Como un sue?o
Para muchos de los presentes, el encuentro con Francisco Buarque era un sue?o largamente acariciado. No en vano, y pese a tener más de dos décadas de carrera tras de sí, esta ha sido la primera ocasión de verle en directo. Sin embargo, la espera valió la pena porque, a sus 43, a?os, Chico Buarque no ha perdido la capacidad de expresar con sus canciones los sentimientos y las vicisitudes de sus semejantes, conservando esa cualidad que sólo poseen los más grandes cantautores.Sobre el fondo sonoro de Olé, olá, uno de los temas de su primer elepé, publicado en 1966, la voz inconfundible de Chico, fue presentando a los nueve músicos que le acompa?aban, todos ellos destacados instrumentistas. De este modo se iniciaba un concierto cuya guinda final, sin contar los dos bises, sería Va? passar, auténtico himno del samba contemporáneo.
Raúl Alcover y Chico Buarque
Raúl Alcover, Chico Buarque (con la colaboración de Ana Belén). Palacio de los, Deportes, 28 de abril.
Pudimos escuchar así algunos de los mejores temas de su nuevo disco, Francisco, recién editado en Espa?a, y hubo varios momentos mágicos: Gota d'agua, As vitrines, Palavra de mulher. Con detalles exquisitos como el del cigarrillo encendido que, con ayuda de la iluminación, acentúa el carácter intimista de Suburbano corac?o, sin que faltase tampoco el desenfreno carnavalesco de Río 42 y Nao existe pecado.
Interesante resultó la participación del cantante y compositor Vinicius Cantuaria, con el que Chico comparte la autoría de dos canciones que flirtean con el rock y los aires caribe?os. En ese aspecto, Yolanda no deja de ser una aplicada versión del espléndido tema de su hermano del alma, el cubano Pablo Milanés.
Fue tras los primeros compases de O qué será cuando hizo su aparición Ana Belén, que se ha se?alado durante estos últimos a?os por interpretar con esmero la música del carioca. Juntos entonaron Noite dos mascarados, en la que Pierrot-Chico y Colombina-Ana se sienten irresistiblemente atraídos el uno por el otro.
Se ha repetido a menudo que lo suyo no es el escenario. No lo era, deberíamos puntualizar, ya que Chico demostró haberse liberado de su ya legendaria timidez escénica y se permitió incluso esbozar unos pasos de samba en compa?ía del maestro Margal, ilustre percusionista, al que presentó como su "profesor de ballet" con motivo del antológico Sen compromisso. Tal es su grado de relajación, que ni siquiera necesita aquellas chuletas que solía colocar en el suelo por si se le olvidaba la letra de alguna canción.
Compareció también el cantaautor granadino Raúl ?lcover. Cumplió el cometido con dignidad y mostró buenas maneras, fusionando sus raíces andaluzas con las formas más actuales de la canción popular.
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