Una sencilla noche de tango
La pel¨ªcula de Bertolucci apenas cre¨® pol¨¦mica en Espa?a
Javier Gurruchaga com¨ªa mantequilla con un Fernando Arrabal inusualmente sereno mientras medio pa¨ªs se preparaba para el morbo. "Pasar¨¢n m¨¢s de mil a?os...", rezaba el primero de los spots publicitarios que marcar¨ªan la interminable transici¨®n entre Viaje con nosotros y El ¨²ltimo tango en Par¨ªs. Por fin, pasadas ya las 22.30, comenz¨® la emisi¨®n de una pel¨ªcula que se tem¨ªa pudiera desempolvar algunos de los viejos t¨®picos de la Espa?a m¨¢s conservadora. Al final no fue para tanto.
Para el escritor y periodista Vicente Molina Foix, la emisi¨®n debi¨® de consistir para los ciudadanos de este pa¨ªs en un peque?o acontecimiento, "aunque a m¨ª, como espectador desapasionado, me parece que debieron de resultar mucho m¨¢s atrevidos los comentarios de Gurruchaga desmitificando la pel¨ªcula que la pel¨ªcula misma. El ¨²ltimo tango en Par¨ªs ha perdido ya su aura como piedra de esc¨¢ndalo y ha alcanzado su estado natural".Sin embargo, las calles hab¨ªan quedado tan vac¨ªas como en las mejores noches futbol¨ªsticas, ante el regocijo de paseantes solitarios y el despiste de taxistas y taberneros que no entend¨ªan c¨®mo un tango pod¨ªa arruinarles el negocio.
Alrededor de 15 millones de espectadores se encontraban frente al televisor a las 22.29.30, hora en la que TVE-1 comenz¨® a emitir el filme, seg¨²n los primeros datos de los aud¨ªmetros de la empresa Ecotel. Quince millones de espectadores vieron la popular escena de la mantequilla.
No tuvieron que pasar m¨¢s de mil a?os, sino simplemente 16, desde el estreno de la pel¨ªcula que ha desplazado mayor n¨²mero de espa?oles fuera de la frontera hasta su repentina irrupci¨®n en mitad de una cotidiana cena familiar un martes por la noche. Como entonces, quienes ahora buscaban porno se encontraron con una depresi¨®n y con el tema de charla m¨¢s recurrente de la velada. Y como entonces, fue m¨¢s un¨¢nime la curiosidad por un par de escenas reproducidas hasta la saciedad que por la belleza de un filme de magn¨ªfica factura.
Valoraciones apresuradas
En los locales p¨²blicos con televisor que consiguieron no cerrar antes de tiempo por falta de clientela se hac¨ªan valoraciones apresuradas entre raciones de gambas y vino tinto. "Esto es un sainete", "Ni?o, no mires, que te vas a poner malo", "?Qu¨¦ pel¨ªcula tan rara!" o "??sta se parece a la Sabrina!" fueron algunos de los comentarios que, a modo de foro improvisado, se lanzaban gentes desconocidas entre s¨ª, agolpadas contra las barras y que fing¨ªan no mirar el receptor. "Ahora la censura convertir¨¢ la escena de la mantequilla en escena de la margarina", pronosticaba alguien con evidente aspecto de haber visitado Perpi?¨¢n 15 a?os atr¨¢s.El ¨²ltimo tango en Par¨ªs no suscit¨®, pese a la curiosidad que logr¨® despertar, grandes debates radiof¨®nicos a la ma?ana siguiente, ni excepcionales protestas en la central telef¨®nica de Televisi¨®n Espa?ola. I?aki Gabilondo aprovech¨® la ma?ana de ayer, casi en solitario, para convocar desde la cadena SER una opini¨®n que, en contraste con la chanza callejera, se mostraba mayoritariamente sorprendida por la pasada reputaci¨®n del largometraje, aunque algunos oyentes aconsejaron enviar a la programaci¨®n de madrugada "semejantes abusos".
Y no deja de ser curioso que en uno de los locales m¨¢s j¨®venes y modernos de Madrid la gente se acabara concentrando en torno a un re?ido campeonato de futbol¨ªn mientras en un receptor, al que se hab¨ªa eliminado el sonido, Marlon Brando persegu¨ªa a Mar¨ªa Schneider por las calles de Par¨ªs.
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