El m¨¢s s¨®lido cient¨ªfico social
Bourdieu es, probablemente, el cient¨ªfico social m¨¢s s¨®lido de nuestro tiempo. Hay autores brillantes y ef¨ªmeros: su lectura nos deslumbra, pero la huella que dejan se desvanece pronto. Hay autores opacos y duraderos: su lectura no nos impresiona, pero deja una huella que se profundiza con el tiempo. Los primeros son fluidos; los segundos, s¨®lidos. Los primeros hablan -hablen de lo que hablen- de s¨ª mismos; los segundos hablan del inundo en que vivimos.Cuando leemos, por ejemplo, a Baudrillard, nuestra actitud es a ver lo que dice Baudrillard sobre eso. Cuando leemos a Bour C . lieu, nuestra actitud es: a ver c¨®mo es eso de lo que habla Bourdieu.
Vamos a recordar someramente los hitos de su producci¨®n.
La puerta de su acceso al pensamiento -como ¨¦l mismo recuerda en Choses dites- es la fenomenolog¨ªa -bien dosificada de marxismo-: de Sartre a Merleau-Ponty y a Husserl (un itinerario t¨ªpico en su generaci¨®n). Pero, una vez accedido al pensamiento, lo que le retiene en ¨¦l no son lecturas, sino investigaciones.
Empieza su carrera como antrop¨®logo en Argelia (The algerzans, Beacon Press, 1962; Travail et travailleurs en Alg¨¦rie, Mouton, 1964; L¨¦d¨¦racinement, Minuit, 1964). Se ocupa de la formaci¨®n de un habitus capitalista en un cosmos precapitalista. De estas investigaciones se segregan dos tendencias que recorrer¨¢n como hilos rojos toda la obra de Bourdieu: el concepto de habitus (tomado de Arist¨®teles y Plat¨®n, probablemente a trav¨¦s de Merleau-Ponty -"fuerza formadora de h¨¢bitos"-), central en todas sus concepciones; una mayor atenci¨®n a los ritos que a los mitos -a la pragm¨¢tica que a la sem¨¢ntica- (en el mundo musulm¨¢n hay muchos ritos y pocos mitos). Lo que le alejar¨¢ del estructuralismo, que fue el paso de moda -despu¨¦s de la fenomenolog¨ªa- de la mayor¨ªa de sus coet¨¢neos.
Pronto,empieza a centrarse en el sistema de ense?anza como dispositivo de reproducci¨®n social (Les ¨¦tudiants et leurs ¨¦tudes, Mouton, 1964; Les h¨¦ritiers, Minuit, 1964 -con J.-C. Passeron, traducido por Labor con el t¨ªtulo Los estudiantes y la cultura-, La reproduction, Minuit, 1970 -con J.-C. Passeron, traducido por Laia-). La reproducci¨®n culmina con estas reflexiones: a trav¨¦s de una exposici¨®n muy compleja, desarrolla dos conceptos b¨¢sicos (el de arbitrariedad cultural y el de Wolencia s¨²nb¨®lica). La escuela es un dispositivo de imposici¨®n de la cultura dominante, y s¨®lo puede doblegar la resistencia de j¨®venes procedentes de clases o culturas dominantes mediante la violencia (violencia simb¨®lica que tiende a destruir cualquier cultura o residuo cultural alternativos).
"La reproducci¨®n de las relaciones de clase es tambi¨¦n el resultado de una acci¨®n pedag¨®g¨ªca que no parte de una tabula rasa, sino que se ejerce sobre sujetos que recibieron ( ... ), por un lado, cierta formaci¨®n cultural, y por el otro, un conjunto de posturas con respecto a la cultura".
El concepto de habitus ser¨¢ aplicado en seguida por Bourdieu a la formaci¨®n del propio soc¨ª¨®logo (Le m¨¦tier de sociologue, Mouton / Bordas, 1968 -con J.C. Passeron y L-C. Chamboredon, traducido por Siglo XXI-). Era el inicio de un proyecto ambicioso de enciclopedia de la investigaci¨®n social, que se completar¨ªa con La probl¨¦matique y Les outils (aunque s¨®lo apareci¨® el primer libro).
Conjugando el nivel epistemol¨®gico o de conquista, el metodol¨®gico o de construcci¨®n y el tecnol¨®gico o de constataci¨®n -tomados de Bachelard-, y reforzando sus argumentos con una cuidada selecci¨®n de textos de otros autores, caracterizan el oficio de soci¨®logo como un habitus.
El gusto
Probablemente, el libro de Bourdicu que provoc¨® mayor impacto fue La distintion (Minuit, 1979). Es la investigaci¨®n m¨¢s completa que se haya hecho sobre el gusto. El espacio social ftinciona como un espacio simb¨®lico organizado seg¨²n la l¨®gica de la desviaci¨®n diferencial; las diferencias funcionan como signos distintivos y como signos de distinci¨®n positivos o negativos. El gusto es tambi¨¦n un habitus.
"Todos los agentes de una formaci¨®n social determinada tienen en com¨²n un conjunto de percepciones fundamentales, que reciben un comienzo de objetivaci¨®n en los pares de adjetivos antagonistas empleados para clasificar y cualificar a las personas o a los objetos en los dominios m¨¢s diferentes de la pr¨¢ctica".
La b¨²squeda de la distinci¨®n, lejos de ser un signo de distinci¨®n, como cre¨ªa Veblen, es su negaci¨®n (pues encierra un reconocimiento de la carencia y la confesi¨®n de una aspiraci¨®n interesada). Le senspratique (Minuit, 1980) es una reflexi¨®n sobre el concepto de habitus. Escapando a la alternativa estructuralismo sin sujeto / filosofia del sujeto, encuentra en el habitus (sentido pr¨¢ctico o sentido del juego) -necesidad hecha virtud- un concepto que conjugl lo objetivo y lo subjetivo. Mediante nuestros h¨¢bitos -dec¨ªa MerleauPonty- habitamos el mundo. El sentido pr¨¢ctico es la capacidad de intuici¨®n que permite un comportamiento ajustado a situaciones en las que no hay tiemponi informaci¨®n (como la devoluci¨®n por un tenista de una pelota dif¨ªcil): es el producto de una exposici¨®n duradera a situaciones semejantes a aquellas a las que se enfrenta. Es un ajuste del sujeto al objeto: de las disposiciones a la posici¨®n, de las expectativas a las oportunidades, de las pr¨¢cticas a las estructuras. El habitus es el cuerpo socializado.
La dimensi¨®n pragm¨¢tica del lenguaje es analizada en Ce que parler veut dire (Fayard, 1982). La pregunta que se plantea es: ?la fuerza que act¨²a a trav¨¦s de las palabras est¨¢ en las palabras -voces- o en el portavoz? El portavoz inviste sus palabras de una fuerza que extrae del grupo mismo sobre el que la ejerce.
La autoridad deviene al lenguaje de fuera (por eso apreciamos el chapurreo de nuestro idioma por el Papa y despreciamos el mismo chapurreo por un inmigrante africano): el valor de la lengua oficial o leg¨ªtima es el producto de una desviaci¨®n diferencial de la lengua com¨²n; se llega a un hablar distinguido mediante un trabajo permanente de correcci¨®n (un hablar distinguido es un hablar corregido).
Una instituci¨®n clave para aprender el habitus de la lengua leg¨ªtima es la acad¨¦mica: en Lesson sur -la lesson (Minuit, 1982) y Homo academicus (Minuit, 1984) viene sobre el tema. Analiza las transformaciones recientes de la Universidad francesa.
A lo largo de su producci¨®n hay una clara continuidad: est¨¢ sostenida por los mismos hilos rojos (habitus, ritos). La continuidad se rompe en Choses dites (Minuit, 1987 -inminente publicaci¨®n por Gedisa-). Es una recopilaci¨®n de discursos hablados: lecciones, conferencias, entrevistas. En lo escrito, el texto se autonomiza y el autor se retira. En lo hablado -lo dicho-, el autor est¨¢ en primera fila. Cosas dichas es un libro clave para comprender a Bourdieu.
Babelia
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