S¨¢daba/Savater
Eso tan inapelable de Cruz y raya con que S¨¢daba titula su ¨²ltima r¨¦plica a Savater me trae a la memoria el ir¨®nico refr¨¢n castizo que reza con justo sarcasmo: "D¨ªjolo Blas, punto redondo".Naturalmente, el personaje mentado en el popular dicho no tiene relaci¨®n alguna con el ilustre y vehemente notario de Madrid de la vieja guardia, pero Javier S¨¢daba parece guardar, malgr¨¦ lui, m¨¢s de un inquietante paralelismo con el talante y estilo del ultraconservador aspirante a caudillo. Me explico:
Yo fui uno de los asistentes al presunto debate en San Sebas-
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ti¨¢n, que deber¨ªa haber versado sobre un asunto muy concreto, pero que deriv¨® de inmediato en ataques, puyazos y descalificaciones hacia Savater por atreverse a discrepar que Euskadi es una especie de Soweto oprimida por toda clase de tiran¨ªas, incluso subliminales.
Un buen resumen de lo all¨ª ocurrido est¨¢ explicado con bastante claridad en el art¨ªculo de Savater Silencio por minutos, aunque de un modo harto dulcificado, pues no saqu¨¦ yo la impresi¨®n de que "la tradici¨®n liberal de los donostiarras sali¨® inmaculada de la ocasi¨®n", despu¨¦s de ser testigo de la intervenci¨®n obtusa, fan¨¢tica y grotesta de algunos contertulios, en la que no falt¨¦ el imb¨¦cil que consigui¨® al final rebuznar un "?qui¨¦n te has cre¨ªdo que eres para venir a insultar al pueblo?" que puso la guinda a la tarta de desprop¨®sitos que se cocin¨® en aquel lamentable espect¨¢culo. S¨¢daba se?ala que la gente no aplaudi¨® a Savater porque acaso encontr¨® "pobre su exposici¨®n o nulos sus argumentos". Y luego desliza, como sin decirlo, que Savater, "a toro pasado", cuenta otra historia. Pues no, no cuenta otra historia. Quien lo hace es S¨¢daba, cuya diferencia con Cantinflas es notable (aparte de la capacidad de ambos de hablar mucho sin decir nada), ya que el c¨®mico mexicano hace re¨ªr, y con S¨¢daba no se sabe si re¨ªr por no llorar.
Yo no aplaud¨ª a Savater, pero su exposici¨®n fue precisa y di¨¢fana, bastante inteligible y en absoluto pobre. Y no le aplaud¨ª porque tampoco hay que saludar con alharacas el que se diga cu¨¢ntas son dos y dos. A cambio de la escasez de aplausos se le insult¨® y calumni¨® (a ¨¦l s¨ª). Por el contrario, a S¨¢daba s¨ª que le aplaudieron su piadosa homil¨ªa plet¨®rica de buenas intenciones (como cuando afirm¨® que, ¨¦l jam¨¢s se convertir¨ªa en un Pinochet para acabar con Pinochet) y de argumentos en favor de la paz que sonaban vagamente abertzales en ocasiones, lo suficiente para que se le j aleasen con fervor correligionario.
Luego, en Televisi¨®n Espa?ola, en el programa de Tola Querido Pirul¨ª, neg¨® que ¨¦l hubiera dicho en San Sebasti¨¢n que en Madrid no se pod¨ªa hablar de autodeterminaci¨®n. Lo dijo. Lo tengo grabado, y lo dijo. Ya puede contextualizar S¨¢daba lo que le d¨¦ la gana, que lo dijo. Pero tambi¨¦n dijo otras cosas en TVE, como la cobarde alusi¨®n (entre otras lindezas de la m¨¢s pura baja estofa) a que Savater piensa y dice como un polic¨ªa, para luego cargarle el mochuelo a su contrincante, asegurando c¨ªnica y asombrosamente que quien hab¨ªa sacado a relucir a la polic¨ªa hab¨ªa sido Savater. Tambi¨¦n lo tengo grabado, y lo dijo. Es una buena muestra de los niveles de mentira y vileza a que se puede llegar con la innoble actitud de sostenella y no enmendalla en que tantos se obstinan por no querer recoger velas de lo que en Euskadi ya s¨®lo es una triste historia de criminal delirio, disfrazada de ideal pol¨ªtico como coartada para quienes tienen alma de verdugos-
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