy poco y tiene evidentes dificultades en la expresi¨®n escrita de ese pensamiento que -como a los soldados el valor- habr¨¢ que suponerle. Los t¨¦rminos gen¨¦ricos de su disertaci¨®n aportan poco: yo oculto la verdad y soy c¨®mplice de una mentira de charanga y pandereta, pero la verdad revelada de kaiku y tamboril no nos la nombra para no mancharla. Me pregunto si Fernando S¨¢daba escribir¨¢ semanalmente, cartas a Egin para combatir, con sus habituales v¨®mitos y eructos, otras complicidades atentatorias contra la verdad. Cuando desciende a lo concreto, se ve obligado a la mentira ret¨®rica (cuando afirma que yo he injuriado a su hermano en mi art¨ªculo) o a la simple mentira (cuando dice que no vivo en San Sebasti¨¢n, lo cual este gran enemigo del chivatazo denuncia como "administrativamente inadmisible y predemocr¨¢tico").
Pero el n¨²cleo de su carta es repetir que soy un "delator" y un "chivato". Naturalmente, no puede se?alar qu¨¦ es lo que delato o de qu¨¦ me chivo, pero no por ello repite menos la acusaci¨®n. Como Fernando S¨¢daba no lee ni peri¨®dicos, no sabe lo que puede pasarle en Euskal Herr¨ªa a alguien denunciado p¨²blicamente como "delator". ?O s¨ª lo sabe? ?Por qu¨¦ insiste tanto en esa inconcreta, falsa y rid¨ªcula acusaci¨®n de delator: para inspirarme dolor de coraz¨®n o dolor de nuca? Aumenta mi pecado el haberme "refugiado" en la Villa y Corte para "remover la sangrante herida entre Madrid y el Pa¨ªs Vasco". De modo que yo, que vivo y trabajo en el Pa¨ªs Vasco, que nunca he rehuido participar en ning¨²n debate en Euskadi o en cualquiera de sus medios de comunicaci¨®n diciendo lo que los dem¨¢s callan para que no les apunten el nombre, que sostuve en la mesa redonda de San Sebasti¨¢n (contra lo reiteradamente afirmado por el otro S¨¢daba) que no es verdad que en Madrid no pueda debatirse el tema de la autodeterminaci¨®n o cualquier otro referente al Pa¨ªs Vasco, vengo a Madrid a refugiarme y a ensangrentar heridas abiertas por otros. Corro a mirarme al espejo, como S¨¢daba bis me aconseja, pero ¨¦l no debe pasar la ocasi¨®n de hacerse un esc¨¢ner.
Aquel d¨ªa en San Sebasti¨¢n s¨®lo o¨ªmos patochadas del p¨²blico, lo cual, evidentemente, puede ocurrir en el Pa¨ªs Vasco o en cualquier otro sitio. Pero aquel d¨ªa predominaban gentes como Fernando S¨¢daba: que aportan v¨ªsceras y rechazan las ideas, que son neutrales a la hora de la pr¨¦dica y partidistas todo el resto del a?o, que siempre est¨¢n prestos a denunciar como "delatores", "GAL" o "sicarios del Ministerio del Interior" a qu¨ªenes no se avienen a andarse con chiquitas a la hora de decirles no y que cuando por fin dan un dato concreto dicen una falsedad. Gente as¨ª tambi¨¦n la hay en todas partes, pero en Euskadi tenemos excedente de cupo.-
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