"No contestar¨¦ a esa pregunta"

Sim¨®n Peres no est¨¢ dispuesto a contestar cualquier clase de pregunta. El asesinato, el pasado 16 de abril, del n¨²mero dos y jefe militar de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), Abu Yihad, en su residencia de T¨²nez fue universalmente atribuido, sin que nunca lo desmintiera Tel Aviv, a fuerzas especiales del Estado sionista.Seg¨²n unas versiones, Sim¨®n Peres se hab¨ªa resistido en ocasiones anteriores a dar su aprobaci¨®n al plan, hasta que finalmente el secuestro y asesinato de algunos de los viajeros de un autob¨²s israel¨ª por terroristas de la Organizaci¨®n para Liberaci¨®n de Palestina (OLP) le hizo cambiar de actitud. Peres, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, dio con el silencio su aquiescencia a la operaci¨®n. Nada aquiescente fue, sin embargo, su respuesta cuando el interrogador quiso saber qu¨¦ hab¨ªa de cierto en esa historia.

En un instante de pura irritaci¨®n perfectamente contenida Peres se niega en redondo a contestar: "No dir¨¦ nada sobre Abu Yihad". Todas las preguntas reconocen, sin embargo, varias escuelas de presentaci¨®n. "?Acaso no es cierto que...?". "Le digo que no contestar¨¦ a esa pregunta". D¨¦mosle la vuelta a la pregunta. "?En qu¨¦ medida se ha visto afectada la revuelta palestina por la muerte de Abu Yihad?". Apenas se han terminado de pronunciar estas palabras cuando el ministro israel¨ª canta doble falta. "Pase a la pregunta siguiente".

Pasado est¨¢.

En la cinta magnetof¨®nica que da testimonio del encuentro ha desaparecido como por conjuro este breve intercambio de preguntas con tan formidable como gr¨¢fica respuesta. ?Obedecer¨¢n tambi¨¦n las ondas a los hombres de la seguridad israel¨ª que merodean por la estancia? Ning¨²n mecanismo ideado por la mano del hombre podr¨¢ probar, en cualquier caso, que la pregunta fue tan siquiera formulada.