El COI no tiene esperanzas de solucionar las ausencias de Corea del Norte y Cuba en Se¨²l
El Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), aunque deja siempre las puertas abiertas, no tiene esperanzas de que Corea del Norte y Cuba participen en los Juegos de Se¨²l. Ambos pa¨ªses son los m¨¢s significativos de los seis no inscritos para la cita surcoreana. El m¨¢ximo organismo ol¨ªmpico tiene ahora como miedo prioritario las repercusiones del apartheid surafricano. Para evitar amenazas de un posible boicoteo africano, como el que se produjo en Montreal 76, celebrar¨¢ el 21 de junio una asamblea con los principales dirigentes. El COI les ratificar¨¢ entonces su apoyo en contra de Sur¨¢frica.
El COI tiene pr¨¢cticamente aparcado el asunto de Corea del Norte, pues mantiene la opini¨®n de que este pa¨ªs lo que no quiere es abrir sus fronteras en el hipot¨¦tico caso de una coorganizaci¨®n con Corea del Sur. Existe la convicci¨®n de que los norcoreanos han negociado en las cuatro reuniones celebradas hasta ahora con una curiosa praxis: pedir m¨¢s de lo que ofrec¨ªa el COI para que ¨¦ste no aceptara, pues en caso contrario se les plantear¨ªa todo un problema. Uno de los pa¨ªses m¨¢s herm¨¦ticos del mundo tendr¨ªa que abrir sus fronteras a miles de personas, entre atletas, t¨¦cnicos, directivos e informadores.
Shevardnadze, deso¨ªdo
Edvard Shevardnadze, ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, ha mediado ante Corea del Norte, seg¨²n prometi¨® en Madrid a Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, pero in¨²tilmente. Respecto a Cuba, su posici¨®n sigue directamente ligada a Corea del Norte, con quien le han unido siempre lazos de amistad muy estrechos. Los norcoreanos ayudaron a Cuba en los momentos m¨¢s dificiles de aislamiento y, seg¨²n algunas fuentes, contin¨²an facilit¨¢ndole armas y entrenamientos militares en su territorio. Aunque Fidel Castro y sus dirigentes deportivos alaben los esfuerzos del COI, con quien se mantienen en contacto, s¨®lo reconsiderar¨ªan su postura solidaria en caso de que Corea del Norte quedara satisfecha.
"A m¨ª no me ocurrir¨¢ como a Killanin", ha llegado a decir Samaranch para expresar su preocupaci¨®n sobre el asunto surafricano y que no le sorprenda un boicoteo a los Juegos de Seffi. En Montreal 76 se retiraron los pa¨ªses africanos como protesta por la participaci¨®n de Nueva Zelanda, cuya selecci¨®n de rugby jugaba en Sur¨¢frica.
La intenci¨®n del presidente del COI es dar un paso m¨¢s en contra del apartheid. En su opini¨®n, ?ffica es amiga del olimpismo tras arreglarse su deserci¨®n hace 12 a?os, pero quiere oficializarlo a¨²n m¨¢s. Se tratar¨¢ de una gran asamblea, con los m¨¢ximos dirigentes del deporte africano, que concluya con una declaraci¨®n de apoyodel COI para compensar los ¨²ltimos acontecimientos.
Lam¨ªne Ba, secretario general del Consejo Superior de Deportes para Africa, ha declarado que se decidir¨¢ un posible boicoteo cuando se resuelva el 21 de mayo el caso Zola Budd, la atleta brit¨¢nica acusada de mantener relaciones con Sur¨¢frica, su pa¨ªs de origen. ?l 21 de junio puede ser el b¨¢lsamo, si hace falta.
Por otro lado, la decisi¨®n de la International Board, m¨¢ximo organismo que rige el rugby, de permitir nuevamente los contactos con el pa¨ªs del apartheid, es otra espada de Damocles que puede caer en v¨ªsperas de los Juegos de Se¨²l.
El COI ha cuidado especialmente a los pa¨ªses africanos, no s¨®lo declar¨¢ndose siempre en contra de Sur¨¢frica y su apartheid, sino que los ha ayudado de forma importante a trav¨¦s del dinero de Solidaridad Ol¨ªmpica. Samaranch, visit¨¢ndolos todos y entrevist¨¢ndose con sus dirigentes, ha reafirmado tambi¨¦n su postura, pese a la herida siempre abierta por el problema. Los contactos del rugby, sobre todo, y de otros deportes aislados, han supuesto amenazas, luego no confirmadas, porque los ¨²ltimos boicoteos a Mosc¨², en 1980, y Los ?ngeles, en 1984, ten¨ªan prioridad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.