Charlot saca muelas
Hace a?os, no muchos, los cortometrajes de Chaplin eran empleados por Televisi¨®n Espa?ola como puentes para cubrir abismos en la programaci¨®n y horarios desajustados, hasta que llegaron los videoclips a tomar el relevo. No se anunciaban, nadie les esperaba y muy pocos telespectadores les prestaban atenci¨®n.Se aplaude, por tanto, el que ahora, estas ¨²ltimas semanas, los magistrales cortos de Charles Chaplin hayan sido convenientemente empaquetados en forma de ciclo, metidos en una hora perfecta y en un d¨ªa perfecto. Con esta programaci¨®n de los cortos de Charlot se ha hecho justicia con uno de: los m¨¢s grandes creadores de entretenimiento inteligente de este siglo. ?La ha hecho el espectador? Un fehaciente ¨ªndice de audiencias nos habr¨¢ de dar cuenta de la estima en que hoy tiene a Chaplin el p¨²blico. De momento, constatemos que hoy llega a ese ciclo el primer y magistral largo de Chaplin, El chico.
Con El chico Chaplin empieza a sacar, dolorosamente, las muelas a la sociedad -hab¨ªa tanteado la cr¨ªtica social despiadada en algunos cortos, pero s¨®lo eran eso, tanteos-, abri¨¦ndola en canal para mostrar los hedores insufribles de sus tripas; para que su cirug¨ªa tenga mayor eficacia sobre oc¨¦anos de butacas llenas, el cincasta envolv¨ªa sus cr¨®nicas de miseria con mil picard¨ªas extra¨ªdas del follet¨ªn, sin olvidar nunca el estallido de los gags, prudentemente intercalados con ejemplar intermitencia.
As¨ª, en El chico, Chaplin nos pinta unos estremecedores a?os de miseria y una gente pobre, ¨¦l mismo como m¨¢ximo representante de la pobreza. Da por ah¨ª tumbos c¨®micos de primera magnitud, subray¨¢ndolos con sentimentalismos supremos y un lirismo incomparable, para, de repente, introducir el drama, la tragedia, el hijo que no es hijo pero como si lo fuera, arrebatado de sus brazos. Artes c¨®micas y artes lacrim¨®genas compartiendo un filme todav¨ªa hoy moderno en su sencillez, en su econom¨ªa de medios, en su autenticidad. A eso se le llama obra maestra y no se discute.
Comedia tontorrona
Por lo que hace a Autor, autor, es una bastante tontorrona comedia de Arthur Hiller que desparrama sus jugos a partir de una cierta moda que impusiera Kramer contra Kramer -adem¨¢s, Al Pacino es ese mismo ser corriente y bajito que encarnara Dustin Hoffman-, una comedia neilsimoniana de histerias neoyorquinas en ¨¢mbito teatral confrontadas con -y en- la imposible paz del hogar, los cr¨ªos y la ausencia de madre. La brillantez malabar del di¨¢logo puede, en un momento de despiste, hac¨¦rnosla pasar por buena.
El chico, a las 18.00, por TVE-2, y Autor, autor, a las 22.35, por TVE-1.
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